Wednesday, January 23, 2008

¿Religión cristiana o cristianismo?








¿Pero de qué modo sustenta el hombre de hoy su vida espiritual teniendo en su entorno realidades absolutamente relativas, cuando lo que oye como música de Dios carece de reflexión, cuando lo que escucha y cree ser Palabra de Dios simplemente pertenece al más consagrado e híbrido reflejo de lo relativo o comercial?

Es bien sabido que el cristianismo Apostólico jamás gozó de nada, ni de poseer bienes temporales ni de ser reconocido como una religión estatal. Pero si de algo puede jactarse, es el haber sido blanco del odio de cuanto emperador y tirano se levantó en el momento en que recién florecía en medio de todo el hedonismo y degeneración que implantó tanto el imperio griego como el romano. No obstante, en la medida en que iba desarrollándose el cristianismo aún naciente, nada ni nadie quedó exento de las influencias que iba dejando esta joven y sencilla forma de vida. Más para bien que para mal, el cristianismo fue introduciéndose paulatinamente en la vida común de quienes fueron afectados por las enseñanzas del carpintero de Galilea, a pesar del Imperio, a pesar de que muchos cristianos terminaron siendo presa de leones o simplemente quedaron amputados para poder transmitir a otros las verdades más radicales con las cuales Dios los envió a cada rincón del imperio, en donde la PAX Romana era una completa realidad.

Sólo hasta cuando apareció en la historia un hombre como Constantino, sólo allí la verdadera Iglesia de Jesucristo se vio frente a un real y poderoso enemigo, es decir, ni las persecuciones, ni los asesinatos, ni las crucifixiones de inocentes seres humanos logró apagar ni apaciguar el grito de libertad proclamado por los primeros cristianos, pero cuando Constantino aparece en la historia, también aparece una forma de convencimiento mucho más inteligente de parte de los opositores de la nueva doctrina, se trata ahora del soborno, del silenciar conciencias, de darle a los perseguidos el espacio necesario para que ellos no se sientan discriminados. Para los cristianos de ese momento no fue fácil comprender lo que estaba ocurriendo, de pronto cesaban las persecuciones, el hambre por perseguir y matar cristianos estaba desapareciendo, y lo más extraño de todo, es que a los cristianos, que jamás tuvieron espacio físico para vivir la experiencia de Cristo en comunidad, se les ofreció un lugar en donde pudiesen establecerse y manifestar abiertamente su propia fe.

Es en este preciso momento cuando el verdadero cristianismo muere y nace así, el cristianismo falso, el aparente, el único aceptado como histórico, dando por catapultada una de las características más sobresalientes y notables del cristianismo Apostólico y que hasta ese instante aún conservaba, se trata de su espíritu nómade.

Todo entonces desde allí se vuelve sedentario, las oraciones, los cantos, La Palabra, la reflexión, ya nunca más en toda la historia humana aparecerían nuevamente hombres como el Apóstol Pablo, el Apóstol Pedro, y otros más, el convenio suscrito por los herederos de esta tradición, decía con letras muy pequeñas, “ya no más radicalismo, ya no más cuestionamientos al poder establecido, no hablar jamás de iniquiedades, de corrupción, de relativismo.” Para lograr embaucar a un cristianismo profesante y comprometido con las verdades de Cristo fue necesario pues, que el mismísimo Emperador corrupto se declarara jefe de La Iglesia de Cristo. De este modo, el propio cristianismo pasó a ser sólo una excusa más del tirano para que éste siguiera cometiendo toda clase de maldades, aunque los historiadores, incluso los historiadores cristianos, aceptan que él haya experimentado un “convertimiento genuino al Señor Jesucristo.” Pero bien, lo realmente trágico de todo, fue que cada zancada que iba dando el engañador, no lo dio a espaldas de quienes debieron haber enfrentado semejante situación, todo, absolutamente todo ocurrió frente a las mismas narices de quienes fueron llamados y elegidos por Dios mismo para que defendieran los principios y convicciones que dieron forma y luz a esta nueva y floreciente norma de vida espiritual. La indiferencia de aquellos cristianos permitió entonces, que esta nueva forma de cristianismo, que no era ni bíblico, ni menos contaba con el recurso teológico y espiritual de peso para regular las vidas de los nuevos creyentes, el tirano la adoptara como religión estatal. Nace así, el cristianismo pervertido, y muere el Apostólico, el que nunca más aparecería en toda la historia de la humanidad, salvo en ciertas circunstancias especificas como en la persecución, muerte y final extinción de gente como los Cátaros y los Valdenses en la vieja Europa.

