Tuesday, April 29, 2014

Padeciendo como soldados de Cristo.

El dolor una vez más se propagó, profunda y violentamente por todas las cavidades que componen la estructura de mi pecho, específicamente, el lugar en donde se encuentra el daño más potente que me ha dejado esta enfermedad. Han sido días larguísimos, durísimos, porque debí resistir dos de las crisis con más dolor desde que este mal se manifestó en mi cuerpo. Los medicamentos el día Domingo ya no estaban haciendo ningún efecto, pasaban de simples dolencias a un dolor profundo y cortante, casi en forma de hielo que te congela el pecho, pero que luego de enraizarse dentro de ti, se parte, provocando el espasmo y el malestar que me tuvo en las cuerdas por varias horas, hasta la amanecida del Lunes.

Luego, llegado el día Lunes, me inyectaron una droga para mitigar un poco el dolor, lo cual me permitió respirar y descansar un poco. Sin embargo, lo peor estaba por venir, ya que el día Martes en la noche, habiendo descansado un poco casi todo el día anterior, y pensando incluso en mi recuperación, el dolor nuevamente surgió, pero esta vez, de manera desbordante, incomprensible para mí, tanto que ya no tuve fuerzas para resistirlo. Pero es en ese momento cuando un hijo de Dios debe clamar, con toda el alma, con todo lo que hay en nuestro ser, y así lo hice, porque tengo un par de pequeñitos que llenan nuestras vidas, los cuáles aún necesitan de nuestros cuidados. Una vez más la noche se hizo interminable, aún con medicamentos potentes en mi cuerpo, morfina pura incluso, el dolor simplemente se propagó, dejando una sangría oscura de clamor en casi todos los resquicios de mi alma.

¡Nunca antes había sentido un tipo de dolor como este, era como si la enfermedad me estuviese diciendo:

¡Aquí estoy, no te olvides de mí, seguiré junto a ti hasta cuando Dios diga!

Ahora, ya pasados varios días desde esas crisis, mi cuerpo no es el mismo, desde luego que no, me encuentro cansado, casi sin fuerzas, intentado hacer una vida normal, qué más podría pedirle a este cuerpo si lo dio todo, si fue capaz de sobreponerse a semejante padecimiento? La vida es así, dependemos de Dios, en todo, y gracias Él es que estamos con vida, gracias a su Misericordia es que aún podemos respirar, no sabemos cuándo o en qué momento abandonaremos este cuerpo y este mundo, solo Dios sabe cuándo, solo Él sabe con precisión cuándo será el momento, uno solo puede advertir ciertas cosas, ciertas cosas que tienen que ver con la enfermedad en sí, con los rasgos que ella va dejando en tu cuerpo, pero aún así, toda la Soberanía radica en Él, todo lo demás, es solo una pequeña mirada que nos permite Dios, con la ayuda del Espíritu Santo, para que podamos andar con cuidado, medirnos en muchas cosas y no andar alardeando de lo que somos y creemos ser, seres indestructibles.

Esta extraña enfermedad que me golpea a diario, esta vez quiso desarmarme por completo, dejarme absolutamente sin armas, no obstante, el Cristo que sustenta mi alma, no se lo ha permitido, sé que Él seguirá brindándome todas las fuerzas que sean necesarias para seguir batallando lo que aún me falta por batallar. Puedo comprender el dolor de quienes padecen Cáncer, puedo entender lo que ellos sufren, lo único que pido, es que Dios tenga mucha Misericordia de cada uno de ellos, de todos los que sufrimos dolores indescriptibles, porque en el corazón de esta humanidad que se duele, precisamente, allí se encuentra el hombre, el alma de aquél hombre que sueña, que juega, que cree, uno quisiera tal vez que las enfermedades no existieran, sin embargo, como ello no es posible, invoco a Dios para pedir que su infinita Misericordia nos toque, de manera sobrenatural, en especial, el cuerpo de aquellos que no cuentan con armas para soportar la dimensiones de un dolor que puede prácticamente quitarte la vida.

