Saturday, August 24, 2013

Y muchos adoraron la imagen.



¿Para que El Señor nos da de sus dones, para qué nos comparte de Su Gracia y nos hace participes de Su Reino? Algunos piensan que es para pararse en el púlpito el día Domingo y desde ahí, pavonearse y sentirse el centro de atención de los hermanos, aún sin tener nada importante que decir. Otros, a la verdad, han convertido el servicio a Dios, en lucrativas profesiones, y por supuesto, en una siempre y agotadora sobre exposición de la persona humana, no ausentes de rasgos narcisistas, toda una amplia gama de maneras, distorsionadas por lo demás, de cómo no debemos utilizar el Señorío ni el Ministerio que El Señor nos ha entregado, para el beneficio personal, o simplemente para proyectar en la hermandad, todo un suculento conjunto de actitudes humanas que no sirven para mejorar a un solo cristiano de un resfriado común y silvestre. No obstante, el deterioro de los Ministerios en su aspecto ético y espiritual, se debe, en mi opinión, al descaro de algunos hermanos que piensan que sus personas, construidas en la actualidad de raíces narcisistas y hedonistas, son mucho más importantes que las del creador de este maravilloso Evangelio de la Salvación, triste por lo demás, triste porque ellos mismos no se dan cuenta del enorme daño que este modo de pensar produce, en sus propias vidas, de manera que el Carácter de Cristo, tan necesariamente importante para ejercer Ministerios con realidad sacerdotal, simplemente va quedando en el más completo olvido, de modo que el cristiano, construido en este contexto tan lleno de frivolidad, no puede percibir los peligros en que se halla.  

Yo he aprendido, a lo largo de todos estos difíciles años, viendo y observando los distintos movimientos espirituales que se han ido generando en el mundo de la fe, que no existe algo más difícil que servir a Dios, que la vida de fe, con todas sus circunstancias, propias de hombres que dicen estar en una condición de servicio a Dios, debe ser una de las más complicadas metas que Dios ha puesto delante de mi vida, y sí, sí que he tenido todo tipo de complicaciones para sacar adelante mi propia vida, la de mis hijos y de mi familia en general, por ello es que no puedo comprender, haciendo un esfuerzo enorme, a toda esta casta de predicadores y cantantes profesionales que solo viven proyectando su imagen en lo que dicen estar haciendo PARA LA GLORIA DE DIOS, cuando, en medio de un mundo con tantos dramas y problemas enfrentando a diario, la necesidad de la verdad y del Evangelio de LA CRUZ, son una realidad inobjetablemente ciertas. Lamentablemente, al no poder percibir el peligro ni los riesgos de tal condición en la que se hallan, estos mismos ministros de Dios, empoderados de semejante espíritu de vanidad, y al transformar el servicio a Dios para la vanidad personal, no solo distorsionan el verdadero espíritu del Evangelio del Señor Jesucristo, sino que de manera irresponsable, se convierten en peritos destructores del propósito de Dios en las vidas de las personas, lo que además trae consigo, el que estas personas, seguidores de semejantes malos ejemplos, no tomen en cuenta el llamado de Dios en su correcta certidumbre, proveyendo a esa manera de cristianismo, una cómoda y placentera imagen de lo que no debe ser el servicio a Dios.

Por lo tanto, el servicio a Dios, al ser distorsionado por estas extrañas pero muy en uso formas de interpretar y representar el Ministerio de Dios en este mundo incongruente, se ve afectado de tal modo, que hasta la propia imagen de Señor, implantada en el alma y en el espíritu de los cristianos, resulta alterada con este extraño proceder, ello, por supuesto, no tiene importancia para un tipo de cristianismo que no trabaja en estos difíciles pero bíblicos aspectos, contrariamente, al estar afectado por una forma de pensamiento basado prioritariamente en la propia imagen del Ministro de Dios más que en la del Señor, la posibilidad de percibir las diferencias y los riesgos de semejante proceder, no se hacen perceptibles, de manera que hasta el propio Ministro queda sin entendimiento, por lo tanto, en menor escala el cristiano común y silvestre, logrará discernir el gran peligro en que se encuentra.
  
Los he visto por supuesto, de todas las maneras y formas conocidas, los he escuchado a casi todos, aún así, no logro comprender el cómo logran asirse de tan grandes cantidades de seguidores, ello, lógicamente, me hace pensar en la débil preparación que tiene una gran cantidad de hermanos que sigue a dichos profetas de la imagen, preparación en cuanto a principios bíblicos, preparación en cuanto a los Ministerios, en la manera en que La Palabra detalla el modo en que deben regirse todos quienes tenemos está clase de responsabilidades, lo cual no es menor, pues trabajamos con almas, con gente que en muchos de los casos, ignora el valor intrínseco de Su Mensaje, así que, cuando un Ministro de Dios, en vez de recomendar a sus correligionarios a vivir vidas llenas de simpleza y con una influencia severa de los evangelios en sus vidas, a cambio de ofrecer un evangelio prácticamente fundamentado en la economía e ingeniería comercial de la fe más que en la austeridad apostólica, nos encontramos frente a un trampa, un artificio espiritual que puede ocasionarnos graves problemas con Dios, si con Dios, porque finalmente, quién mide las consecuencias y el evidente peligro en que nos encontramos cuando nos convertimos en seguidores de modas más que de la vida en Dios, es el mismísimo Señor, sí amados, por ello es que la verdad en este tiempo es tan combatida por los arrogantes servidores de esta clase de evangelio, ellos, no están dispuestos a cambiar en un ápice la forma en que dicen estar en armonía con Dios, por ello es que además, todos estos fenómenos de la música cristiana actual, no carecen en absoluto de nada, de nada material ni menos de medios para ejercer una labor más que declaradora de la verdad, sino mayormente de disimular u ocultar con sus prodigiosas interpretaciones, el espíritu y principios que deberían primar dentro de un evangelio con características o tintes ya, de prostitución espiritual.

