Monday, May 08, 2017

ESA POESÍA QUE FLUYE EN MI SER, COMO RÍO CAUDALOSO.












He terminado de escribir mi segundo libro de poesía. Se trata de un trabajo intenso, de mucha reflexión, un trabajo que me permitió sumergirme, en aspectos desconocidos de la naturaleza humana, aspectos que seguramente todos vivimos o tenemos, pero que sin embargo, no nos damos cuenta de la importancia que ellos tienen. Cada palabra, cada oración, cada frase, responde a un tiempo particular, a momentos en los cuales todavía disfrutaba del nacimiento de mi tercer hijo, y que por lo tanto, aún contaba con el respaldo de una vida familiar, de un hogar en el cual, podía incluir todas estas variables como es la poesía y la música, y de este modo también, compartirlas con mis pequeños hijos, y obviamente con la que fue mi esposa.

Nadie con buena salud mental y del alma, puede prever cosas como una separación, desde luego que no, más aún que lo nuestro, era un proyecto hermoso, lleno de arte, de formas, figuras, colores, olores, tamaños, pintura, música, poesía, en fin, una vida colmada de la experiencia de dos artistas que se unieron para compartir una existencia. Pero la vida no es como uno la entiende o cree estarla comprendiendo, nadie es dueño del alma del otro, a veces lo que parece estar bien, carece de cosas que no nos damos cuenta en el diario vivir que son importantes, así nos vamos quedando con tremendas necesidades, con insuficiencias que en algún momento deberán aflorar, y que en esos momentos seguramente, nos sorprenderán por la dimensión que adquieren.

El trabajo poético a veces, consta de muchas y diferentes alternativas, en verdad, no hay esquemas que te digan cómo o de qué manera debes emprender tu oficio, simplemente te lanzas, te sumerges, a veces sin saber siquiera nadar, pero lo logras, porque el instinto, la vocación con la cual te dotó El Dios que sabe todas las cosas, sabe que funcionará, eso es fundamental, porque de lo contrario, tendríamos que esperar que otros dieran valor a lo que hacemos con nuestras vidas o nuestros dones, y eso, realmente para mí, carece de importancia, porque al final de cuentas, escribir en mi caso, es algo tan habitual como respirar, y la experiencia me ha enseñado que uno debe hacer lo que el alma te dicta, de manera que las opiniones o críticas de los demás, a veces ni las considero, salvo las que están hechas con un buen espíritu y por supuesto, entiendo que ellas pretenden abordarme con respeto y transparencia.

Me encontré en este trabajo tan intenso, con problemas realmente enormes, por ello tuve que detenerme muchas veces, lo cual me permitió trabajar en él, lentamente, como una hormiga, palabra tras palabra, y ello seguramente hizo que cada intento, tuviese el valor que creo tiene este trabajo. En medio del proceso creativo, hubo de todo, dolor, mucho dolor debido a mi enfermedad, así que por lo tanto, mucho de lo que he sufrido con este mal, ha quedado impreso en un gran porcentaje de este trabajo, es más, creo que llegué a la conclusión que le debía, a mi vida y a mí cuerpo, el tiempo y las palabras que son tan necesarias para definir en la realidad, lo que sentimos, o lo que nos cuesta sobrellevar, sobre todo a los que padecemos enfermedades incurables, una realidad tan profunda como esta. Por su puesto que mi segundo libro de poesía, habla del dolor, del mío, del dolor que sienten muchas personas en el mundo, no es una apología del dolor, para nada, es la experiencia de amor de un ser humano que se ve enfrentado a sus limitaciones, ahora que la vida le ha puesto en esta circunstancia, allí, cuando las cosas no parecen marchan como deben, el valor de la vida, el sentido de la existencia, cobra una importancia fundamental, entonces el dolor puede transformarse en un canto, en una prolongación de hechos poéticos que ilustrarán, con toda su marginal precariedad literaria y emocional, lo que sentimos aquellos que hemos sido desechados por la ciencia médica.

