Tuesday, November 09, 2010

Siendo testigos de la decadencia.























De tal modo que la adoración ecuménica, importada e industrializada por la fe comercial de la prosperidad y del espíritu mercenario del evangelio prostituido, se estableció en nuestras realidades para quedarse por mucho tiempo, indeterminado, es que llevaba ya muchos años con nosotros, muchos como para dejar muy bien parados en esta vida, a todos aquellos que, con una indiferencia de este porte han promovido y financiado la decadencia espiritual e intelectual, dentro del corazón mismo de un pueblo pusilánime que solo aspira a poseer bienes temporales y que descarta, en su proceder más cotidiano, cualquier posibilidad o forma de verdad que los haga volverse de todo corazón a ese Evangelio rústico que produjo en el curso de la historia primitiva de La Iglesia, verdaderos y honestos paradigmas de la fe. Era de esperarse entonces que las instituciones cristianas protestantes, adecuadamente acondicionadas para absorber semejante miseria, no fueran lo suficientemente certeras a la hora de tomar alguna decisión, dejando para otras circunstancias el problema planteado hace rato por la escuela norteamericana de la música y de la predicación estéril, la cual, apoyada por todo un poderoso ejército propagandístico de fe intoxicada, y sustentando y valorando más la experiencia sensual que la de principios, ha logrado enriquecer a un enorme conjunto de personas en el mundo entero que han visto, en esta realidad, una muy buena oportunidad para hacer de la vida espiritual y del alma, un muy organizado y lucrativo negocio.


No obstante, para enquistarse en nuestras realidades, ha debido sortear algunos problemillas que hasta esta hora sólo podríamos denominarlos como “caseros o domésticos”, si, porque hace mucho tiempo ya, La Palabra, la de Dios, la reflexión seria en torno a ella, dejó de ser una premisa y un requerimiento para emprender cualquier realidad Ministerial en nuestro país, por lo tanto, los grandes y espaciosos linderos de la fe institucional, solo han servido para que estos “grandes Ministerios de fe”, o también llamados, "aspiradoras de vida espiritual", utilicen nuestras realidades como verdaderas alfombras en donde puedan deslizarse y llegar hasta nuestras rústicas maneras de vivir, sin siquiera notar que detrás de aquello, una casi idílica columna de los más sorprendentes traductores, exponentes, predicadores, expositores de La Palabra, y quién sabe qué más, invadan en el nombre de una fe ya degradada, el querido hábitat que Dios nos entregó como patrimonio espiritual. Podemos culpar de ello a la globalización misma, no lo sé, cada cual debe tener su propia explicación, su propia responsabilidad, pero lo que no podemos evadir, es el hecho de saber, que toda esta escabrosa y salvaje embestida de los poderes fácticos de la fe comercial, ya había sido advertida por La Palabra profética, el no reconocer este principio y la clara advertencia bíblica al respecto, nos hace dudar incluso de la calidad de nuestro cristianismo antes que toda esta basura llegara hasta nuestras vidas, la cual conocí personalmente, y doy fiel testimonio que a pesar de todas sus limitaciones, el amor era una forma de expresión que nos impulsaba a todos quienes teníamos algo que compartir con los hermanos, a dejar nuestras comodidades para enfrentar el gran desafío que Cristo nos imponía, de tal modo que no era tan difícil hallarnos con hermanos repartidos en todo lo largo y extenso de este territorio, desde lo más extremo del Sur del país, hasta las mismas alturas de un desierto cobrizo y solitario que siempre nos aguardaba y que de continuo nos ofrecía sus mágicas bellezas no tan bien comprendidas por quienes no las conocen.