Habría que aclarar entonces algunos puntos y reflexionar en otros, puntos que han sido pasados históricamente por alto por quienes deberían haber considerado esta encrucijada histórica, y haber dado a conocer el pensamiento y la aclaración necesaria para comprender el verdadero impacto e influencia que provocó la intromisión de un hombre como Constantino en el devenir del Evangelio de Jesucristo para nuestros días. Por lo tanto, si cristianismo y religión cristiana son la misma cosa, entonces lo que Cristo fundó, no fue el cristianismo en sí, sino, la religión católica, o lo que se llama también, el cristianismo romano.

Desde hace mucho pero mucho tiempo, la palabra religión y cristianismo han venido significando lo mismo, sin guardar ningún tipo de distancias, hoy día se puede decir del cristianismo, Religión Cristiana, sin pensar siquiera en el grave error no sólo semántico que se está cometiendo, sino que además, del histórico y bíblico. La no explicación de este problema por parte de las autoridades eclesiásticas pertinentes, se debe por supuesto, al interés institucional que cada una de ella tiene con respecto a esta disyuntiva histórica que de algún modo, sigue y seguirá beneficiando a las grandes cofradías religiosas del mundo entero, y que además, ha permitido que una de las formas de vida más importantes aparecidas en la historia como es el cristianismo, haya prácticamente desaparecido, para dar lugar a un nuevo concepto lleno de pragmatismo y de una dogmática casi fantasmal, que en la realidad recibe el horrible nombre de Religión Cristiana.

Pero la conveniencia institucional de no querer aclarar estos conceptos tan importantes, no puede cegarnos al límite de no querer interesarnos en lo que de verdad debiera interesarnos, por ello, nuevamente, se hace necesario descorrer cuanto velo la religión organizada actual en sus versiones “Protestantes y Católicos” ha levantado y vuelto a levantar miles y miles de veces más, con el firme y único propósito de silenciar toda voz profética que Dios ha enviado a este mundo para hacerles ver el enorme error en que estas jactanciosas empresas religiosas han caído, no obstante, y gracias a la soberbia actitud que la religión imperante ha asumido con su espíritu comercial, ellos, “los electos y espirituales”, simplemente se han pasado por el forro el transcurso de vidas que pudieron haber aportado con su reflexión a la comprensión del Propósito divino, lamentablemente, el cerco dogmático y espiritual enarbolado por los carismáticos sucesores de la camada comercial norteamericana, a modo de cofradías espirituales y religiosas, ha tenido sus propios efectos dentro de la realidad evangélica sensual con la exposición de un Evangelio carente de bases Proféticas e históricas, es comos si una parte enorme del pueblo cristiano, construido en base a verdades incompletas, hubiese estado esperando una exposición tal.