Con la madurez de los años, viviendo incluso la realidad que todos ustedes conocen, una vida de fe y en fe, consumiendo a diario medicamentos potentes, y todas las consecuencias de una enfermedad que me toca a diario enfrentar por causa de esta misma realidad, solo me resta seguir sirviendo con corazón sincero a este Dios Todopoderoso, la propia realidad de la enfermedad interviniendo mi vida, no me permite jactarme en absoluto de nada, por lo tanto, dependo en parte de cada una de las oraciones de los hermanos, de sus desvelos, de sus preocupaciones por este humilde ministerio que Dios me ha entregado. Por ello es que, desde esta humilde condición, no puedo entender tanta estupidez que existe dentro de esta realidad llamada protestantismo, lo cual me deja prácticamente en uno de sus limítrofes lugares, sin poder acceder a unas pocas bendiciones que podrían mejorar en parte, la situación de mi vida Ministerial, y por supuesto, la de mi condición humana, es probable entonces, que muchas de estas palabras sean mal entendidas cuando lleguen hasta ustedes, lo cual es casi común en este trabajo que desarrollo en forma constante por casi varios años ya, sin embargo, estoy consciente del verdadero valor que tienen los ministerios cuando, de manera hasta anónima, muchos se desgastan hasta el límite con tal de dejar el Nombre del Señor Jesucristo muy en alto, eso sí tiene valor para mi, y no hacer del difícil servicio a Dios, una manera de hacerse un artista reconocido, o en su defecto, lograr con un don que el Señor en su Misericordia, ha puesto sobre tu vida, encantar de tal modo a la hermandad, que te conviertas en un incuestionado de las reuniones dominicales, logrando enmudecer incluso, la dura crítica con la cual somos tratados todos quienes a veces no tenemos ni plata para la micro para ir a servir al Señor.

Por ello no me jacto de nada, a pesar de ello, veo con tristeza que la arrogante actitud de quienes deberían estar ejerciendo verdaderos ministerios en este país, no solo no cambia, sino que además, terminan siendo números fijos en esas congregaciones en donde nada hace falta, en donde todo está arreglado para que el Ministro Light, diga las mismas cosas que acostumbra a decir siempre, convirtiendo el pulpito cristiano, en un ir y venir de estrellas que solo traen al mundo evangélico protestante de esa naturaleza, más y más vacío existencia, tal vez, mucho más del que tenían antes de haber entrado en ese tipo de congregación. Cristo nos dejó su maravilloso e incomparable ejemplo, solo debemos seguirlo, humildemente, he tratado, no ha sido fácil, menos con esta cruz que debo sobrellevar a diario, no obstante queridos hermanos, muchas veces cuando he retornado de haberle servido en esos lugares periféricos de mi país, en donde toda esta colonia de especiales de la fe no llegan con sus MINISTERIOS DE PLÁSTICO, es propio que las lágrimas terminen por bendecir aún más mis difíciles incursiones dentro de un cristianismo que, más rápida que lentamente, parece ir desapareciendo en la forma más bíblica posible. Así que, de justicia para nuestras realidades ministeriales, ni pensar, sé que los cristianos actuales no se interesan en bendecir ni colaborar con nuestras siempre difíciles realidades, por lo demás, es bíblico, esto mismo le ocurrió Al Señor, al Apóstol Pablo, el cual, en muchas de sus cartas lo dice repetida y claramente, de eso no hay duda, como tampoco no hay duda de que mucho pueblo de Dios, en vez de gastar lo que no tienen, incluso para convencer a los demás de que Dios les ama a través de sus bendiciones adquiridas a crédito o al contento en alguna renombrada casa comercial, deberían hacer un verdadero esfuerzo por involucrarse, con todas sus fuerzas, en Ministerios que de verdad cumplen con el rol que demanda Su Palabra, eso sí tiene verdadero valor, y no enriquecer aún más a estos genuinos representantes de la imagen comercial que el diablo, y toda su enorme imagineria, ha instituido como propio dentro del corazón de un cristianismo en completa DECADENCIA.         

Saturday, August 17, 2013

El comercio de la fe actual y sus derivados.





El Señor y Su Palabra tenían razón, y más que razón, porque gran parte de lo que nos ofrece el cristianismo actual en su prospecto Light, solo viene a confirmar los grandes temores y sospechas a que se vieron enfrentados los propios discípulos del Señor, cuando, en medio de una convocatoria histórica, debieron redactar las cartas que luego se convirtieron en la base doctrinal de un cristianismo que ha sufrido todo tipo de contradicciones, desde su mismo interior, y hasta de los más extremos linderos de un mundo que ha visto, en las enseñanzas del Maestro, una perfecta contradicción a los intereses egoístas de una sociedad marcada por el individualismo y las grandes diferencias en el área material y humana, las cuales llegan incluso al área de la justicia, porque en el mismo momento cuando uno de nuestros representantes del poder judicial, libera a comprobados pedófilos, al mismo tiempo, y muy cerca de esos grandes elefantes blancos mal llamados, “Tribunales de Justicia”, se gesta la maldad, a vista y paciencia de todos, incluso, de los encargados de mantener el orden, y además, de los que deberían proteger la integridad y salud de todos esos indefensos que esta sociedad no pudo proteger. (SENAME)