Es en el seno de nuestro propio cristianismo entonces, en donde se produce la craquelación, es allí a donde apuntaban los que irrumpían sin límites nuestras vidas, en primer lugar, haciéndonos creer que lo nuestro no valía nada, y en segundo término, que lo de ellos sí que tenía valor espiritual. Para condescender y aceptar estas propuestas, el cristianismo protestante chileno debió haber pensado que todo aquello era cierto, que nuestro esfuerzo por llegar hasta sus vidas, con todas nuestras limitadas pero siempre valiosas intenciones, no era suficiente para poder enfrentar las problemáticas de un mundo que estaba en víspera de sufrir una de las más grandes e importantes metamorfosis que iba a cambiar para siempre, conceptos tan importantes dentro del ámbito de las comunicaciones y de la cultura mundial. Así nos llegó la globalización, así nos afectó, como pueblo de Dios, vimos la manera como fueron cayendo una por una las armaduras que muchos con gran esfuerzo, al igual que los muros de Jerusalén, fueron levantando en estas lejanas latitudes para proteger el patrimonio cultural, espiritual y teológico que heredamos de la cristiandad histórica. Nada pudo evitar en ese entonces que la tormenta se desatara, que los gigantes venidos de tierras tan lejanas nos pisotearan, que pasaran a llevar nuestras culturas, nuestros valores, nuestra historia, de nada sirvió la historia sagrada, el Antiguo Testamento, la historia de los Macabeos, ese período inter-testamentario en donde muchos hombres y mujeres, impulsados por un fuerte espíritu de unidad, legaron a la historia Universal, uno de los tesoros más valiosos en lo que respecta a la historia del pueblo hebreo, cuando, en el año 167 a. C., después de que Antíoco emitiera en Judea los decretos que prohibían la práctica de rituales religiosos, un sacerdote rural de Modín, Matatías el Asmoneo, encendió la chispa de la revuelta contra el Imperio seléucida rehusando adorar a los dioses griegos. Matatías asesinó a un judío helénico que se adelantó para ofrecer un sacrificio a un ídolo griego en el pueblo de Matatías. Él y sus cinco hijos huyeron a las montañas de Judea. Tras su muerte, un año más tarde, su hijo Judas Macabeo lideró un ejército de judíos disidentes a la victoria contra los seléucidas. El término macabeos para designar al ejército de Judea proviene del apellido de Judas, cuyo significado es 'martillo'. La revuelta provocó varias batallas individuales, en las que las fuerzas macabeas ganaron infamia en el ejército sirio debido a sus tácticas de guerrilla. Tras la victoria, los macabeos entraron triunfantes en Jerusalén, realizaron una limpieza ritual del Templo, restableciendo los servicios tradicionales judíos e instaurando a Jonatán Macabeo como sumo sacerdote.


Todo ello para proteger el patrimonio sagrado y cultural de la nación, que aún permanecía intacto en los corazones de muchos judíos que se mantuvieron fieles, hasta el final, a los principios y a la Ley de Jehová. Pero nosotros, al no defender nuestras creencias, al no poner en claro por qué luchamos y vivimos en este mundo, no sólo nos quedamos convertidos en esponjas, sino que además, quedamos a expensas de un magnánimo designio de todos aquellos que fueron capaces de convertir, ésta, nuestra realidad, en un triste mercado de ofertas y demandas espirituales, lo cual trajo consigo, sino el derrumbamiento final, por lo menos el debilitamiento de una realidad que bien pudo haber sorteado con mejores resultados, la cruel arremetida de una cultura que ha basado su estrategia y subsistencia, en el silencio cómplice de todos sus Ministros frente a hechos que en la mente y en el alma de la humanidad completa, jamás serán borrados, por infames. Como un huracán las ideas del pensamiento materialista de la fe norteamericana entonces, sacudió nuestros miradas, dejándonos impávidos, arremetiendo contra una rica y valiosa cultura que nos dio la posibilidad de experimentar, en muchos de sus diferentes caracteres, el afecto, el cariño y el conocimiento de un pueblo que jamás volvería a ser el mismo. Es cierto, ya todo cambió, ya nada es lo mismo, nada parece importarle al cristianismo actual, todo da igual, estar con uno o con otro, estar aquí o allá, no tener propuestas, carecer de autocrítica, no comprender bien el costo y el significado de lo que se perdió, el problema ahora ya no es el mensaje, eso fue completamente erradicado de nuestras realidades, el problema es que en el lugar de todo este poderoso conjunto de anticuerpos espirituales que habíamos establecido para defender nuestras realidades, ellos lograron emplazar toda su costosa industria de la fe, pulverizando nuestros estandartes, proveyendo a los mediocres, a los sin compromisos, a los sin llamamiento incluso, de una forma de cristianismo que ahora iba a tener parámetros muy diferentes a los que ya habíamos conocido. Así la Prosperidad estableció que uno de los más importantes sacramentos que te hacen ser un cristiano, ya no es el testimonio que puede y debería dar el Espíritu Santo dentro de tu propia vida, sino, el logro material, las mal llamadas “bendiciones”. Con una forma de fe de esta naturaleza recorriendo de Sur a Norte nuestro país, desde nuestra propia piel, hasta los mismísimos tuétanos del alma, muchos desertores hallaron el camino expedito para introducir, dentro de la vida de La Iglesia visible, todo un conjunto de argumentos extrabíblicos que iban a divorciar, definitivamente a la cristiandad, de la búsqueda sincera y honesta de un Amor irrevocable que nutrió por muchos años, el alma y el corazón de muchos buenos creyentes que produjo el cristianismo nacional.


