Friday, March 04, 2011

A un año de la tragedia.

















A un año de la gran tragedia, pareciera que el tiempo se hubiese detenido, que no avanzáramos, que nuestras pisadas permanecieran intactas, en el mismo sitio en donde aquella noche nos sorprendió ese trágico hecho. Pareciera también que los seres humanos estamos compuestos de dolor, que nuestra estadía sobre este mundo consistiera básicamente, en ser capaces de sobrellevar y soportar las indulgencias propias de vivir en un planeta que no toma en cuenta absolutamente nada, me refiero a lo humano, cuando se trata de activar sus poderosas fuerzas, aún desconocidas para los mortales, en circunstancias que aquí arriba, sobre la maleza y los continentes de cemento que hemos construido, la vida gime y se desarrolla a pesar de la tragedia que nos urge a diario por ganarnos el pan de cada día. En este caso, las grandes catástrofes solo vienen a confirmar una vez más, que las cosas no andan muy bien sobre este planeta, que a pesar de lo que gastamos en entretención y en disuasión para no quedarnos petrificados frente a la fuerza da la realidad, la naturaleza aún permanece tal y cual como Dios la dejó cuando Él se sentaba sobre el circulo de la tierra, impredecible, inmutable, casi en una actitud de indiferencia y de soberbia que no tiene parámetros, sin importarle en lo absoluto que cada vida que transcurre a diario, es la suma de interminable de sueños y esperanzas que no culminan cuando el hombre pierde su existencia en tales y semejantes tragedias, como el maremoto y el terremoto pasados, porque el sentido de la vida que nos dicta el porvenir, nos mueve a creer que el viaje aún no se termina, que aún nos queda mucho camino por recorrer, porque no sabemos cuándo todo esto terminará, por lo tanto, debemos ser capaces de aguantar hasta donde podamos, otra cosa nos dejaría fuera, fuera de la moral con que Dios desea que enfrentemos tales desgracias. Los cobardes aquí, no tienen voz.


Pero a pesar de todo esto, uno siempre tiende a juzgar las cosas que nos pasan desde otras perspectivas, desde otros y ocultos linderos que no siempre son tomados en cuenta a la hora de buscar las enseñanzas y ponerlas de una manera que no puedan sonar soberbias o radicales, uno desearía pensar la vida de otra forma, de otra manera menos comprometida tal vez con valores trascendentes, cosa que por decir ciertas verdades al respecto, no tuviese uno que recibir siempre el mismo pago. Es que desde hace tiempo hasta ahora, pareciera ser que hubiese muchos en este mundo que se pasan la vida y las horas pidiendo a Dios porque las catástrofes se hagan realidad ya, disfrutan con ver sufrimiento ajeno, piensan de qué manera se podría utilizar el sufrimiento humano para tomar algo de ello y convertirlo en rédito, así como los que construyen y venden guerras a los constructores de armas en el mundo entero, a la manera de Busch o de quien sea, si el problema ocurre, es porque simplemente el campo es sumamente fértil cuando tenemos que hablar de desdicha y de miserias humanas, aunque existan los eriales, aunque la tierra esté llena de congojas, siempre habrá de esa clase de seres que sabrán sacarle un buen partido a las catástrofes, es parte de la naturaleza pervertida del hombre, como esa casta de sinvergüenzas que le han robado hasta el alma a la gente de mi país, utilizando los mecanismos que te permite el poder para evadir el concepto ético más alto y menos practicando de la Torá que nos va quedando, como es el de ayudar y respetar a tu prójimo cual sea su condición, el ser empático en sus problemas, en sus necesidades, porque existe en nuestra triste realidad, desde alcaldes a meretrices, dispuestas a negarle a otros el pan con tal de quedarse con una tajada el día en que se supo, en este Chile terremoteado, que habría dinero y apoyo para aquellos hermanos chilenos que lo habían perdido todo el día del cataclismo.


La contraloría puso en duda una cantidad no despreciable de dinero que según las autoridades había sido destinada, como dije antes, a ir en ayuda de los más afectados con el terremoto del año pasado, no es algo que podamos poner en duda, se trata de un juicio imparcial de uno de los pocos medios con que contamos, como sociedad, para saber si nuestro país está o no contaminado con ese extraño pero persistente germen de la codicia. Esta noticia viene también a respaldar el hecho de que, no solo la tierra se está moviendo, sino que también, la vida valorica, la que no se toma en cuenta, la que tal vez algún periodista honesto de nuestro país, intentó en algún momento, poner en la conciencia de medio Chile pensando que por la abultada cifra de millones de pesos chilenos aún no explicados por la Derecha que nos gobierna, esto prácticamente pondría a la chilenidad toda en estado de real emergencia, craso error, porque el chileno común y corriente, perdió hace mucho tiempo atrás la capacidad de asombro, porque al igual que “los burrócratas” que hay en los mandos medios de nuestra empedrada realidad estatal, los hay también en el periodismo y en otras disciplinas más, porque a un periodista de espectáculos o de deportes le importa un carajo todo aquello, por ello es que cuando todo esto se dio a conocer, Shiiiiile estaba en otra, a esa misma hora el chileno común solo quería saber, obligado por las circunstancias y el poder del periodismo barato, qué iba a ocurrir con nuestro fútbol nacional, si se iba o no la marica del Bielsa de Chile, si se quedaba o no, toda esa basura estuvo en el lenguaje y el pensamiento de una Nación con un Llamamiento de una enormidad casi espacial, cósmica, por mucho tiempo llegó a ser más importante incluso que los desaparecidos por el tsunami, más aún, muchos de los cristianos opinantes, que no son pocos, creyeron que el tema de Bielsa y la selección, era un tema tan relevante que había que tomar parte de la discusión, el Mesías por lo tanto ya estaba en Chile, así que, ¿a qué esperar a Cristo si Bielsa ya nos había convertido en los Namber guan del fútbol mundial? Aunque no hayamos ganado ninguna copa, ni siquiera segundos o terceros lugares en algún campeonato de fútbol profesional.