Este debería ser el gran tema que podría convocarme, diariamente, a tener que servir al Señor sin dar tregua alguna al descanso, no obstante, la realidad es completamente diferente, los señores ministros de Dios, totalmente abducidos y sobrepasados de proyectos constructivos y reconstructivos de realidades que nunca dieron una sola pelea en el campo de batalla contra la maldad de este mundo, no se interesan en estos problemas, y en ello, predicadores de radio y de televisión, con un manejo del marketing religioso y material, imposible de cuestionar, con sus predicaciones y sus charlas previamente concebidas y hasta cansadoras, solo hacen afianzarse, en lo que queda del alma de este triste aspecto de un cristianismo voluble que todos hemos conocido, ese temerario pensamiento que de seguro, El Espíritu Santo de Dios, plantó en las conciencias despiertas de esos valientes emisarios de la verdad de antaño. Por ello es que, quienes vivimos y sobrevivimos en este mundo de Ministerios de fe, tenemos una total confrontación con esta forma de cristianismo que han defendido a diente y muelas, todos quienes no han visto el peligro ni el daño que cantantes de moda cristianos, putrefactos traedores de mensajes, supuestamente divinos, ilusionistas de la fe, han puesto en el corazón de los cristianos abstraídos de tales inmensidades. Pero La Palabra del Señor, inspirada y llena de verdades reveladas por el mismo Dios que hizo los cielos y la tierra, no nos deja huérfanos, de ninguna forma, el peso de su santa realidad, no nos permite abstraernos a modo de simples cantores de alabanzas, por supuesto que no, ni menos quedarnos pegados en mensajes súper repetidos de una verdad que a diario necesita ser tratada dentro de un contexto que involucre, rasgo social, realidades políticas, problemas morales, éticos, culturales, espirituales, etc., sin embargo, para ser justos, una de las virtudes mayores del cristianismo actual, es el haber sido capaz de llegar a concretar, una de las más anheladas ambiciones del diablo, y que corresponde a mantener, por parte del cristianismo en acción, la creencia en un Dios único y verdadero, no obstante, y aquí es donde todo empieza a oler podrido, que cada cual puede tener su propia y pretenciosa visión de lo que El Señor dijo e hizo, y de este modo, abrir la posibilidad a lo que hoy día, los grandes manejadores de conciencias han llamado, “la economía de Dios, o la sublimación de la bendición material, por la negación de La Cruz.

Mientras yo deambulo por estas intrincadas callejuelas de lo bello, profundo e insondable que es el andar en Dios y Su Perfecta Voluntad, los bendecidos del sistema apóstata, gozan del lucro que les proporciona semejante comodidad, por lo tanto, ellos no necesitan de un canto como el mío, desde luego que no, ni menos, un tipo de reflexión que pueda indisponerlos o incomodarlos con la retórica de la bendición a que hace alarde, toda esta inmensa gama de seres indiferentes sacados de algún tipo de película de misterio o de terror, por lo tanto, siempre he sabido a lo que me expongo, no he ignorado jamás el costo, sin embargo, podría fácilmente hacerme pasar por uno de ellos, desde luego que sí, pero, desde el momento mismo que me convertí, supe siempre que el camino no solo no sería fácil, sino que además, intentar contribuir a la expansión de un Carácter como el del Señor, basado siempre en las experiencias bíblicas, en el acontecer de quienes le vieron y le siguieron, y dentro de un mundo que no desea en absoluto el poder transformador de Su Verdad, ni tampoco los cristianos, debe ser una de las cosas más difíciles que me ha tocado enfrentar a lo largo de toda mi vida, incluida mi enfermedad, y con esto quiero ser también muy sincero, porque he llegado a comprender, a diferencia de todos mis detractores, que gran parte de la enfermedad que me toca sobrellevar a diario, con todos sus determinantes y dolorosos costos, tanto en el alma como en el bolsillo, y en el cuerpo lógicamente, se debe principalmente, aunque muchos no lo acepten ni lo entiendan de este modo, a las grandes impotencias e injusticias que he debido enfrentar dentro de la realidad que muchos llaman, El Reino de Dios, ya lo tengo claro, porque ni siquiera fuera de él, había visto las cosas que he hoy día he podido palpar gracias a la siempre enorme misericordia de Dios. Pues bien, ello me da la posibilidad de escribir y de expresarme con toda libertad acerca de este problema frente a todos ustedes, no tengo vínculos con los pervertidos que usan La Palabra y la dignidad del Hijo de Dios, para llenarse los bolsillos con los cochinos billetes, no señores, para ganarme un par de pesos, honestamente, debo esforzarme, como cada uno de ustedes, como lo hicieron Pablo y muchos apóstoles, no obstante, nunca he negado, delante de Dios y de mis propios  hermanos, que cuando he necesitado la ayuda de todos ustedes, he recibido mucho más de lo que podría imaginar, sin embargo, debo ser honesto y claro, creo por ello que jamás, jamás dejaré de hacer una de las cosas que más amo para solventar en parte las grandes necesidades que tenemos como familia, el arte, o la artesanía del trabajo que Dios me dio, es una de las grandes posibilidades que me permiten distraerme y salirme de todo este basural en donde a diario me pregunto, ¿cómo lo harán los hermanos que no cuentan en sus realidades con algún tipo de cristianismo disidente, cuando la realidad misma nos obliga a tener que replantearnos lo que creemos, si de verdad queremos hacer caso a lo que está escrito en Su Bendita Palabra?

Estoy agotado, de verdad, porque luego de levantarme e intentar darle un poco de dinamismo a este cuerpo que se niega a mejorar, las fuerzas se hacen pocas, no obstante, Janett, mi esposa, tomó un nuevo proyecto, y haciendo los esfuerzos ya expresados, me decidí a ayudarle en todo, para ello, debo andar con mi mochila, y dentro de ella, con todos mis medicamentos, nada puede faltar, en cualquier momento puedo ser presa de una de mis angustiantes crisis, y de esta forma, puedo a lo menos palear en parte, todo el maltraer que pudiera provocarme está ya, lejana y oxidada realidad. Pero este cansancio corporal, me permite también, junto a mi esposa, ganarnos unos pocos pesos para sobrevivir, y ello además, me da la fuerza moral necesaria para intentar decir todo lo que pienso, desde luego, desde mi personal perspectiva, que no es satánica ni trivial, sino que intenta, por todos los medios que me proporciona este sistema, de aclarar a quienes todavía no presienten el riesgo en el que están, que aunque todas las cosas brillasen en el mundo como el oro, no siempre lo que brilla, es precisamente oro, porque lo que hace al oro, no es solo su brillo, recuerde que el oro tiene propiedades, y existe además en esta tierra, oro de baja y de muy alta ley. Así que, cansarse trabajando con las propias manos, no debería ser considerado como algo tan malo por los que viven de lo que otros les dan, quedar abatido lijando una muralla, aún con una enfermedad respiratoria como la que yo sobrellevo, me llena de tranquilidad, es más, me permite agradecer a quienes, desinteresadamente, siempre nos han tendido una mano para salir de nuestras incomodidades económicas, propias de hijos de Dios que viven en conciencia dentro de un tercer mundo, que pocos desean oír y sanar de sus más enormes y desequilibrantes perversiones, no obstante, Ministerios como el mío, archiconocidos por la cristiandad, siguen padeciendo todo tipo de indulgencias y contradicciones, mientras tanto, los fieles seguidores de personas más que del Señor, de instituciones humanas más que de la realidad de Cristo, se jactan, irónicamente, porque a ellos no les alcanza la maldición de la enfermedad, porque con sus sueldos son capaces de darle a sus hijos, no solo la educación que se merecen, sino que también, enseñarles a proceder con la misma indiferencia que sus padres, “cristianos por cierto”, proceden frente a los grandes y enigmáticos dilemas morales y espirituales por lo que atraviesa gran parte de este mundo en completo desconcierto, de esta manera, incomprensible para mí, ellos sacan provecho de la bienandanza en que se hallan enquistados sus verdaderos intereses, y que no son otra cosa más que, la compra y venta de valores bursátiles ahora, dentro del campo mismo de la fe, y que viene a representar en buenas cuentas, el capital y el patrimonio material en donde esta perjura realidad, ha puesto toda su alma y todo su corazón, contradiciendo el fundamento bíblico en primer lugar, y evitando con ello en algún momento, como segundo elemento, que ellos puedan encontrarse de repente, con la encantadora e invulnerable fuerza de la verdad pura y santa que se desprende de SU PALABRA, y no de otra cosa. Así que, hermanos y amigos, agradecemos del alma, mi familia y yo, a todos los que han visto en este humilde ministerio, algún sesgo a lo menos del Evangelio predicado y practicado por El Señor y su discípulos, y que a pesar de las objeciones propias a que desean someternos los acomodados con el sistema, no pretende ni jamás podrá despegarse de lo que Cristo, hace ya dos mil años atrás, trazó como objetivo único, para todos los que un día fueran capaces de recibirle con toda la humildad y sencillez, dentro de sus propios corazones.
     