Esta semana ha sido distintas entonces, recién comienzo a tener un poco de conciencia de lo que está pasando con mi cuerpo, aún debo inyectarme otros medicamentos, debo prepararme para lo que vendrá, dependo por lo tanto, absolutamente de Dios, de nadie más, Él es quien me acompaña y me brinda toda su fuerza cuando más lo necesito, sin su compañía, nada tendría sentido, nada, absolutamente nada, sé que pertenezco a esa clase de ejército que el cristianismo simplemente dejó atrás, desde hace mucho tiempo, y muchos de los que dicen ser amigos o hermanos, y que al final se la pasan recordando o lloriqueando por el pasado en Internet, jamás llamaron para ofrecerme una ayuda tangible, son los sensibles patógenos de la fe cristiana actual, que no colaboran en nada para que nuestras dolencias y padecimientos puedan ser siquiera, mitigados en parte. Nací en efecto, como un soldado en la fe, por ello es que hablo como un soldado, escribo como quien no tiene tiempo para otra cosa que no sea defender lo que cree, vivo aún como uno de ellos, nunca tuve la oportunidad de vegetar como hacen muchos en el cristianismo, crecí entonces como un soldado, por lo tanto, no tengo miedo de hablar de lo que me pasa o creo que está sucediendo con la vida, porque muchas veces también, vi caer a mi lado a muchos de esos mismos soldados de Cristo que la religión maldita, simplemente ignoró, pero siempre estuve allí, para levantar al caído, para acompañarlo en esos momentos difíciles, nunca hice como que si no existieran, por ello es que cuando escribo canciones con contenido cristiano, hablo de verdades que los mercenarios de la fe actual no tocan, porque ellos son cobardes, porque simplemente sirven a sus propios intereses, y por supuesto, poco les importa lo que el pueblo insensato digiera, por ello es que en estas pocas líneas que me he esforzado en redactar, solo deseo agradecer a Dios, agradecerle por su infinita y siempre bendita misericordia, gracias porque a pesar de la inmensidad del dolor, nunca sentí que estaba solo, jamás, siempre sentí sobre mis espaldas La Presencia de un Dios que nos ve con su misericordia, y que por supuesto, no nos va a dejar solos frente a tan enorme prueba, por el contrario, sé que a pesar de las dificultades que en este instante tengo para mantenerme en pie, Dios se encuentra junto a mí, ayudándome, acompañándome, como creo lo hará con todos quienes realmente necesiten de un Dios como Él.  

Así que, a seguir luchando, el ejército verdadero de Dios no está compuesto de niñitas bonitas, de niñitos a los cuales hay que decirles cuándo hay que orar o hacer algo por los que sufren dentro del pueblo de Dios, ellos simplemente son guiados por una especie de fuerza sobrenatural, la cual, el Señor mismo dijo que tenía su origen en la vida del Espíritu, por lo tanto, no espero absolutamente nada de este pueblo que llaman, Evangélico, yo solo reconozco a los soldados, a esos que lo dan todos, a esos que no tienen horario para sacrificarse por Cristo, todo lo demás me tiene sin cuidado, incluso la enfermedad, porque cuando soy probado con la inmensidad del dolor que me provoca esta enfermedad, quedo con una extraordinaria experiencia en cuanto a lo que puedo soportar, y eso, es gratis, porque sé que en la vida, para que Dios realmente decida probar a alguien, tiene que haber algo verdaderamente importante, en ese específico ser humano.

Saturday, April 19, 2014

La Bendita Juventud.


Hacía mucho tiempo que no recibía tantos llamados a mi teléfono, ni cuando he estado internado de emergencia en el Hospital, ni menos cuando he estado hospitalizado. Lo increíble, es que a pesar de ello, las llamadas se han ido sucediendo una detrás de la otra, los que saben y conoce de la enfermedad que me aqueja ya de largo tiempo, preocupados, ofreciéndome ese abrazo generoso que solo El Bondadoso Espíritu Santo de Dios, sabe brindar, otros, para que, textualmente, yo me ponga las pilas y salga a buscar a quienes han sufrido y lo han perdido todo.

