CRISTIANISMO, UNA FE HISTÓRICA.
Permanecer y mantenerse fiel a Dios entonces es la consigna
en este caminar, a pesar de todo lo vulnerable que nos encontremos, Dios ha
guardado de los suyos durante toda la historia y seguirá haciéndolo. Somos
parte de un pueblo que se haya diseminado sobre la tierra, un pueblo con
historia, un pueblo que ha ido dejando una huella, a veces imperceptible, como
todo pueblo errante, pero una huella que no se podrá borrar fácilmente.
Nuestra razón de ser no tiene nada que ver con la imaginería
de la fe gringa, los charros mexicanos o
la parodia centroamericana al estilo cumbianchero, para nada, somos un conjunto
de personas adheridas a una forma de fe que pertenece al pasado, a un segmento
de la historia que ha modelado el carácter del hombre occidental, de tal modo
que los íconos actuales del protestantismo mundial, con toda su porquería de fe
comercial y su apostasía evidente, no nos representa en lo más absoluto, ni con
su música afeminada ni con su forma de encarar el mensaje bíblico, es más, el
abismo que existe entre ellos y gente como nosotros, que tenemos una marcada
identidad con la verdadera vida de Cristo, y los papanatas que ha producido la
fe comercial de hoy, es tan enorme, que no existe siquiera la necesidad de
publicarlo, simplemente es evidente.
La fe histórica que nos da a conocer el mensaje de La
Palabra de Dios, nos ha dado una muy clara demostración de lo que debemos creer
y defender en estos días, hasta con nuestras vidas si es necesario, la
debilidad que ha mostrado en cambio la realidad espiritual de La Iglesia de
Cristo al modo actual de fe en su aspecto fundamental, desde luego define,
nuestras propia realidad, y por su puesto la de ellos. Seguidores de tal o cual
predicador, defensores de cantantes abiertamente ecuménicos y hasta declarados
altruistas de la moda homosexual en América Latina, se han apoderado de las realidades
espirituales y de las mentes, no de cualquier mente sino, la de un cristianismo
que no advierte el peligro en el que se encuentra cuando, estos auténticos
mercenarios de la fe cristiana, son capaces de alzarse como modelos de vida
espiritual, obviando como siempre, todo el enorme depósito de principios y
valores que nuestros antepasados en la fe, fueron capaces de defender hasta con
sus vidas.
El cristianismo actual, le ha dado está posibilidad a
quienes hoy día los dirigen al estilo Roma en el catolicismo, lejos de
confrontarlos con los principios bíblicos, les han permitido gobernar y a
través de ello, enriquecerse de tal forma que no ha pasado inadvertido por las
cadenas noticiosas seculares, lo cual representa una de las vergüenzas más grandes
de este último tiempo para el cristianismo protestante mundial, sobre todo en
países en donde el hambre aún, es una realidad absoluta y total. Existe, para
ello, un mutismo claro, una defensa que se transforma en un muro infranqueable y
a la vez, la más degradante y perversa demostración de lo que es capaz de hacer
una realidad más preocupada de las cantidades y el dinero, que de las almas que
sufren a diario en este mundo, lo cual nos permite afirmar con absoluta
seguridad, que lo dicho por Las Escrituras hace dos mil años atrás, era cierto,
La Apostasía tiene título, fecha y nombres.
Quienes protegen a esta forma de cristianismo, quienes
lucran con esta forma de fe, no desean que estas cosas se den a conocer, por
ningún motivo, usan la propia Palabra de Dios para excusar a estos magnates, a
estos enviados de las tinieblas, les parecen incluso hasta divertidos, como si
en el mundo no hubiera suficiente sufrimiento, no hubiese enfermedades que
sanar, que el Evangelio de lo único que se trata es de dinero, de materia, y El
Amor de Dios, es solo un producto que se puede intercambiar, vender, exponer y
hasta pisotear, porque lo que cuenta es otra cosa, algo que no tiene nada que
ver con la ternura con la que hablaba El Apóstol Pablo a sus hermanos, para ellos,
las vidas de estos grandes hombres de Dios pasaron de moda, ellos no tienen
nada que aprender ni compartir de esa clase de vidas. La ética ministerial, la
vida valórica, los fundamentos que dan forma y sentido a nuestro cristianismo,
no corre, y como no corre, pueden hacer lo que les plazca, lo que ellos
quieran, nadie dirá nada, nadie objetará absolutamente nada, porque se trata de
una APOSTASÍA con ribetes mundiales, con caracteres enormes, se trata de una
traición al alma del cristianismo bíblico y honesto, y, por lo tanto, la
objeción no será respaldada, de ningún modo, seguirán construyendo edificios a
costos estratosféricos mientras en el mundo aún hay seres humanos que mueren de
hambre, sus íconos, resguardados y blindados por el cristianismo de las
alabanzas, continuaran en su carrera de avaricia y de ambiciones terrenales,
ignorando el mensaje profético y contextual de La Palabra de Dios.
Así es como te conviertes en un luchador, en un peleador,
como no logras entender la manera en que toda esta basura se ha generado dentro
de una realidad supuestamente espiritual y de Dios, te ves en la obligación de
decir lo que sientes, con todo lo que tengas para ello, sea poesía, canción o
texto, todo puede servir, aún hay conciencias adormecidas que deben ser
despertadas, de otro modo, todo se perderá. Así también es como nuestra fe, histórica,
fidedigna, logró producir hombres de gran valor, poetas, escritores, profetas,
hombres que dieron a nuestra fe, un sentido de pertenencia, con una identidad
que todo el dinero que ha producido el cristianismo de las bendiciones en el
correr de todos estos años, no sería capaz de engendrar en un solo día, porque
lo realmente notable de esta disputa, no es que exista estas diferencias,
siempre las habrá, es que en medio de todo este acontecer, aceptándolo o no, se
encuentra Dios, El Espíritu Santo, y sin duda nada de lo que está ocurriendo
con nuestro cristianismo, pasa inadvertido por Él.
Nuestra fe proviene de Abraham, desde allí hemos recibido la
bendición de sabernos amados y guiados en este mundo por un Dios como nuestro
Dios, un Dios que no ignora nuestro dolor, nuestras enfermedades, nuestras
necesidades, Él ha estado siempre cerca de nosotros para que esta clase de
perversión, no llegue a debilitar nuestras convicciones, y para que ello no
ocurra, la señal de Su Amor y de Su Presencia en nuestras vidas, como aquella
sobre el dintel de las puertas de los israelitas en Egipto, nos da la seguridad
de que nada ni nadie podrá movernos un solo ápice de lo que creemos y llevamos
en nuestros corazones, en forma de esperanza, en una expectativa de fe que para
aguardar El Retorno de nuestro Salvador e irnos con Él, no es necesario tener
una suculenta cuenta bancaria ni menos estar allegado a quienes piensan de ese
modo, sino, tener la seguridad en el alma, que así como nuestros antepasados
pudieron, nosotros también, porque al final es Dios, y no los hombres quienes
dirigen el acontecer que nos ha tocado enfrentar, no son los llamados “grandes
ministerios” los encargados de transferirnos el mensaje de Dios para nuestras
vidas, sino, El Espíritu Santo, el cual continúa y continuará protegiendo el
caudal espiritual que Dios con tanto Amor, deja caer cada día sobre las
realidades de todo este mundo, sean pobres o ricos, sean negros o blancos,
Dios, El Dios de Abraham y Jacob, está vigente y vivo, vivo para que vivamos
por Él y para ÉL.
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