Yo sé por lo tanto, que debo contar con una muy pequeña cantidad de inflexibles correligionarios que aman mi canto y que leen el contenido de mis reflexiones, lo sé, porque ellos, al igual que yo, conocen las tragedias que se vienen, y por supuesto las que a diario debemos enfrentar, mientras tanto, toda este sin par ejército de parásitos sementales, supuestamente espirituales, constituyen y dan vida, a una forma de cristianismo que no contempla al que padece y sobrelleva el peso de una cruz, ilimitada y casi sin término, porque el dolor queridos hermanos, no acaba cuando te regalan una guitarra último modelo como a mí, la cual me fue donada por un hermano del alma, para que yo no dejara de servir al Señor por ningún motivo, sino que continúa, por no sé cuánto tiempo más, hasta cuando Dios diga, tampoco el dolor desaparece mis hermanos, cuando los demás, extasiados por el gozo y el placer que les provoca el sonsonete de su voz, y el empobrecido contenido de sus cantos, son capaces a nombre de todo el cristianismo protestante chileno, y representando la realidad de un CEMENTERIO, a atreverse a darte un diploma al insigne adulador de Cristo, Marco Witt, porque su música, restaurada y todo, ha bendecido a muchos sobre esta siempre incomprensible realidad llamada, CHILENSES NEW AGE WAIRHCHTR, no hermanos, Marco, seguramente, después de la caída que ni se nombra, ahora debe estar cargando con una cruz propia, y lo que debe ser realmente elocuente para él, una cruz real, tal como Dios lo quiere y no de otra manera. Por ello es que los pocos amigos que ahora tengo, los valoro, no los desdeño por nada, ellos son mi cable a tierra, conforman la gran nube de testigos que darán cuenta, delante de Dios un día, de la honestidad y del esfuerzo que debí desplegar junto a los míos, para poder ejercer con responsabilidad, este  Ministerio de servicio a Dios, en primer lugar, y luego, de fortaleza moral y espiritual, a toda esa gran marea de hermanos que en estos últimos años, han permitido que mi canto, al igual que en el pasado, pueda bendecirles con toda la humildad que ustedes ya conocen, por lo tanto, está claro que en esto, hay muchas cosas en juego, mucha tela aún que cortar, muchas importantes cosas que ni se nombran, cosas turbias que se ocultan al precio de mantener al pueblo lleno de ignorancia, a mi humilde modo de pensar, por estas mismas condiciones, y para que la Gloria sea completamente de Dios y no de nosotros, mortales todos, si el Señor no viene antes, creo que mi voz, aún con mi garganta cristalizándose a montones, seguirá dando que hablar y multiplicándose en el aire, al final de cuentas, yo sé que un día, allá en lo alto del este claro firmamento, en la compañía del Señor y de todos sus disidentes detractores de esta vulgaridad llamada, DOCTRINA DE LA PROSPERIDAD O CRISTIANISMO SIN CRUZ, nos podremos abrazarnos, con toda libertad, sin carteles ni grandes diferencias coagulando nuestras experiencias en Cristo, estoy seguro que no ha de faltar en aquél lugar, el tiempo ni el momento para que nuestras vidas sean tomadas verdaderamente en cuenta, de la manera en que debieron haber sido tomadas por una cristiandad que se ufana en este mundo de lo perecedero, pero que nunca fue capaz de comprender, a pesar de todas los medios puestos a su alcance, ni el valor ni la importancia de lo realmente vital, e imperecedero, como las cosas que se llevan silenciosamente en el fondo de nuestra a veces, angustiosas realidades.  

Tuesday, August 13, 2013

¡Hablar y no callar, esa es la consigna para el cristianismo de hoy!!