Como lo he compartido antes, la experiencia de servir al Señor, todavía detrás de un Ministerio como el que yo tengo, puede que tinga tintes hasta de heroico, claro que sí, porque no es fácil de ningún modo, ponerse de pie frente a algo que los doctores te dicen, no hay absolutamente nada que hacer, ni siquiera tratamiento, aún así, cuando las fuerzas me acompañan, muchos hermanos saben que pueden contar con mi canto, con mis reflexiones y pensamientos detrás de una guitarra. De esta forma es como me construyo y no he dejado, con la Misericordia de Dios y de la fortaleza de mi esposa e hijos, y por supuesto, de todos aquellos hermanos que han tomado ésta, mi experiencia de vida, como una oportunidad que Dios nos brinda para aprender y comprender acerca del dolor y del costo que tiene para los seres humanos la dura realidad de la enfermedad. Llevo, según mi cuenta, casi 8 a diez años totalmente sobrepasado por estas realidad, han sido años durísimos, en los cuales, no ha faltado la compañía ni el cuidado de Dios, aún así, el camino ha sido costoso, en todos los sentidos, en lo económico, en lo humano, en lo emocional, el impacto que te provoca el efecto de cada crisis que debo soportar, te deja a veces inmóvil, absolutamente inerte, razón por la cual, no puedes trabajar con insistencia y bajo un régimen de horarios, basta solo una crisis fuerte para que te quedes en cama 2, 3, 4, o cuánto sean los días, lo que convierte a esta enfermedad, en una tragedia.

Sin embargo amados hermanos, a pesar de lo tremendo que resulta ser el día a día, la dulzura de Dios nos enternece en la persona de nuestros pequeños, Mateo y Efraím, ellos, nos animan a continuar y a no quedarnos detenidos en esta inmensidad, de manera que el día a día se nos torna llevaderos, lo cual se transforma en una verdadera tormenta de fuerza que el Buen Dios del cielo, convierte en bendición, así que no falta nada, ni para los medicamentos diarios, ni para sobrellevar el peso de un Ministerio que nos bendice y bendice a muchos. A pesar de ello, debo aclara, que los Ministerio de Fe nacional, son los que más fueron afectados con la llegada de Witt y toda su casta de vagos, La Doctrina de La Prosperidad, vino también a refrendar una vez más, que muchos Ministros que dicen ser de Dios, solo están interesados en los peces gordos, así que ustedes comprenderán, yo debería haber dejado de cantar y testificar hace rato, no obstante, El Espíritu de Dios, hablando poderosamente a mi alma, me insta a diario a no dejarme amedrentar ni menos socavar por esta clase de apostasía en la cual se haya inserto casi todo el cristianismo protestante mundial, contrariamente, uno pensaría que muchos hermanos, en la situación por la que nos encontramos hoy como ciudad por la tragedia que vivimos, habrían de ser tocados para dar a Ministerios como el mío, la verdad es que no, nada hay de eso, salvo esos hermanos que sí están preocupados por mi salud desde hace mucho tiempo, el caso es que, por el tipo de enfermedad que me aqueja, específicamente ubicada en mi tráquea y casi todo el aparato respiratorio, y además por lo avanzada que se encuentra, no puedo acercarme a los que sufren como habría querido hacerlo, sin embargo, sé que llegará el momento en que Dios usará, éste, mi humilde canto, cuando los valientes jóvenes de mi país, hayan vuelto a sus clases en la Universidad, y comience tal vez, la restauración del alma de muchos de nuestros hermanos que lo han perdido todo, allí, un Ministerio tan denostado y segregado por estas verdaderas castas de la religión evangélica actual, volverá a ser usado como siempre, como Dios lo ha querido, mientras tanto, me uno a todos y cada uno de los hermanos y amigos que a diario, hacemos profundas y honestas oraciones para que, el dolor de nuestros hermanos, en el Sur de Chile, en el Norte y ahora, aquí en Valparaíso, pueda ser mitigado con toda la fuerza que emana de lo alto. Nos ha quedado entonces, la postal del dolor y del desvanecimiento casi absoluto de hogares que hace solo un par de días atrás, colgaban como racimos de las laderas de este Valparaíso que tanto amarra, casi como el viento, nos queda también la postal inolvidable de una juventud que no solo sabe carretear y pasarlo bien, sino que además, ir en ayuda de los que necesitan de una fuerza que solo, la juventud bendita de mi pueblo, la sana, la que ve en el prójimo a sí mismo, puede ofrecer.