Ahora deberé buscar la manera de editar este voluminoso proyecto poético, este que ya no es un proyecto sino, una auténtica realidad, deberé encontrar la manera de hacerle volar, de disgregarse en el espacio para ir en busca de las almas, de las que a diario necesitan de este tipo de experiencias, yo lamento que en el mundo del Evangelio, tenga tan poca importancia el ser creativo, que no sean capaces los Ministros de Dios, de proteger a los que tenemos este tipo de dones, que a diferencia de lo que enseña La Biblia, fueron protegidos y guardados por las castas sacerdotales, es decir, no cuento con el respaldo de La Iglesia de Cristo para editar, tendré una vez más que abordarlo todo yo mismo, no obstante, sé que tengo el apoyo de Dios, sé que el más interesado que nosotros dejemos la flojera intelectual y espiritual, es Él, así que, no estoy solo, no naufrago para nada en el mar de las dudas, por el contrario, creo en los dones que Él ha puesto en nuestras vidas, triste sería que teniendo esta clase de conciencia, solo me remitiera a copiar, como la hacen muchos, como lo hace la mayoría de los que hoy suelen llamar, “MINISTROS DE ALABANZA”, que jamás ponen un solo canto propio en el corazón de la cristiandad.

Me remito ahora a agradecer a Dios, por la fuerza, por la salud que Él me dio, mientras duró el proceso creativo, mientras tuve la intención de abordar esta inmensidad creativa, porque sin su ayuda, jamás lo habría asumido, y por lo tanto, tampoco terminado. No busco con este nuevo trabajo la gloria personal, de ninguna manera, primero, deseo poner en práctica lo que Dios me ha dado, por gracia, y luego, dejar constancia que una persona, aunque abocada diariamente a tener que enfrentar y sobrellevar el costo de una enfermedad que no te deja vivir, es capaz como yo en este momento, de producir frutos, no de adquirir solamente los frutos de otros, sino, DE PRODUCIR LOS PROPIOS, dar a luz una forma de entender lo que nos pasa, lo que como personas, la vida nos ha puesto por delante, lo cual, a mi modo de pensar, constituye también, un acto valiente, casi heroico en estas condiciones, por la decisión de invertir todo el tiempo que fue necesario para ello, por la valentía de continuar, a pesar del dolor que la separación instada por mi ex esposa, produjo a mi alma, no me he quedado sentado llorando solamente, este trabajo está hecho precisamente de lágrimas, de tiempos de silencio, de soledad, de días interminables que finamente, dieron forma a este nuevo y voluminoso capítulo en mi vida como ente creativo.


Doy gracias a Dios y a todos mis amigos por el apoyo y comprensión entonces, y dedico a todos ellos, este nuevo trabajo literario que espero, prontamente, pueda tener una cara visible que permita a muchos de ustedes, alcanzar con su fragilidad, honestidad, y toda su implicancia valórica que de seguro, bendecirá grandemente sus vidas.             

Sunday, May 07, 2017

NUESTRA VERDADERA VOCACIÓN EN DIOS.




Vivimos en medio de una sociedad violenta, ecléctica, nihilista, materialista, indiferente, una sociedad que a todos nos hace daño, de una u otra forma, no podemos evitarlo, estamos en medio de ella, imbuidos, instalados, de manera que vivimos para ver, oler, percibir, toda forma de maldad que llega hasta nuestros oídos, es indudable que ello nos afecta, nos va desgastando, va creando dentro de nosotros, ciertas murallas, ciertos límites que nos puedan mantener salvo, de lo contrario, ello nos puede derrumbar, logrando incluso hacernos perder el pie de apoyo.

A los hijos de Dios, a los que vivimos y dependemos de nuestras convicciones, siempre este tipo de condiciones nos va poner a prueba, porque de algún modo, de alguna forma, para mantenernos despiertos y conscientes, tenemos que evitar adaptarnos, sortear de cualquier forma, cualquier tipo de ofrecimiento que nos haga la realidad, con tal de vernos desnudos, incapacitados para evaluar, para poder valorar y ver las enormes diferencias que existe entre la verdad que nos ha propuesto Jesús, y la verdad que nos sugiere a diario la vida que pasa delante de nuestros ojos.

Mantenerse en pie entonces, con todos estos principios de vida a nuestras espaldas, con todas las carencias propias de una fe construida a golpe de sacrificios y negaciones, no es fácil, de ningún modo, porque no se trata de repetir cada día la experiencia de vida que viviste el día anterior, no se trata de extraviarse en programas de televisión que nada te dicen, que en nada contribuyen a nuestro crecimiento, para un cristiano actual, embebido de Cristo en todas las áreas de su vida, no se te presenta para nada el día a día cómodo o fácil, con esta clase de experiencias sobre tu conciencia y tu alma, vibrando con exhaustiva persistencia, solo puedes esperar dificultades, obstáculos y problemas no programados, grandes inconvenientes que solo tendrán como propósito, poner a prueba una vez más, el gran e importante significado de nuestro carácter, y de cómo La Vida de Cristo se va introduciendo en nuestras células, y de esta manera, lentamente, va dejando en nosotros una huella profunda e imborrable, indestructible.