Este tiempo no ha sido fácil, desde luego que no, sobrellevarlo con todo el enorme significado de una traqueopatía osteocondroplástica sobre tu cuerpo, languideciéndote, abatiéndote por completo, dejando tu cuerpo cansado, prácticamente tirado sobre las mismas cuerdas, solo te hace pensar que si Dios no interfiere pronto en tu realidad, no tienes ninguna clase de oportunidad. Pero esta es la cruz que me ha tocado sobrellevar, no otra, es así como Dios lo ha querido, yo no soy quién para poner en duda lo que Dios, en Su Misericordia, ha querido darme a conocer con esta inmensa prueba, a mí, como hijo de Dios, no me queda otra cosa más que soportar, sobreponerme a toda la enorme dificultad que me impone esta condición, y seguir adelante, como sea, aunque esto me tome gran parte de mi tiempo, gran parte de mi propia vida, tanto como para contar solamente, con un par esquivas horas diarias que permitan a mi ser, a fuerza de tenacidad y de paciencia, desarrollarme y presentarme de cara a la vida, con una sonrisa que sea capaz de prorrogar por un tiempo aunque sea, toda la dolorosa y cansadora condición que me ha impuesto el creador, porque aunque cuentes con la ayuda de Dios para sobrellevarlo, la enfermedad como prueba, ya me resulta agotadora, y por supuesto, para todos los que debemos soportar éste y otros males, la situación se torna a veces casi incomprensible, de todos modos, nuestra fidelidad a Dios pasa por otros parámetros, por otras circunstancias muy ligadas a las convicciones más que a los sentimentalismos que venden los comerciantes de la alabanza actual, razón por la cual, personas como nosotros, cuestionados hasta el cansancio por los cómodos antropófagos de la fe Light y comercial, vivimos distanciados de las volubles manifestaciones de amor a un Dios, que a pesar de amarle y de guardarle por completo eterna fidelidad, nos propone interrogantes tan enormes y difíciles de comprender, tan grandes como para poner en duda que alguno de los más sobresalientes propagadores de gozo y prosperidad actual, sería capaz de llevar siquiera, un par de minutos sobre sus espaldas, es que no nacieron para ello, otras son sus prerrogativas, otras sus metas. No obstante, ese mundo familiar que me rodea, me permite creer que aún Dios tiene todas las posibilidades en nuestras vidas, si quiere, y sé con toda seguridad que muchos de ustedes, hasta no les guste el tenor de mi sinceridad, sin embargo, la prueba a que estoy siendo expuesto, junto a los míos, por el mismo Creador de todas las cosas, no es menor, así que mis interrogantes y mis cuestionamientos, están en completo relacionadas con la exacta dimensión de mi dolor, el cual, solo puede ser calmado por la morfina y otros analgésicos que comienzan a hacer estragos en mi hígado y mis riñones, pero como decía, gracias a la invaluable compañía de mi mujer, por la cual doy gracias a mi Dios, y al cariño enorme de mis pequeños hijos y mis verdaderos hermanos y amigos, he ido lentamente sorteando toda tipo de dificultades, de este modo es como, a pesar de todo esto, me animo a escribir, puedo abrazar a mi mujer y a mis pequeños hijos, Mateo y Efraím, los cuales, en su inocencia, con sus juegos y sus sueños, son capaces de inyectar a mi alma, una clase poderosa de energía que no existe en los canales de televisión por cable, ni tampoco en el contenido de estos poderosos medicamentos que si bien, me ayudan a librarme a ratos de mis dolencias, sé que terminarán por destruir algunos de mis importantes órganos que en este momento, ya están dando señales de su agotamiento. Pero todo esto se trata de esfuerzo, de sobreponerse, de no dejarse apabullar aún por las más decidoras y contundentes declaraciones de los médicos, por ello es que sigo creyendo en esa fuerza, porque se trata de una fuerza incomparable, de una clase de fuerza que solo puede provenir de Dios, ahora, en forma de familia, dentro de un carácter de hogar que esta sociedad, necesita recuperar, y nosotros, “los que estamos al servicio del Señor”, aún con estas enormes dificultades atravesando nuestras vidas, es claro que no estamos dispuestos por ningún motivo, a dejarnos silenciar por nadie, Cristo nunca lo hizo, sus apóstoles menos, y nosotros, que vivimos dentro de un mundo completamente deshumanizado, cedido y entregado además, a las crueles y reales perversiones de un sistema que se nutre de materialismo y desigualdades, como si nuestras vidas se trataran de cosas que no tienen ningún valor, seguiremos esforzándonos, no obstante, mi dificultosa realidad, me ha llevado a pensar, en la enorme responsabilidad que tiene el cristianismo actual con respecto a las dolencias nuestras, porque no puede separarse, como si se tratara de objetos inservibles, la vida de quienes hemos entregado todo por El Señor, de la evidente y bíblica realidad de los procesos que ha de vivir el cristianismo a lo largo de toda la historia, a veces, fundamentando toda su egoísta predisposición, en el mezquino y ruin sentimiento de una filosofía de vida que más bien representa, a una forma cruel de economía espiritual más que de servicio a los que de verdad sufrimos con la realidad de las enfermedades, lo que se traduce en buenas cuentas, a una trágica y evidente falta Ética sobre la cual, las inconclusas realidades espirituales actuales, no han querido ni querrán seguramente; por mucho tiempo más; poner sobre ella la mirada, para remediar en parte, el enorme daño moral y espiritual que han provocado con sus miserables predicaciones y cantos construidos en living de un departamento en donde el dolor humano pasa prácticamente inadvertido, y a través de una concepción de cristianismo que solo pudo tener su origen, en la poderosa e indestructible condición de una comunidad que no desea tener contacto con los verdaderos valores proclamados por Cristo a sus valientes discípulos, ni menos con aquellos que a pesar de mantenernos aferrados a este Dios Misericordioso con un esfuerzo casi sobrehumano, somos prácticamente pasados por alto, haciendo creer a la comunidad, supuestamente cristiana, que nosotros somos los culpables de tan enorme dificultad.

Entonces:

¿Cuál es la responsabilidad de Dios en esto, acaso no es Él el que permite todas las cosas?

¿Y qué propone el cristianismo materialista de las alabanzas para personas como nosotros, continuar con las alabanzas, no hacer ninguna clase de preguntas o interrogantes a Dios y mantenernos por completo en silencio?

Si es así como piensan y dictan los abductores de conciencias que debe ser nuestra actitud frente a un Dios que ha ofrecido todo tipo de ayuda a quienes sobrellevamos esta clase de males, entonces mis queridos hermanos, Dios no es un Dios de trato con el hombre, y todos los vendedores de ilusiones están en la razón, y por lo tanto, habría que sacar de La Biblia, no sólo el testimonio de Job, sino que, de varios valientes hombres que no se callaron cuando el dolor de ellos y el de sus hermanos, era simplemente ignorado por las castas religiosas de la nación de Dios.