Bendito sea Dios y todos los que han hecho lo imposible para que el sufrimiento de tantos, pueda ser también el de todos nosotros, desde nuestras sesgada realidades, adoleciendo el dolor de una enfermedad como la que me aqueja entonces, bendigo a Dios, y oro al Altísimo, por cada una de las personas que sé muy bien, esta Nación finalmente, sabrá arropar y bendecir, como se merecen.

elrecolector

         

Tuesday, April 15, 2014

El dolor de aquellos que olvidó La Prosperidad Económica y Espiritual.


 A pesar del enorme dolor, el regueton y los reguetoneros de mi país, persisten, la indiferencia, instalada de todas las formas y maneras en el corazón de nuestra sociedad, emerge como una poderosa y estigmática sombra desde el lugar en donde se haya expuesta, gozando de todos los derechos y privilegios que esta incapacitada sociedad, le ha otorgado, mucho más poderosa que el propio incendio que hoy día destruye una infinidad de viviendas en lo alto de la ciudad. Pero es en esta circunstancia no obstante, cuando el estado del alma no debería dejar a nadie indolente frente a semejante muestra de la realidad, aunque a decir verdad, la propia Palabra de Dios nos pone a resguardo en cuanto al carácter que habrían de poseer los hombres en los días que vivimos hoy:

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos.

Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.  II Timoteo


Precisamente, esta es la mejor lectura bíblica en mi opinión, para una reflexión que pretende escarbar, no solo en el hecho de la desgracia que hoy día como sociedad nos encontramos viviendo, y que por cierto nos enluta a todos, sino, en los verdaderos alcances éticos y morales que se arrastran desde mucho antes que todo esto ocurriera. Valparaíso, como una ciudad puerto, es una ciudad que se ha caracterizado desde siempre por resistir el rigor de los inviernos, por la dureza con que a diario se debe luchar para lograr la subsistencia, en fin, cada porteño lleva en su conciencia escrita, una verdadera historia de valor, de esfuerzo y mucho coraje para enfrentar el día a día, aún así, hay otro tipo de dolencias que también se deben enfrentar, inexcusablemente hoy, que las liquidadoras de sueños se han dedicado a destruir nuestros más valiosos símbolos, como son, el libre acceso a la vista de nuestro puerto, hoy día, tristemente, una empresa con suficiente dinero, es capaz de plantarte un enorme elefante de fierro y cemento delante de tus ojos, y dejarte prácticamente sin luz ni vista a eso que todo porteño, por haber resistido los inviernos terribles y todos los males propios de este puerto, tiene derecho, la súper economía, la mega visión de una economía sesgada y prácticamente al servicio de los poderes facticos de mi país, han convertido a nuestro querido Valparaíso, en un mercado de oportunidades, haciendo más real y terrorífica La Palabra del Apóstol Pablo, “habrá hombres amadores de sí mismo”.