Pero bueno, la maldad existe, de distintas formas, y este país, créanlo o no, está poniendo en práctica muchas de ellas que rayan en lo extremo, casi en lo infrahumano, en lo que produce más dolor, como es la indiferencia, el hacer que las cosas que nos suceden a todos, pasaran por que sí no más, o porque un miserable texto de la Biblia así lo dice, el problema para mi entonces, va mucho más allá de meros cantitos de adoración que suelen enternecer el alma y la conciencia de cristianos que son capaces de ignorar la verdad de muchos siervos de Dios que a pesar de la dolorosa vulgaridad con que han sido tratados sus Ministerios y vidas, continúan advirtiendo a la humanidad de los costos que tendrá el mantenernos viviendo al modo que lo estamos haciendo sin considerar que la fuerza de la naturaleza puede llegar a convertirse, en un momento a otro, en un poderoso instrumento de justicia para un Dios que no tolera la falsedad e hipocresía humana, en ninguno de sus envases. Y como yo no quiero ni deseo tampoco convertir esta reflexión en un mero mensaje político, porque no lo soy, reflexiono en la dimensión que puede alcanzar una realidad espiritual si no asume su condición en toda su honesta perspectiva, quedarse tal vez convertidos en niños sea la mejor alternativa, para no tener que confrontarse con el medio, no obstante, un cristianismo sin desafíos ni expectativas proféticas válidas, no tiene sentido en este tiempo ni en este mundo, ¿a dónde se dirige?, ¿qué propone?, ¿qué exige?


La realidad católica no tiene herramientas para confrontar la iniquidad de un Estado que jura de rodillas estar preocupado de los más necesitados, cuando, ellos solos, sin añadir a otros bandos políticos, concentran la mayoría de la riqueza de nuestra nación, el catolicismo chileno y mundial no puede ejercer funciones contextuales de peso a la hora en que sus príncipes están siendo acusados de pedofilia y otros delitos más relacionados con el arte de la sexualidad practicada con niños, Karadima propone una forma de encrucijada casi profética para una realidad espiritual corrupta que alimenta a sus seguidores de mentiras. El protestantismo chileno además, no permite que sus profetas puedan alzar la voz, la bonanza material y todas sus implicancias dentro del plano de la vida valórica y espiritual del cristiano, impide que problemas morales de gran importancia como los antes descrito en esta reflexión, sean tomados en cuenta por la cristiandad, esta forma corrupta de interpretar la fe además, da lugar a que los mediocres y cobardes tomen el control de los medios de comunicación y el problema profético prácticamente no tenga importancia. Por ello es que cada uno de nosotros debe hacer todo lo posible por intentar dar sentido a su realidad espiritual, sin siquiera considerar la opinión de los grandes maestros de la hipocresía, el mensaje profético siempre será dejado de lado, siempre será más importante alabar a Dios que declarar a los cristianos y la gente que subsiste dentro de este sistema, la incisiva verdad que nos revela Su Palabra, es que los Ministros y ministerios tanto nacionales como internacionales, han eliminado prácticamente de la vida de La Iglesia de Cristo, conceptos fundamentales que dieron origen al planteamiento profético, la profesión de predicar y cantar alabanzas en boga en este momento y la industria que los respalda, es una muestra elocuente de cómo el cristianismo actual, prácticamente, carece de fuerza moral y ética como para enfrentar la realidad socio cultural y contextual de este sistema, para ello, solo sería necesario que alguien pagara el precio, pero la pregunta es, ¿quién lo pagará?, ¿quién estará dispuesto a ponerse en la brecha y defender el derecho de Dios? Me temo que hay pocas esperanzas, hoy día la fe comercial solo defiende aspectos institucionales y no lo que dicta La Palabra de Dios, por lo tanto, si no somos capaces de entender el tiempo que vivimos, podría llegar a ocurrirnos lo mismo que le ocurrió a Israel cuando iba por el desierto, situación que La Palabra describe claramente como una deserción y que tuvo un costo tremendo para aquellos que no lograron entrar a la tierra prometida.


Este es el tiempo entonces de no retroceder, de acercarnos a Dios, de creerle, de no dejarnos embaucar por neófitos que solo piensan en el bienestar económico más que en el bien que nos aguarda en la eternidad cuando Cristo nos venga a buscar, otro mensaje no tiene importancia, el mundo y su condición nos dicta al parecer, que el tiempo parece estar cerca. De no ser así, tenemos la obligación de mantenernos fieles a sus preceptos aunque no concordemos con el sistema religioso, aunque no tengamos filiación con alguna secta o realidad nominal, como Iglesia de Cristo, estamos absolutamente seguros que, al vivir bajo su amparo, su misericordia no nos abandonará, y por lo tanto, una vez más, Cristo estará junto a nosotros para dar esta última y determinante batalla que definirá lo que muchos han preferido ignorar y silenciar descarada y soberbiamente.

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