Sin embargo, mi reflexión me ha llevado a pensar, inobjetablemente, y desde la aflicción que me somete en este instante a semejantes incomodidades, en ciertas circunstancias que no pueden pasar como si nada en la vida de quienes, no solo sobrellevamos el peso de alguna dolencia profunda en nuestro ser, sino que también, en todas aquellas vidas de los hermanos que no están dispuestos a condescender, ni menos dejarse embaucar en sus principios, por esta clase de arrogancia espiritual que hoy día parece haber desarraigado, completamente, la verdad pura del Evangelio que un día el mismo creador del Universo, trajo y compartió a un mundo en completa y total oscuridad. Por ello es que reconozco entonces, que existe cierta clase de interrogantes que de continuo, como una comezón sobre mi conciencia, parece estar asediándome, rodeando mis circunstancias, continuamente, como si se tratara de algo imperioso, inobjetable, inequívoco, influyendo incluso, sobre la humilde creatividad que Dios me ha dado para construir a veces, en base a ciertas impresiones poéticas y musicales, la belleza de una canción, o el sentido de un rasgo poético, todo para impedirme avanzar con libertad, y llegando a detenerme incluso para proceder a preguntar:

¿Cómo pueden los hermanos que se hallan afectados por esta forma de proceder y de pensar la fe, orar por alguien que se encuentra enfermo, si ni siquiera se esfuerzan por conocer el tipo de mal que te aqueja?

¿Cómo podrían si quiera acertar con una oración si mantienen sus corazones distantes del dolor que afecta a miles de personas, incluidos nosotros los cristianos?

¿Cómo poder cifrar en ellos nuestras esperanzas si ni siquiera visitan a los enfermos con esta anticristiana forma de ver El Evangelio de Cristo?

¿Cómo puede rogar un cristiano o La Iglesia de Cristo por alguien que sufre, si no entiende el significado del dolor en el ser humano?

Y peor aún, si el pensamiento que hoy día rige el alma y la mente del cristianismo con respecto a las enfermedades, sigue siendo la prepotente propuesta de esta verdadera maldición de LA PROSPERIDAD, entonces los cristianos finalmente, no solo dejarán de orar por quienes soportamos estoicamente el rigor de las dolencias que una enfermedad nos proporciona, sino que además, está claro que todo se habrá de concentrar solamente, en las bendiciones materiales, de modo que el espíritu y el amor de los primeros cristianos por quienes debían sufrir los embates de la propia naturaleza, se habrá finalmente desintegrado, ¿responsabilidad solo de los seguidores de pastores sin relación con el dolor? No queridos hermanos, sino que también de los propios ministros de Dios que solo se han preocupado de empoderarse y de lucrar en esta realidad espiritual, negando en primer lugar al pueblo de Dios, el conocimiento de La Verdad Suprema de Dios como elemento redentivo e intrínseco en la doctrina del Evangelio de Cristo, y además, utilizando el contexto espiritual, el de La Iglesia de Cristo y del Reino que ÉL nos trajo a este mundo, para el efecto materialista y consumista a que tiene sometida a una gran cantidad de cristianos en este mundo, la cruel y desenfrenada mercadotecnia de la fe actual, a manera de predicadores rapaces, de pastores impávidos frente a la corruptela habitual de movimientos espirituales centrados en el bienestar material, o de cantantes profesionales dispuestos a todo con tal de adquirir reconocimiento y fama dentro de una urbe protestante construida con gran poder económico, no cualquier poder económico, sino, con un gran poder económico.

Es realmente ancho y tenebroso el camino que nos ofrece el evangelio de la llamada Doctrina de la Prosperidad entonces, ya sea de segunda o tercera mano, ya sea enmascarado, con una imagen de humildad incuestionable accediendo a tus principios, o simplemente expresada como tal y sin tapujos, de cualquier manera, las tinieblas sobre nuestras realidades, son un hecho absolutamente palpable, evidente y además, contundentemente cruel como el egoísmo de quienes ofrecen su servicio a esta clase de fe, como muestra, doy un pequeño ejemplo de lo brutal y dañino que puede llegar a ser para el alma honesta que ama a Dios, esta forma particular de pensamiento, cuando, intentando vapulearte o darte ciertas nociones éticas para mejorar tu vida ministerial, el frío y calculador representante de esta tragedia moral y espiritual, pudiendo ayudarte o beneficiarte incluso con todas sus bendiciones, es capaz de abalanzarse sobre ti, e insinuar engañosamente a tus oídos y decirte, ¡que yo no debes decir tantas cosas cuando das a conocer tu canto, sino que debes guardar la debida compostura, o ser capaz de silenciarte sobre ciertas realidades que nos tocan a todos vivir a diario, y que solo debes remitirte a tu canto, y nada más.

En primer lugar, desconocer la gran necesidad que existe dentro del pueblo de Dios, y fuera de él, de oír La Palabra de Dios desde la perspectiva de La Verdad de Cristo, y no desde las improvisadas peculiaridades de los apóstatas profesionales, es una de las prácticas más frecuentes que utilizan en su sensualidad, cantantes de moda y predicadores que se han construido en base a los modelos de fe que le ofrece el sistema, apócrifo y desertor, lo que se traduce en la realidad espiritual y de La Iglesia del Señor Jesucristo, a una desvalorización del Ministerio que alguien, valientemente, y por inspiración del Espíritu Santo, es capaz de ejercer en semejante realidad, y a pesar de todas las circunstancias adversas. Y en segundo lugar, minimizar la importancia del mensaje profético, ha sido una constante en estos últimos años por parte de los maestros de la prosperidad, y de toda su amalgama de desertores, con el propósito de impedir que la cristiandad toda, pueda hacerse de valiosas interrogantes que pudieran ser canalizadas o capitalizadas dentro de sus propias y siempre cuestionadas realidades, no obstante, en un ambiente sensual y preocupado más de las bendiciones materiales que de servir a los intereses verdaderos del Reino de Dios; estancada además en el poder de la imagen más que en el contenido de las cosas, en especial, en las cosas de Dios; la tendencia de ridiculizar nuestros grandes esfuerzos, es una constante a la cual, no estoy dispuesto en El Poderoso Nombre del Señor Jesucristo, a ceder ni un solo ápice en mis valiosos principios, solo porque un grupo de mercaderes de la fe, prepotentemente pretende silenciar y abducir nuestro mensaje, como si se tratara de algo que nosotros hemos inventado.