Sin embargo, nada de esto podría ser posible si a quienes que se les ha elegido para gobernar, hicieran lo que deberían, allí se encuentra a mi modo de pensar, la gran madre de todas las dificultades que debemos enfrentar, no solo aquí en este puerto, sino, en muchos lugares de este Chile quebrantado y abusado, por sus propios supuestos defensores, por una justicia pusilánime que solo protege los intereses de los más poderosos, por un sistema corrupto de libre mercado que nos ha ido heredando con el pasar de los años, una indescriptible y duradera romería de desocupados y de gente desmoralizada, lo realmente curioso, y casi con pintas de una crueldad inigualable, es que el poder legislativo de nuestro país, allí en el cual se legisla para que los chilenos tomemos conciencia de la realidad que nos corresponde solo por haber nacido aquí, se encuentra precisamente a unos pasos en donde se desarrolla a diario, el más patente y doloroso desfile de vidas que a diario, hace lo imposible para poder llevar un par de monedas, a ese hogar que tanto necesita de la caridad diaria, y de este modo, poder capear el más implacable de los temporales que nos han traído, los más grandes e ilustrados representantes de la Economía Libre de Mercado, esa que no toma en cuenta culturas, religiones ni país, y que solo ha puesto en el alma y en el corazón de gente, una sensación de vacío absoluto en el ámbito de la existencia, y por supuesto, una lista interminable de deudas que solo se pueden explicar dentro de una realidad como la ya antes mencionada, no obstante, queridos correligionarios, a pesar de lo cercano en que se encuentra este dolor de los contratistas del poder, a pesar de esa delgada pero portentosa muralla de indiferencia que divide a estos dos mundos implantados en el corazón del Almendral porteño, ellos, los elegidos por el pueblo, los indicados para representar sus dolencias en los epigramas del poder, los han ignorado, completamente, porque ellos, luego de sesionar, luego de haber asistido a uno de esos restaurantes con asientos de pino Oregón americano y pantallitas de cristal, montados en sus mulas de acero, pernoctan detrás de los oscuros vidrios polarizados que los separa de la realidad, y una vez más, retirándose lejanos, a disfrutar con sus congéneres del beneficio que les brinda el ocultar la realidad bajo un sinnúmero de llaves legales indecentes, se escapan, y así, el hombre común, el que tiene y posee sueños, ve como ese enigmático ser que ha producido nuestra sociedad, llamado Congresista o Senador, o Diputado, logra escabullirse entre las frías hondonadas del poder para mimetizarse, para pasar inadvertido por la gente, por la gente común a lo menos, solo para que la realidad no logre tocarlos un ápice nada más, así de caras dura, así de inmenso es el dolor que siento en este instante, porque gracias a esta democracia que todos luchamos por recobrarla, es que esperábamos que estos propietarios del país, hicieran algo por nosotros, y por supuesto, por todos los hermanos nuestros que hoy día y siempre han sido ignorados y vejados por estas culturas de odio y segregación, allí entonces, en esa forma de conciencia, la ineficacia de los poderes facticos para desarrollar definitivamente, una progresiva y severa ayuda a una realidad totalmente colapsada de pobreza, los políticos, habitantes fantasmas en medio de un circulo perverso de vida, hermetizados además dentro de esa capsula absurda de vida llamada Congreso, nos han demostrado que en nada contribuyen a que una ciudad como la nuestra, y que por el hecho aún de ser llamada, “Patrimonio de la Humanidad”, pueda ésta tocar en algo los delgados filamentos de sus podridos corazones, y de esta manera, colaborar para que de una vez por todas, Valparaíso emerja. Ellos en cambio, se han asegurado de por vida, firmando detrás de las poderosas murallas que protegen esa inmensidad realidad, y bajo esa obscena y pornográfica condición, contratos y demandas para que sus sueldos, de manera vergonzosa, les permitan convertirse en magnates a través de una labor que en su ideología original, pretende, aliviar los problemas de la gente, y no valerse de ellos para engordar y mantenerse distante de aquellos que con tantas esperanzas los eligieron como líderes de su tiempo, o si no pregúntele a Burgos, y a muchos más, eso nada más, es decir, para que ellos, con la educación que este sistema les ofreció, también pudieran ayudar a resolver los problemas que hoy día mantienen a tantos compatriotas, prácticamente apartados de toda posibilidad, no sólo en Valparaíso.

