Tuesday, December 28, 2010

El Éxodo parece inevitable.






















Pero yo nunca, a pesar de todo el enorme peso de mis dolencias, he pretendido escapar del dolor, de su irrevocable influencia y efecto sobre nuestras vidas. Allí, el clérigo obstuso de la impiedad, es capaz de apuntar con sus dardos envenenados cuando uno se desangra preguntando a Dios y a la vida, el por qué de todas las cosas, lo consideran irreligioso, apóstata incluso, entonces habría que borrar del libro sagrado la vida de Job, porque si es inspirado, cosa que yo creo, es el ejemplo más potente de que la vida humana está llena de sufrimiento, y no porque Job de un momento a otro haya llegado a esa circunstancia, por el contrario, Job es un esteriotipo de lo que puede pasar cuando el hombre, sumido en su transitoriedad material, puede ser probado por Dios y llegar incluso a perderlo todo. El caso de muchos como yo, no es precisamente lo que se parece a esto. Dolerse y llegar a dudar de la existencia de Dios incluso, no representa para mi ninguna clase de contradicción ni de pecado, el que así lo cree, debe estar viviendo su experiencia cristiana en las islas caimanes o en el Caribe, el problema, es que la medida de dolor que se nos ha asignado, pareciera no tener importancia dentro de esta realidad que nos precipita al éxito espiritual y material, evadiendo el elemento constructivo que se relaciona con el carácter. Desde hace muchos años que
vengo poniendo en duda si el cristianismo que nos trajo la modernidad, es el que Dios desea que vivamos, no puede ser que la cristiandad toda, no admita la enorme cantidad de errores con la que se ha manejado toda esta cultura de la realidad protestante, desde la educación, hasta la forma en que manifestamos a este sistema lo que pensamos. La exquisita realidad en la que viven sumergidos gran parte de los representante de esta realidad social y espiritual, llamada, mundo evangélico, hace que el concepto de sufrimiento no tenga importancia, por lo tanto, como consecuencia, uno ve mucha más gente comprometida con el dolor humano dentro de la secularidad que dentro del llamado cristianismo actual. Por ello es que la disidencia con respecto a la vida espiritual que propone el actual sistema de la religión protestante, no es menor, no es como para no tomar en cuenta, y aunque los religiosos profesionales crean que son ellos los parámetros que estamos siguiendo para poner en orden nuestras vidas, la realidad dice otra cosa, porque no todos seguimos vidas predecibles, no todos nos hemos contaminado con la mugre que nos trae la marea televisiva e informática de la miseria actual, contrariamente a ello, el mundo que hemos formado todos quienes creemos y pensamos que la vida cada vez está siendo más dura de lo que creíamos iba a ser, aun conociendo los dictados de la Escritura, cada vez está tomando más forma, más sentido, y una de las claves para ello, no es porque existan los templos o los predicadores y cantantes tipo Mac Donalds, para nada, sino, porque hemos comprendido que tanto el dolor como el sufrimiento humano, son aspectos irrenunciables que deben sobrellevar y estar incluidas tanto dentro nuestras cotidianas realidades como las de nuestras convicciones espirituales.


Cuando Cristo, el Señor, aparece en el contexto histórico que bien nos describe La Escritura, inequívocamente podemos advertir que la realidad en la que Él desarrolló todo su corto pero intenso Ministerio, fue un tiempo de mucha problemática humana, no sólo por el hostigamiento propio de ser parte de un imperio como el Romano, sino que además, porque la realidad socio cultural y religiosa, no permitía a la gente del vulgo acceder a las bendiciones de Dios, es decir, solo aquellos que aceptaban y servían al Status Quo que maliciosamente permitían los representante de las castas religiosas imperantes, eran los que tendrían alguna clase de tratamiento para sus dolencias, los demás, simplemente eran utilizados como bestias de carga, teniendo que sobrellevar sobre sus vidas, ya convertidas en dolorosas esclavitudes, el peso de ritos y ceremoniales que en la más exacta de las apreciaciones, no les permitía mejorar en nada sus condiciones espirituales, morales y materiales. En ese contexto, en ese mundo de degradación espiritual, Jesús hace su aparición, y Él, liderando una realidad profética de enorme importancia para la cristiandad y el mundo al que le tocó vivir, no propone algo diferente a lo que intentamos describir con esta reflexión. Sabiendo de la importancia del dolor, ÉL se da cuenta que la gente de su nación, ha sido atropellada, que sus problemas nos han sido tratados en su verdadera dimensión, por lo tanto, renunciando tal vez a su imperativo mesiánico, asume un rol curativo y pedagógico, labor que no le será impedimento para confrontar las deficientes e inhumanas condiciones en las que son tratados todos quienes esperan de Dios, una respuesta a sus humanas dolencias.