Todo esto es lo que nos hace diferentes, todo esto es lo que nos hace ser lo que somos, y por lo tanto, debemos darle un valor, una importancia que trascienda, que vaya más allá de nuestro viaje en el metro, mucho más allá del mero trámite que en una fría mañana de otoño, debemos hacer en el centro de la ciudad, así, y solo de esta forma, es más que probable que nos hagamos una clara idea de lo que somos y valemos para Dios en este mundo, lo cual, inevitablemente, nos ha de llevar a una reflexión constante, a un ir y venir en medio de todos nuestros procesos, seguros de estar dando los pasos adecuados en el lugar exacto.

Aun así, aun llenando nuestro mundo de certezas, no podemos escapar de nuestras responsabilidades, de nuestro compromiso con Dios, y esto es algo que debemos tener muy claro, ahora que la religión nos ha puesto límites, formas, modelos a seguir, muchos de ellos, por no decir la mayoría, totalmente inalcanzables, imposibles de aplicar a nuestras experiencias diarias, lo cual va en total desmedro de nuestra realidad espiritual como hijos de Dios, y como personas que tenemos compromisos serios con un Dios que espera de nosotros, algo más que creamos en Él. Porque en realidad, el mundo en que vivimos, sí está pasando por malos momentos, por tiempos críticos en donde el materialismo y la economía que nos ofrece el sistema, ha construido en el mundo interior de los que vivimos bajo estas premisas, verdaderos muros valóricos, murallas indestructibles que nos guían a un tipo de soledad apremiante y agotadora, una forma de asilamiento que nos aleja del prójimo de una manera devastadora, basta con solo mirar nuestro comportamiento diario en los carros del metro.

Pero es precisamente en medio de este mundo que produce soledad e indiferencia por miles, a cada momento, a cada segundo que pasa, en donde debemos crear vínculos, abrirnos a algún tipo de relación que nos permita transmitir a la gente, aquello que nos ha sido confiado, es decir, paz, amor, misericordia, benevolencia, perdón, etc., todo lo que forma parte o es, El Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Somos nosotros entonces, los encargados de transmitir este mensaje, esta forma de códigos valóricos que nos ha regalado Jesús, para que el mundo que no le conoce o vive en medio de este sistema, angustiado, asfixiado, encuentre en lo que vamos a compartir, una salida, una verdadera escapatoria a una formad de vida que no te perdona el que seas humanamente frágil, sensible al sufrimiento humano, debemos ser capaces de romper a como dé lugar, ese hielo casi eterno que rodea las vidas de las personas, y que a veces, lamentablemente, invade el mundo incluso, de los propios hijos de Dios.

Aquí debemos dejar nuestro sentir en Dios, debemos ser caritativos con los que sufren, con los que no encuentran aún, una puerta que les permita dejar atrás, cualquier forma de dolor o sufrimiento que en este mundo, lamentablemente, a diario estamos acostumbrados a percibir en nuestros propios hogares, ya sea en la experiencia de algún vecino, de algún hermano, de algún amigo, como sea, debemos dejar en este mundo, en las personas que nos rodean a diario, todo lo que podamos en cuanto a palabra salutífera, en cuanto al sentir de Cristo con respecto al hijo que partió de casa y sus padres no han vuelto a saber de ellos, los hijos pródigos de nuestro tiempo, a veces van sentados a nuestro lado, en un bus, en el metro, en donde sea que vayamos, el hombre solitario, grita su dolor, su angustiosa necesidad, y nosotros, los que hemos sido llamados por Él, no podemos guardar silencio, no podemos descansar en lo que cantamos el Domingo en la reunión, la necesidad está en nuestro entorno, en nuestro trabajo, en la universidad, en el colegio, Dios no necesita que le cantemos tanto, la verdadera necesidad está en nuestro prójimo, de otro modo, habremos perdido una maravillosa y única oportunidad para dar a conocer, a este mundo en el que vivimos, La Verdad que permitirá a mucha gente, llegar a conocer aquello por lo cual, hemos decidido caminar en este mundo, pero caminar en compañía de un Dios que nos ve con Misericordia, y un Amor inextinguible que de seguro, cambiará las vidas de muchas personas.        
  
Florencio Navarro
Cantautor Cristiano.