Hoy día nos convoca una vez más el dolor, el gran dolor de los desposeídos, de aquella frecuente procesión de seres humanos que hay en todas partes en donde la indiferencia se práctica de manera habitual e institucionalizada, se trata de aquellos que, con esfuerzos descomunales, han logrado hacerle un poco más fácil la vida a quienes viven en torno a ellos, y por supuesto, en donde existe también niños, y por tanto, las esperanzas. Estas personas, nacidas en una tierra que lo tiene absolutamente todo para que sus congéneres puedan disfrutar como los otros, de todo lo que Dios nos da, simplemente no han podido evadir la enorme pereza de los empresarios del poder, sus cadavéricas leyes solo han logrado arrancarle a este sistema, un par de lucas que a veces cuesta una enormidad para que se les pueda conceder un poco de esa apabullante justicia a los trabajadores de mi país, y de ese modo, poder acceder con toda justicia, a un bien mejor, lo lamentable, es que el problema que parece ser o estar comprimido a la pura realidad de los políticos y demandas de trabajadores, no logra penetrar definitivamente, en el alma de miles y miles de chilenos que les importa un cuesco que una gran cantidad de gente de nuestro país, hermanos nuestros, no tengan acceso, como dije anteriormente, a un bien mejor, así que por lo tanto, el problema, desde un ámbito social y de derecho, se transfiere, a mi parecer, por lo menos en esta reflexión, directamente al ámbito valorico, y por supuesto, al profético y espiritual, porque la realidad del ser humano, con todas sus eternas contradicciones, y aunque mis adorados opositores una vez más no estén de acuerdo conmigo, pertenece, en primer lugar, al ámbito espiritual, sí señores, porque finalmente deberán reconocer que fue Dios quien echó al hombre al mundo, y no otro, así que por lo tanto, estén o no de acuerdo, la cristiandad tiene mucho que decir al respecto y en definitiva, cantar menos alabanzas, que es en donde han estado vegetando miles y miles de años, ignorando no solo el dolor de la gente, sino que además, el valor con que muchos de nosotros hemos intentado, a través de la pequeñez de nuestras realidades ministeriales, como ha sido por largos años mi canto, a pesar de la enorme enfermedad que me aqueja, defender lo que los grandes potentados de la fe actual, han simplemente evadido.   




Pero el reaguetón queridos hermanos; que también posee sus seguidores en el ámbito de La Iglesia de Cristo, les recuerdo que el icónico interlocutor de la cristiandad apostata actual, el cantante mexicano cristiano Marco Witt, se bailó su regueton la ultima que estuvo en la Quinta Vergara; nos gana, definitivamente, porque muchas de estas personas que viven inyectándose de esa maléfica droga, no logran comprender el daño que esa sintonia con la vida, puede ocasionar a nuestra vida valorica, a la de nuestros niños, a la de nuestras pequeñas, las cuales, sin querer, son iniciadas gracias a este tipo de frecuencia, a una vida sexual que no les pertenece. ¿Cruel no? Pero hablamos de personas sin mucha educación, de gente que a eso que llamamos Estado, nada les importa, ni una educación de calidad, ni que ellos tengan acceso a la cultura o a una salud decente como debiera ser, cada una de estos seres humanos, conforman para nuestra sociedad, una muy extraña y misteriosa fuerza que no publica sus demandas, porque ellos han logrado evadir el peso mismo de la vida, confrontando nuestra vida valorica desde una realidad periférica en la cual, el término progromo, parece cobrar un real sentido. No se les podía ocurrir algo mejor a nuestros gobernantes que, poner a toda esta gente dentro de un mismo espacio, lugar en el cual, no pueden plantar, no pueden desarrollar vidas normales o creativas, y al final de cuentas, los niños y niñas que allí viven, deberán abordar la existencia desde estas realidades, una vez más, solo con aquellas herramientas que una sociedad y un estilo de vida como el que ellos han sostenido les ofrece. Estos gozadores de vida entonces, tienen su propio lenguaje, sus propios códigos de vida, con los cuales, han logrado doblarle la mano al destino, y de esta manera, permanecer y sobrevivir hasta en los lugares más inexplicables. Allí, simplemente, no hay grandes interrogantes, el ritmo tropical, ya sea Américo o cualquier otro, a volúmenes incendiarios, hace tiempo que tiene a nuestra sociedad quebrada, en todos los ámbitos, en lo moral, en lo valórico, en lo espiritual, porque para qué nos vamos a complicar más, si la vida espiritual en esos suburbios simplemente, no vale nada, porque a la hora de taparle los oídos a tu vecino con sus danzas siniestras, no hay siquiera un mínimo de respeto, puede incluso ser tu vecino un viejito enfermo de cáncer, o una viejecita angustiada y solitaria, al reguetonero de turno o al DJ del barrio, nada le importa, nada a él, ni dada a nadie, no existe leyes que nos protejan contra tales deficiencias, así que por lo tanto, toda esta tragedia no tiene su origen, a mi parecer, en el Botadero de los Molles, lugar muy lejano desde donde se dice, comenzó su propagación este incendio, por el contrario, los verdaderos y más grandes cataclismos de la historia, han sido los provocados por la falta de amor y misericordia con nuestro prójimo, y para ello, hay demasiados casos en nuestra realidad. Uno podría pensar que todo va a cambiar finalmente, que en un momento a otro, la enorme ola de fuego que se ha precipitado sobre nuestra ciudad, se va a apagar, y que Dios, con toda su Misericordia, tomará el control de la situación, sin embargo no es así, este tipo de tragedias, recién está comenzando, porque el dilema no se traduce solo a construcciones precarias en lugares indebidos, sino, a como se distribuye la riqueza de una nación que definitivamente, a segregado a los hijos de quienes, en su mayoría, han trabajado y dado todas sus fuerzas para construir a los ricos de este podrido país, sus pequeñas islas de indiferencia, sí señores, se trata de una cuestión moral, nada más, de la demostración más categórica de cómo el tratamiento del dolor humano en un país tan bendecido como el nuestro, simplemente no es asumido como debiera por las castas que se hallan ensartadas y apernadas con una fuerza poderosa en los corredores y salas de exposición de ese hediondo prostíbulo político llamado, La Sede del Congreso.   

