Tuesday, December 05, 2017

CRISTIANISMO, UNA FE HISTÓRICA.







Permanecer y mantenerse fiel a Dios entonces es la consigna en este caminar, a pesar de todo lo vulnerable que nos encontremos, Dios ha guardado de los suyos durante toda la historia y seguirá haciéndolo. Somos parte de un pueblo que se haya diseminado sobre la tierra, un pueblo con historia, un pueblo que ha ido dejando una huella, a veces imperceptible, como todo pueblo errante, pero una huella que no se podrá borrar fácilmente.

Nuestra razón de ser no tiene nada que ver con la imaginería de la fe gringa, los charros mexicanos  o la parodia centroamericana al estilo cumbianchero, para nada, somos un conjunto de personas adheridas a una forma de fe que pertenece al pasado, a un segmento de la historia que ha modelado el carácter del hombre occidental, de tal modo que los íconos actuales del protestantismo mundial, con toda su porquería de fe comercial y su apostasía evidente, no nos representa en lo más absoluto, ni con su música afeminada ni con su forma de encarar el mensaje bíblico, es más, el abismo que existe entre ellos y gente como nosotros, que tenemos una marcada identidad con la verdadera vida de Cristo, y los papanatas que ha producido la fe comercial de hoy, es tan enorme, que no existe siquiera la necesidad de publicarlo, simplemente es evidente.

La fe histórica que nos da a conocer el mensaje de La Palabra de Dios, nos ha dado una muy clara demostración de lo que debemos creer y defender en estos días, hasta con nuestras vidas si es necesario, la debilidad que ha mostrado en cambio la realidad espiritual de La Iglesia de Cristo al modo actual de fe en su aspecto fundamental, desde luego define, nuestras propia realidad, y por su puesto la de ellos. Seguidores de tal o cual predicador, defensores de cantantes abiertamente ecuménicos y hasta declarados altruistas de la moda homosexual en América Latina, se han apoderado de las realidades espirituales y de las mentes, no de cualquier mente sino, la de un cristianismo que no advierte el peligro en el que se encuentra cuando, estos auténticos mercenarios de la fe cristiana, son capaces de alzarse como modelos de vida espiritual, obviando como siempre, todo el enorme depósito de principios y valores que nuestros antepasados en la fe, fueron capaces de defender hasta con sus vidas.

El cristianismo actual, le ha dado está posibilidad a quienes hoy día los dirigen al estilo Roma en el catolicismo, lejos de confrontarlos con los principios bíblicos, les han permitido gobernar y a través de ello, enriquecerse de tal forma que no ha pasado inadvertido por las cadenas noticiosas seculares, lo cual representa una de las vergüenzas más grandes de este último tiempo para el cristianismo protestante mundial, sobre todo en países en donde el hambre aún, es una realidad absoluta y total. Existe, para ello, un mutismo claro, una defensa que se transforma en un muro infranqueable y a la vez, la más degradante y perversa demostración de lo que es capaz de hacer una realidad más preocupada de las cantidades y el dinero, que de las almas que sufren a diario en este mundo, lo cual nos permite afirmar con absoluta seguridad, que lo dicho por Las Escrituras hace dos mil años atrás, era cierto, La Apostasía tiene título, fecha y nombres.

Quienes protegen a esta forma de cristianismo, quienes lucran con esta forma de fe, no desean que estas cosas se den a conocer, por ningún motivo, usan la propia Palabra de Dios para excusar a estos magnates, a estos enviados de las tinieblas, les parecen incluso hasta divertidos, como si en el mundo no hubiera suficiente sufrimiento, no hubiese enfermedades que sanar, que el Evangelio de lo único que se trata es de dinero, de materia, y El Amor de Dios, es solo un producto que se puede intercambiar, vender, exponer y hasta pisotear, porque lo que cuenta es otra cosa, algo que no tiene nada que ver con la ternura con la que hablaba El Apóstol Pablo a sus hermanos, para ellos, las vidas de estos grandes hombres de Dios pasaron de moda, ellos no tienen nada que aprender ni compartir de esa clase de vidas. La ética ministerial, la vida valórica, los fundamentos que dan forma y sentido a nuestro cristianismo, no corre, y como no corre, pueden hacer lo que les plazca, lo que ellos quieran, nadie dirá nada, nadie objetará absolutamente nada, porque se trata de una APOSTASÍA con ribetes mundiales, con caracteres enormes, se trata de una traición al alma del cristianismo bíblico y honesto, y, por lo tanto, la objeción no será respaldada, de ningún modo, seguirán construyendo edificios a costos estratosféricos mientras en el mundo aún hay seres humanos que mueren de hambre, sus íconos, resguardados y blindados por el cristianismo de las alabanzas, continuaran en su carrera de avaricia y de ambiciones terrenales, ignorando el mensaje profético y contextual de La Palabra de Dios.

Así es como te conviertes en un luchador, en un peleador, como no logras entender la manera en que toda esta basura se ha generado dentro de una realidad supuestamente espiritual y de Dios, te ves en la obligación de decir lo que sientes, con todo lo que tengas para ello, sea poesía, canción o texto, todo puede servir, aún hay conciencias adormecidas que deben ser despertadas, de otro modo, todo se perderá. Así también es como nuestra fe, histórica, fidedigna, logró producir hombres de gran valor, poetas, escritores, profetas, hombres que dieron a nuestra fe, un sentido de pertenencia, con una identidad que todo el dinero que ha producido el cristianismo de las bendiciones en el correr de todos estos años, no sería capaz de engendrar en un solo día, porque lo realmente notable de esta disputa, no es que exista estas diferencias, siempre las habrá, es que en medio de todo este acontecer, aceptándolo o no, se encuentra Dios, El Espíritu Santo, y sin duda nada de lo que está ocurriendo con nuestro cristianismo, pasa inadvertido por Él.


Nuestra fe proviene de Abraham, desde allí hemos recibido la bendición de sabernos amados y guiados en este mundo por un Dios como nuestro Dios, un Dios que no ignora nuestro dolor, nuestras enfermedades, nuestras necesidades, Él ha estado siempre cerca de nosotros para que esta clase de perversión, no llegue a debilitar nuestras convicciones, y para que ello no ocurra, la señal de Su Amor y de Su Presencia en nuestras vidas, como aquella sobre el dintel de las puertas de los israelitas en Egipto, nos da la seguridad de que nada ni nadie podrá movernos un solo ápice de lo que creemos y llevamos en nuestros corazones, en forma de esperanza, en una expectativa de fe que para aguardar El Retorno de nuestro Salvador e irnos con Él, no es necesario tener una suculenta cuenta bancaria ni menos estar allegado a quienes piensan de ese modo, sino, tener la seguridad en el alma, que así como nuestros antepasados pudieron, nosotros también, porque al final es Dios, y no los hombres quienes dirigen el acontecer que nos ha tocado enfrentar, no son los llamados “grandes ministerios” los encargados de transferirnos el mensaje de Dios para nuestras vidas, sino, El Espíritu Santo, el cual continúa y continuará protegiendo el caudal espiritual que Dios con tanto Amor, deja caer cada día sobre las realidades de todo este mundo, sean pobres o ricos, sean negros o blancos, Dios, El Dios de Abraham y Jacob, está vigente y vivo, vivo para que vivamos por Él  y para ÉL.                     

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