Curiosamente el Apóstol Pablo, inferido por la influencia del Espíritu Santo, no solo fue enriquecido con el mensaje de La Palabra de Dios, sino que frente a las sensuales envestidas de un sistema que ya en su principio parecía dejarse embaucar por el engaño, la respuesta divina a tales convocatorias de falsa humildad y de las muestras de una forma de amor totalmente adulterado por parte de cristianos limitados por el materialismo imperante, es el siguiente:

“Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto.

Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos, y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas.

Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos.

Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.

Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles.

Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga.

Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados.

Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad.

Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.”

[Hechos 18 : 1 - 11]

Y además, fundamentando esta explicación desde la contundente realidad de Su Palabra, tenemos por ejemplo, el episodio vivido por los discípulos del Señor en los momentos en que se atrevieron a divulgar El Evangelio de La Verdad, entre la población de los judíos y en El Poderoso Nombre de nuestro Señor Jesucristo.

La Palabra entonces lo detalla de este modo:

“Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.

Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón.

De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente.

Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos.

Y aún de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos, se llenaron de celos; y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública.

Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, dijo:

Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo todas las palabras de esta vida.

Habiendo oído esto, entraron de mañana en el templo, y enseñaban. Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio y a todos los ancianos de los hijos de Israel, y enviaron a la cárcel para que fuesen traídos.

Pero cuando llegaron los alguaciles, no los hallaron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso,

diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad, y los guardas afuera de pie ante las puertas; mas cuando abrimos, a nadie hallamos dentro.

Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban en qué vendría a parar aquello.

Pero viniendo uno, les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo.

Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, porque temían ser apedreados por el pueblo.

Cuando los trajeron, los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre.

Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.

El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. A éste, Dios ha exaltado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados.

Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también El Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen.

Ellos, oyendo esto, se enfurecían y querían matarlos.

Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres.

Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A éste se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada.

Después de éste, se levantó Judas el galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados.

Y ahora os digo: Apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios.

Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en El Nombre de Jesús, y los pusieron en libertad.

Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.

Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.”

[Hechos 5 : 11 - 42]

La contundencia de esta Palabra no deja dudas, el verdadero discípulo de Cristo, no debe dejarse amedrentar por nada ni por nadie, porque si El Señor le ha llamado para cumplir con un propósito tan importante como hablar en Su Nombre, entonces, él deberá hacer todo lo posible, y hasta lo imposible, con tal de cumplir con lo que El Señor le ha encomendado, por ello creo que toda esta falsa humildad y profesionalismo doctrinal en el cual se halla inmersa gran parte de la cristiandad actual y mundial, solo busca poner obstáculos a todos quienes hemos recibido por parte de Dios, un enorme y valioso llamado a servirle en este tiempo. La verdad profética en tanto, solo viene a confirmar el hecho de que Dios, en cada generación, ha sido capaz de construir en ciertos hombres, alguna forma de disidencia que permita al propio Señor, dar a conocer a través de estos importantísimos y valiosos instrumentos, La Eterna Verdad de Su Palabra, la cual, a pesar de la arrogancia con que viven y llevan a cabo sus propósitos los productores de Gozo espiritual artificial, no necesita de tanta parafernalia ni poder económico para ser expresada:

Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración.

Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo.

Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.

Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos.

Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo.

Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el Nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.

Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos;

y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.

Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.

Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.

Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.

[Hechos 3 : 1 - 11]

y lo que es mucho más contundente, a Dios le vale que tan solo un único ser humano, con toda una humanidad evidentemente imperfecta a su servicio, comprenda la importancia de semejante contradicción, para proponer, a través de este interlocutor validado por el mismo creador de nuestra Fe, Su Inobjetable desacuerdo con un sistema que solo sobrevive en base a expresiones emocionales, y por supuesto, a la incondicional alianza con el mayor y más característico elemento que los representa y que es, su férreo compromiso con la mercadotecnia de la fe, y todos sus perversos laberintos que conducen con toda claridad, a la misma impiedad e iniquidad que nos da a conocer Su Bendita Palabra.

El mensaje profético, siempre tuvo al frente a verdaderos mafiosos que, en su desafiante conducta, intentaron por todos los medios de desorientar al interlocutor de Dios, llegando incluso a proponer algún tipo de soborno con tal de enmudecer la voz que Dios le había dado a esta clase de personas, los ejemplos existen en La Biblia, no obstante, me parece razonable sumergirnos una vez más, en cierto momento de uno de los Ministerios más conflictivos que da a conocer Bendita Su Palabra:

Palabra de Jehová que vino a Jeremías, con motivo de la sequía.

Se enlutó Judá, y sus puertas se despoblaron; se sentaron tristes en tierra, y subió el clamor de Jerusalén.

Los nobles enviaron sus criados al agua; vinieron a las lagunas, y no hallaron agua; volvieron con sus vasijas vacías; se avergonzaron, se confundieron, y cubrieron sus cabezas.

Porque se resquebrajó la tierra por no haber llovido en el país, están confusos los labradores, cubrieron sus cabezas.

Aun las ciervas en los campos parían y dejaban la cría, porque no había hierba.

Y los asnos monteses se ponían en las alturas, aspiraban el viento como chacales; sus ojos se ofuscaron porque no había hierba.

Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado.

Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para pasar la noche?

¿Por qué eres como hombre atónito, y como valiente que no puede librar? Sin embargo, tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.

Así ha dicho Jehová acerca de este pueblo: Se deleitaron en vagar, y no dieron reposo a sus pies; por tanto, Jehová no se agrada de ellos; se acordará ahora de su maldad, y castigará sus pecados.

Me dijo Jehová: No ruegues por este pueblo para bien.

Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrenda no lo aceptaré, sino que los consumiré con espada, con hambre y con pestilencia.



Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí que los profetas les dicen: No veréis espada, ni habrá hambre entre vosotros, sino que en este lugar os daré paz verdadera.

Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón os profetizan.



Por tanto, así ha dicho Jehová sobre los profetas que profetizan en mi nombre, los cuales yo no envié, y que dicen: Ni espada ni hambre habrá en esta tierra; con espada y con hambre serán consumidos esos profetas.

Y el pueblo a quien profetizan será echado en las calles de Jerusalén por hambre y por espada, y no habrá quien los entierre a ellos, a sus mujeres, a sus hijos y a sus hijas; y sobre ellos derramaré su maldad.

Les dirás, pues, esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen; porque de gran quebrantamiento es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de plaga muy dolorosa.

Si salgo al campo, he aquí muertos a espada; y si entro en la ciudad, he aquí enfermos de hambre; porque tanto el profeta como el sacerdote anduvieron vagando en la tierra, y no entendieron.

¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha aborrecido tu alma a Sion? ¿Por qué nos hiciste herir sin que haya remedio? Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de curación, y he aquí turbación.

Reconocemos, oh Jehová, nuestra impiedad, la iniquidad de nuestros padres; porque contra ti hemos pecado.

Por amor de tu nombre no nos deseches, ni deshonres tu glorioso trono; acuérdate, no invalides tu pacto con nosotros.

¿Hay entre los ídolos de las naciones quien haga llover? ¿Y darán los cielos lluvias? ¿No eres tú, Jehová, nuestro Dios? En ti, pues, esperamos, pues tú hiciste todas estas cosas. [Jeremías 14 : 1 – 22]

Muchas son las maneras en que un falso profeta engaña al pueblo de Dios, a veces ni siquiera se sirve de La Palabra de Dios, basta con un carácter, con un modo, una forma, el pueblo, en una condición de constante deserción a los principios divinos, está dispuesto a creerlo todo, de manera que el quimérico visionario, solo hace lo que tiene que hacer, mucho más trabajo le toma al que pretende, en El Nombre Glorioso del Señor, y con el solo peso de La Verdad en su mensaje, sin contar con las ayudas que se brinda a los falsos representantes de un sistema corrupto como el de hoy, establecer que el Derecho de Dios, parte en las propias vidas y estilo de vida que eligen las personas con principios divinos, y por lo tanto, el ser humano afectado por el mensaje y el Carácter de Dios, debería ser capaz de discernir las diferencias, no obstante, esta enorme realidad profética que nos expresa Su Bendita Palabra, nos deja claro una cosa, que el problema con la actitud apóstata de muchas realidades espirituales actuales, se basa, al igual que en los tiempos del profeta Jeremías, en el inequívoco punto de vista que se relaciona con el estilo de vida que eligen los hijos de Dios para asumir el llamado divino. No hay contradicciones en el mensaje Bíblico, por el contrario, el drama espiritual ha de trasladarse en esta profecía, al campo de las necesidades de vida y del mundo físico que nos rodea, como la sequía que hoy día asola a gran parte de nuestro país, no obstante, nuestro cristianismo, completamente absorto en propuestas que nada tienen que ver con nuestras realidades, evade, descarada y desvergonzadamente, todos aquellos elementos que una realidad espiritual, completamente entendida del propósito de Dios, sería capaz de enfrentar si a lo menos los verdaderos mensajeros de Dios, fueran oídos y recibidos como debieran, pero la realidad es otra, la sensualidad en la cual se halla sumergida gran parte de nuestro cristianismo, solo digiere propuestas que le hablen de lo bueno que es Dios, y de toda una cantidad enorme de cosas que en nada contribuyen a la comprensión del PROPÓSITO DE DIOS para nuestras vidas en esta complicada circunstancia, nada más, sin una sola disidencia, sin una sola contradicción, como si el Cáncer no afectara sus realidades, como si no hubiera homosexualidad en sus congregaciones, como si el adulterio y la fornicación solo fueran hechos consumados por otros, eso señores, eso no es cristianismo, eso es simplemente, indiferencia y APOSTASÍA.

Puede entonces que la enfermedad que me aqueja, como yo lo creo, no sea un obstáculo para comprender lo que El Señor desea hacer con nuestras vidas, además, y lo que es mucho más valioso desde mi moral y ética en Cristo, ni siquiera se transforma desde la eterna misericordia de Dios, en un problema para servir al Gran Propósito divino, contrariamente, me fortalece la idea de saber que nuestros hermanos, los primero cristianos, se gozaban de haber sufrido por causa de Su Nombre. ¿Quién hoy día estará dispuesto a ello? ¿Cómo podrían los cristianos de la elite profesional de la fe, dictarnos cátedra de vida y sufrimiento cuando nosotros, con toda esta enorme montaña de dificultades que nos golpea de continuo, aún somos capaces de honrar el Glorioso Nombre de nuestro Salvador, sin siquiera recibir de ellos, una miserable palabra de aliento?

Finalmente, Jesús, El Señor, dijo que nosotros estábamos en el mundo, pero que no éramos del mundo, sin embargo, esta nueva forma de cristianismo llamada PROSPERIDAD, imitando las artimañas del sistema, más que de otro mundo, parece sentirse cómoda en éste, a nivel de negarle siquiera la oportunidad de reflexionar a sus seguidores, en la veracidad de la propuesta profética con la cual, EL DIOS del Amor, ha hablado a la humanidad toda, por mucho y bastante tiempo ya. Los cristianos actuales, ya no pueden negar ni poner en duda que Dios ha hablado claramente a sus vidas, los hipócritas dirán que los interlocutores no eran válidos, los orgullosos pensarán para sí mismos, que todos lo que andábamos detrás de una realidad ministerial con evidentes negaciones y sufrimientos, no era posible que fuésemos los instrumentos con que Dios hablase a sus cauterizadas conciencias, aclarándonos La Palabra de Dios, que solo una conciencia herida, y a veces hasta sangrante, es la única conciencia capaz de atribuir a Dios, la obra incomprensible de estar utilizando una vez más, a estos pequeños valientes para confrontar, toda la ignorancia e infidelidad de un pueblo, que junto a sus ministros, no desea ser tratado por La Suprema Verdad de un Dios, que junto a Su Palabra, nos dice lamentablemente que el tiempo, el tiempo ya se acerca.