Nada de esto habría sido posible si los cristianos hubiesen estado en verdad interesados en lo que creían y esperaban de Dios, nada de esto habría podido transgredir la realidad de la vida espiritual si los Ministros hubiesen hecho caso a los dictados de La Palabra de Dios. ¿Dónde estaban ellos entonces? ¿Dónde estaban los profetas? A través de Estados Unidos Dios nos dio una clara y decidora demostración, “con Dios no se puede jugar”. Cayeron pues Las Torres Gemelas, vino el Katrina y barrió con New Orleans, fueron e invadieron a través de una guerra estúpida, un lejano territorio que hasta hoy no sólo les ha traído enormes costos materiales, sino que además, y lo que es más importante, elevados costos por las vidas que se han perdido, porque después de todo esto, luego de la decadencia económica de la cual aún no se levantan, nos debe quedar claro una cosa, sobre todo a nosotros, que sin reflexión alguna hemos adquirido una religión de segunda y terceras manos, que la implicancia de imitar a dichas realidades desde luego, tiene un altísimo costo, ni lo duden. Allí entonces podríamos encontrar tal vez, alguna explicación a toda esta simbiótica escena de sucesos que nos han acontecido solo en estos últimos tiempos, no hay para qué escarbar tanto, la prueba irrefutable está delante de nuestros ojos, y como pueblo de Dios, no la hemos querido aceptar, nos han vendido la pomada para que respetemos sagradamente a quienes han venido a este país, sin mensaje, sin profecía, sin Palabra de Dios incluso, y dejemos de lado a los que Él ha levantado en nuestras grises realidades para darnos Su Palabra.