El caso es que, analizando los Escritos Bíblicos, en ningún lado se puede advertir una justificación a tanto derroche de ignorancia, claro sí, motivada por ese poderoso contingente de muy buenos actores que dicen estar representando ahora mismo, y en estas circunstancias, el mismísimo Carácter de Cristo, lo extraño es que, ninguno de los Escritos Neotestamentarios podría tomarse como base o fundamento para esta exhibición histórica de las más patética miseria espiritual que nos ahoga de continuo y en muy diversas circunstancias. No hay forma entonces de explicarse el cómo Roma y su podrida cloaca Vaticana pudo llegar a constituirse en lo que hoy día es, gracias al respaldo de la Palabra de Dios y de los Escritos Apostólicos en general, con su ya consabida copia Protestante, pueden sí retorcerse miles de veces cuantos textos bíblicos ellos quieran, pueden contratar a los mejores Teólogos del mundo para darnos explicaciones más o menos acabadas de lo que ellos dicen estar sustentando, pero, jamás, jamás habrá un solo texto en toda la trama Escritural que pueda, en su contexto natural, reforzar, fundamentar, fortalecer, el que una filosofía de vida basada en las enseñanzas de un solitario CARPINTERO de Galilea, haya degenerado en lo que hoy día degeneró y que también conocemos por Religión Cristiana, Protestantismo, Pentecostalismo, Catolicismo, o cualquier otra definición que queramos darle a algo que simplemente debería ocurrir en el alma del ser humano transformado por el Amor y la Misericordia de Dios. Porque es allí, dentro de la propia alma del hombre donde debería, por un principio o acto de reacción frente a un impulso de índole espiritual tal, generarse toda una expectativa de vida que debería afectar el entorno de quienes han vivido la experiencia del Amor de Dios en sus vidas.

Lamentablemente la religión de los ESTERIOTIPOS o formatos, inerte, concluida, y jamás dinamizada, no entiende ni menos posee ni defiende estos conceptos, el temor al qué dirán, si es que de ahora en adelante se decide a vivir una original forma de creer en el Resucitado, le hace temblar, dudar de lo que puede o es capaz de hacer, con la ayuda de Dios y sólo de Dios, es que existe una forma de miedo radicada en el Terror más que en el temor de Dios, que impide a estas personas tomar decisiones cabales y correctas con respecto a lo que creemos o debemos creer con todo el corazón. Ahora bien, esta verdadera ayudantía con que provee el cristianismo Protestante a la “religión cristiana”, supone una conexión que algunos decididamente han llamado Ecumenismo, y que no es otra cosa más que la certificación mundial de que la fe cristiana es una religión que tiene su centro en la mismísima Roma de los Emperadores, es decir, en el Vaticano o Monte de los Vaticinios.

Pareciera ser que nos encontramos entonces con un círculo vicioso que no hace otra cosa más que llevarnos a un último y único concepto que no permita otro tipo de definición, se trata finalmente desde ahora y para siempre de lo que todos conocemos por, Religión Cristiana, al modo Católico o Protestante, religiones al fin y al cabo que lucran y absorben todo el devenir de la fe, o por lo menos, eso es lo que ellos desean o quieren que nosotros creamos. De este modo, la verdadera fe cristiana, basada en la vida y vivencias del creyente y que sigue las enseñanzas de Cristo, ve como su experiencia diaria es básicamente aplastada por todo ese enjambre de argumentos y de interpretaciones que los más sólidos e importantes apologetas de las religiones cristianas modernas, defienden a muerte sin otorgar ningún tipo de licencias o concesiones.

En tales circunstancias, pareciera ser que, el ser poseedor de convicciones profundamente fuertes dentro de un cristianismo apestado ya de argumentos extrabíblicos, no altera de ningún modo el pragmatismo con que la religión cristiana ha actuado para determinar, con una escala valórica adaptada a sus propias costumbres e iniquiedades, el qué o cuáles cosas debemos hacer para llevar vidas, según ellos, ordenadas y como Dios manda. La Religión cristiana seguirá desde luego, colaborando a guardar silencio, no hay forma de hacerles ver el peligro, Estados Unidos ya lo sabe, religión falsa o corrupta = a permisividad, y por lo tanto, el riesgo latente de tener que soportar, en cualquier momento, un castigo divino al modo de lo que la propia Nación del Norte ya nos tiene más que acostumbrados.