¿Cómo es que personas con el conocimiento que los sacerdotes tenían, llegaron a esa condición? ¿En qué momento se desperfilaron del verdadero propósito al que fueron llamados? Sin duda que todos tenemos algo que decir al respecto, todos hemos leído los evangelios como para tener una clara visión del contexto que mueve al Señor a actuar de ese modo, la religión llegó a convertirse en una muy lucrativa profesión, tanto así que la realidad bíblica nos da antecedentes claros y precisos de cómo eran tratados los dignatarios judíos por los representantes del poder imperial, en ella se constata que el ambiente, aunque beligerante, permitía que la religión no tuviese compromisos con la realidad a que estaba sometida la mayoría de la gente que era parte de esa sociedad. De este modo, Cristo se da el trabajo de ir donde los marginados y establece Su Reino en medio de ellos, no va donde la casta religiosa a dar luz acerca de su mensaje y Ministerio, Él, se encarga de desnudar las deficiencias con que las sectas más importantes de ese tiempo, pretendían consolidarse a costa de ignorar el sufrimiento humano, desde ese punto de vista, su mensaje se torna peligroso y revolucionario, la actitud contestataria con que demanda de ellos el bien en la forma del prójimo, más bien parece la actitud de un profeta que la de un misionero o evangelista, pretender descontextualizar esta realidad de la vida del Señor y exponerlo como un humilde carpintero simplemente resulta absurdo. El no dar respuestas a las demandas de los fariseos y sacerdotes cuando se es requerido por ellos, no es precisamente una clase magistral de obediencia al poder impuesto por Dios, sino todo lo contrario, Él advierte, en su experiencia como hombre, que la gente no está siendo tomada en cuenta, que los enfermos están viviendo vidas culposas por causa de los “prejuicios religiosos”, por lo tanto, este antecedente permite que su mensaje esté fuertemente dirigido a liberar a las personas de las esclavitudes a que están siendo sometidas por la enrarecida realidad espiritual de aquél tiempo, y no a otra cosa.


El Señor, por lo tanto, da a conocer que su mundo interior ha sido afectado por el entorno en el que vive, y por lo tanto, no puede ignorarlo ni menos dejar pasar la oportunidad para hablar, en Nombre de la divinidad, con respecto a la necesidad que vive la gente de su tiempo, su mesianismo entonces, se torna engorroso para los religiosos, para los más ortodoxos, pero no para el vulgo, he aquí uno de los mayores méritos que tiene la experiencia del Señor como hombre, el que su vida ministerial haya estado unida al sufrimiento de las personas, nos hace comprender que la verdadera dimensión del dolor que había en Él, estaba basada en las grandes esclavitudes a la que eran sometidas las personas de su nación solo por el hecho de no tener dinero. Esta actitud mercenaria de parte de los representantes de la religión de aquél tiempo, fue combatida duramente por el Señor, no podía ser de otra manera, Jesús, el Señor de señores, no iba a enmudecer, aunque la profecía dijera que el Mesías no alzaría su voz, contrariamente a ello, no solo alzó la voz, sino que hizo lo que ninguno había hecho en toda la historia de ese pueblo, proponer una realidad de Dios basada en la experiencia humana, en su más íntima y frágil condición, el dolor, por ello es que el mensaje de Jesús prácticamente desapareció de la vida y del lenguaje de los cristianos modernos, no es útil para ellos el que un Persona como Jesús, relativice la condición de la religión para poner en el centro de toda esta cuestión el dolor y la miseria humana.


Cristo por lo tanto, se encumbra por sobre toda esa trágica realidad de hienas y animales salvajes, poniendo como centro de su exposición, las dolencias de gente como nosotros, crónicas, insalvables, Él está consciente de que la vida desde arriba se ve distinta desde aquí abajo, para nosotros, para la gente común de su tiempo, se trata de una tremenda experiencia, Dios no ha olvidado el sufrimiento de su pueblo, ÉL se ha acordado y ha visitado a su pueblo, hasta lo más disidentes, hasta los más marginados, incluidos los Samaritanos, la necesidad no es solo de su pueblo sino más bien, del ser humano, la criatura humana necesita a Dios y ÉL se ha convertido en un interprete de nuestras dolencias y necesidades. ¿Y cómo podríamos entonces ignorar semejante cometido, de qué parte de la religión actual podríamos conseguir a uno semejante a Él? Hoy día, con una realidad espiritual materialista y comercial como la que existe, es obvio que el sufrimiento humano pasa a ser un estorbo para el éxito de una empresa como esta, o en el mejor de los casos para los organizadores de la comparsa actual, las necesidades y enfermedades de la gente pueden ser utilizadas para alcanzar logros económicos, así es como muchos grandes y pequeños ministros de Dios han entendido el Llamamiento, así es como viven encapsulados ignorando el gran éxodo de cristianos de este sistema ruin de demandas y ofertas espirituales, en tal condición, ¿qué será mejor, quedarse allí y aceptar guardando silencio, o enfrentar desde cualquier punto vista toda la tragedia a que nos están empujando los cultores de reinos materiales y momentáneos? Cada uno tiene la respuesta, lo peor sería hacer lo que no debemos hacer, ignorar, seríamos cómplices, a la manera de lo expuesto por M. Luther King, y creo que ese no es el mejor y más seguro camino. A los que piensan así, les dedico el Documental que se encuentra en Internet, LAS FOTOGRAFÍAS DEL INFIERNO NAZI, puede que al verlo, las conciencias se iluminen un poco y decidan a ponerse en el lugar que corresponde.

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