El cristiano común tiene responsabilidad por cierto en todo esto, no la puede evadir,por esta misma razón es que yo no estoy interesado en reconocimientos por mi trabajo anterior en el Dúo Sal, o en lo que me he dedicado hacer desde hace mucho tiempo atrás por amor al Señor, no soy de los que compran con facilidad, además, Dios no me mandó a congraciarme con los cristianos, menos en el momento histórico en el que nos encontramos viviendo hoy, en donde la pobreza espiritual y la miseria valorica ya no tiene ninguna clase de límites. Estoy aquí entonces para declarar, para profetizar, para confrontar las pobres y esqueléticas ideas de un cristianismo que no dice nada cuando todos los informativos nos dan a conocer que un sacerdote, un “prelado” de la santa Iglesia católica y romana, no solo violó niños en este país, sino que además, creo todo un sistema de corrupción en donde el silencio de sus cercanos, fue costeado por el propio mesías de la fe católica. Si eso no es mafia, ¿qué es entonces? ¿Qué dice el cristianismo a las desigualdades que existe en nuestro país en relación a temas trascendentes como son la salud y la educación? ¿Cómo puede un país que se jacta de tener de todo, incluso un evangelio supuestamente lleno de Gozo y espiritualidad como el nuestro, obviar en su vida diaria y valorica, el frío y el dolor de centenares de compatriotas que aún viven hacinados y sin solución a sus problemas después del terremoto? ¿Nada tienen que decir los profetas del cristianismo miserable, contra todo este sistema de vida que olvida el valor de las almas y de las vidas que mueren a diario, en un Continente que posee uno de los más altos porcentajes de desigualdades sociales en el mundo? ¿Qué les dijo Marco Witt a sus seguidores en Santiago acerca del dolor de la gente en Haití? ¿Qué iba a hacer algún recital en ese país? ¿Qué llevaría su industria y sus millones para ayudar a la economía de La África nuestra?


Jesucristo, el más grande de todos, dijo hace dos mil años atrás, que no existe peor ciego que aquél que no quiere ver. Pero muchos cristianos hoy día se esconden, se han mimetizados pensando que así nunca Dios los va a encontrar, que allí en donde están, en medio de esa plácida y predecible realidad de vida que están viviendo, están seguros, que nada les va a pasar, nada les va a ocurrir, que por persistir y creer en las ofertas de esta decadente realidad, nada tocará sus vidas, pero no es así, lejos está de la realidad algo semejante, ya lo dije, Estados Unidos, que por mucho tiempo se ha jactado de que posee más vida espiritual que nadie, ha reconocido que en los años en que envió más misioneros a recorrer nuestras realidades, inyectó de enfermedades venéreas a muchos seres humanos en Centroamérica para probar la efectividad de los antibióticos, por ello, obviamente, tendrán que pagar, nuevamente, el precio que sea, pero de aquello, ¿les dijo algo Jaci Velazquez, o como se diga o escriba, qué importancia tiene? ¿Profetizó algo Marco Witt como para creer que Dios lo envió a nuestro país? No pueden adular a una persona como yo, para que yo aceptara algo como eso, tendría que estar muerto espiritualmente, muerto y sin comprender que este preámbulo, que esta soledad crepuscular me lleva a Cristo, y lo demás, lo demás no tiene sentido, no habrá memoria alguna de ello, algún día recordarán mis palabras, cuando sea quitado el que ahora lo detiene, mientras tanto, es preferible continuar, admitir mis limitaciones, adquirir un identidad transitoria, por lo demás, ¿qué somos sino, emigrantes en este mundo, emigrantes en el tiempo terrenal con un solo y eterno destino, el descanso celestial?

1 Comments:

Blogger florencio said...

Me parece muy interesante tu comentario, advierto que la filosofía ha sido tu fuerte, no obstante, soy un contrario a las acciones sincretistas de nuestras sociedad, no creo que la unificación dogmática o doctrinal sea el camino para que las sociedades mejoren, de hecho, vivimos en un mundo en donde cada cual puede elegir su propio credo, y cuál es la consecuencia? ¿Somos mejores seres humanos? Desde el momento que la fe cristiana pasó a institucionalizarse y a depender del caracter corrupto de los payasos de Roma, el Evangelio de Cristo ha sufrido irrupciones y desvirtuaciones que lamentablemente han debilitado el caracter de la verdad proclamada por Él, sin embargo, para el que escribe, Cristo sigue siendo un gran desafío de vida diario, un desafío que me impulsa a no dejarme llevar ni por las modas ni costumbres de un sistema plagado de falsedades.

Finalmente, me pregunto, ¿cómo se puede ser cristiano y budista a la vez? ¿Acaso no es más honesto decir que el cristianismo no te satisfizo?

elrecolector

3:10 PM  

Post a Comment

<< Home