El incendio, o este enorme cataclismo social y material, y también espiritual, a mi parecer, solo viene a reflejar, el enorme hacinamiento en que viven tantos y tantos compatriotas nuestros, la enorme desigualdad que existe entre las distintas realidades que sucumben ante la indiferencia de políticos corruptos que, de ser parte de un simple partido político, han llegado a generar millones y millones gracias a la forma de dolor que ellos mismos generan con su ineficacia productiva, es enorme, tan grande como la realidad de esta tragedia que por cierto, aún no termina de inyectarnos todo su dolor, todavía no sabemos con certeza cuántas son realmente las personas dañadas con el incendio, ¿cómo mediremos el factor humano, el dolor y la tragedia humana, en cifras? Imagínense, después de perderlo todo, la televisión nos mostraba una enorme cantidad de personas dejando sus datos a una sola señora con un lápiz y un cuaderno, ¿a eso llaman tratamiento del dolor? ¿A eso llaman dignificar el dolor humano? ¿A eso llaman contar con un plan? Yo sé que nuevamente les van a mentir, porque la verdad es que no hay nada para ellos, porque el único que podría poner en el corazón de todos estos minúsculos seres representantes del poder político chileno, algo de humanidad, es Cristo, y a Él, créanme, a Él no lo invitan a esta clase de realidades, por cierto, parece ser, Señora Bachelett, que ya pronto usted debería comenzar a echar una mirada hacia el infinito, parece ser que allá arriba hay Alguien al cual usted, y todas esa casta de indiferentes, han ignorado por completo, siga el ejemplo del salmista, el del propio Rey David, el cual dijo alguna vez:

   Alzaré mis ojos a los montes;
 ¿De dónde vendrá mi socorro?

 Mi socorro viene de Jehová,
 Que hizo los cielos y la tierra.

 No dará tu pie al resbaladero,
 Ni se dormirá el que te guarda.

 He aquí, no se adormecerá ni dormirá
 El que guarda a Israel.

 Jehová es tu guardador;
 Jehová es tu sombra a tu mano derecha.

 El sol no te fatigará de día,
 Ni la luna de noche.

 Jehová te guardará de todo mal;
 El guardará tu alma.

 Jehová guardará tu salida y tu entrada
 Desde ahora y para siempre. 


¿Seguirá pensando que Dios no existe, cuando Él nos ha prometido guardarnos si confiamos en Su Persona? Inténtelo, hágalo, no solo por usted, sino que también por todos los que hoy día esperan también de Él, ser guardados, y que por una poderosa y grandiosa negligencia de los suyos y de los que componen su maldita casta, deberán seguir esperando, pero esta vez, ya no desde sus sesgadas realidades periféricas, sino, desde el corazón de una ciudad que sufre, que sufre en demasía, y seguirá sufriendo, por muchos y muchos años largos años más.