Friday, November 24, 2006

La Nueva Esclavitud

Ciertamente se dice que la esclavitud ya fue abolida hace bastante tiempo atrás, no obstante, la esclavitud como concepto, jamás ha sido ni será erradicada. Entonces la pregunta sería: ¿Qué tipo de esclavitud fue abolida? Por cierto, cuando pensamos en la esclavitud, casi siempre recurrimos a las imágenes de conquistadores que llegaban a un Continente determinado, casi siempre África, y allí tomaban a los más jóvenes y fuertes y los encadenaban a modo de animales, convirtiéndolos en esclavos. Luego, eran trasladados en barcos en donde una gran cantidad de ellos moría, víctimas de maltrato o de enfermedades que eran ocasionadas por este cambio abrupto y bestial al cual eran sometidos por sus captores.

De esta forma eran trasladados a diferentes lugares en donde se les ofrecía públicamente y a modo de mercadería, quedando bajo la custodia de quienes compraban su libertad y los utilizaban como herramientas de trabajo. La raza negra supo de esta realidad, aprendió, con el paso del tiempo, a sobreponerse al egoísmo de seres humano que sólo por una cuestión de color de piel, humilló, y aún sigue humillando con su conducta retrógrada a quienes no sólo tienen diferente color de piel, sino que además, no piensan como ellos, es el caso de las guerras fraticidas perpetradas por criminales a modo de Hitler o cualquier otro espécimen que sienta o experimente odio por su prójimo.

Pero cuando hablamos de esta nueva esclavitud, la cosa se pone un poco más compleja, primero, porque en nuestra conciencia permanece aún latente la antigua idea que se nos ha enseñado e inculcado desde niños, de que la esclavitud ya fue abolida, y segundo, porque como veremos, esta esclavitud moderna, si bien subyuga al hombre en cuestión, no le priva de nada, en tales circunstancias, la persona acepta y no lucha, es decir, acepta sin cuestionamiento la forma de esclavitud que le impone el sistema en el cual estamos insertos, se trata entonces de un tipo de esclavitud en donde el hombre, sin distinción de genero, raza, cultura, religión, etc., no sabe o no se da cuenta que ha perdido el poder de decisión con respecto a lo que de verdad necesita para seguir viviendo, es como si estuviera sin conciencia, abstraído por completo se sumerge en la aventura del placer y no alcanza a descubrir el peso de su propia esclavitud, las cadenas que le atan a esta forma de vivir no son visibles, pero ellos viven como libres, se comportan como libres, actúan como libres, piensan que son libres y que además, esta libertad, es provocada por el estilo de vida que ellos han asumido como propios, y no por una profunda experiencia reflexiva en donde los parámetros éticos y espirituales son de un alto valor para la construcción de su realidad existencial y material.
En tales circunstancias, el concepto o el valor llamado “libertad”, queda expuesto al momento que vive tal o cual persona y por lo tanto pierde su valor intrínseco y universal. Pero éste, no es un problema reciente, también los hombres del tiempo de Jesús parece tenían, sino el mismo, un problema semejante, no en vano el Señor Jesucristo les dijo a sus contemporáneos: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” También les dijo: “Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”
Pero la nuestra, es una sociedad que no quiere ni desea hablar del pecado ni de sus esclavitudes, el tema es bastante incomodo, incluso se le relaciona solamente con predicadores, pastores, sacerdotes, etc., pero nunca con actores de la vida cotidiana, y es que la palabra pecado suele a veces provocarnos cierto recelo, no obstante, y a pesar de nuestra evasiva actitud frente a ella, pecado significa simplemente, “errar el blanco”, es decir, “no hacer lo que nos corresponde”, no dar en el punto exacto, pero en el contexto en que vivimos, tendríamos que decir que pecado es, cuando por ejemplo nuestros padres nos mandaban a comprar al negocio de la esquina y nos quedábamos con el vuelto, eso es pecado, como también es pecado mentir, robar, levantar falso testimonio, es decir, hablar mal de un hermano, como también es pecado cuando gente del o vinculada al gobierno, utiliza los recursos materiales o humanos, destinados a ir en ayuda de los más desposeídos, que no son pocos en nuestro país, en campañas políticas. Por ello existen los pecados nacionales y los individuales.

La Biblia afirma en el libro de Romanos, “que todos hemos pecado”, cual más cual menos, todos, incluso los Apóstoles del Señor, María, la madre de Jesús, todos los santos entronados por Roma incluyendo a los papas muertos y al que hoy día gobierna lo destinos de Roma, todos hemos en algún momento disfrutado del extraño y perverso placer que nos produce el pecado en alguna de sus múltiples y excitantes formas.

Lo judíos del tiempo de Jesús, si bien afirmaban ser hijos de Abraham y de estar siguiendo los preceptos de la Ley, mentían cuando decían que ellos nunca habían sido esclavos de nadie, su orgullo nacional los privaba de reconocer que en su historia se encontraban pasajes realmente elocuentes en lo que respecta a la esclavitud, como su estadía por más de 400 años en la tierra de los egipcios, por ejemplo nada más, también estaba la invasión Persa, la Babilónica, la Griega, y en ese mismo momento, la Romana, es decir, a la declaración de Jesús en cuanto a la verdad que liberta, primeramente mentían, Jesús sabía que estaban mintiendo, Él no ignoraba lo que había en sus corazones, pero de la esclavitud que el Señor quería hablarles, no era de origen histórico como ellos pretendían transformar la afirmación de Él, ésta, era de origen espiritual, y en cuanto a eso, en nada, pero absolutamente en nada nos diferenciamos a ellos, somos una sociedad que hemos construido nuestra realidad basados en el pecado, hablamos de justicia, de igualdad, de derechos civiles o sociales, del bien común, sin embargo, no es precisamente por buscar y defender estos valores que se caracteriza nuestra sociedad, por el contrario, aún no se ha erradicado la pobreza del mundo, el modelo económico vigente, que pretendía ser la solución a tantos problemas que acarrea la explosión demográfica y otros derivados, ha fracasado, la sóla puesta en marcha de este modelo neoliberal y aplicado a las economías del mundo y sus consabidos costos sociales, en especial los países con economías muy frágiles como las de Latinoamérica, África, etc., no sólo ha traído más pobreza al mundo, sino que además, la estigmatización de todos aquellos países que no tiene acceso al crédito y el endeudamiento lógico, a modo de esclavitud, a la que las grandes economías del mundo tienen sometidas a las pequeñas realidades económicas de un mundo que, lamentablemente, no encuentra la salida.
Pero el pecado, sí, el pecado, con todas sus variables y palpables esclavitudes, está enquistado sin lugar a dudas en nuestra sociedad, en nuestra vida diaria, en nuestros hogares, en nuestros colegios, en nuestras iglesias, en nuestro parlamento, en los programas de televisión sin contenidos valóricos, en la justicia, cuando hace oídos sordos a quienes claman día y noche por solución a sus demandas, en nuestras autoridades, en nuestras Universidades, en nuestro modelo económico, etc., a modo de hedonismo, materialismo, ateísmo, sincretismo, indiferencia, consumismo, injusticias sociales y laborales, en la falta de amor para ponernos en el lugar del que sufre, y un sin número de otras perversiones más que representan, patéticamente, la condición espiritual, moral y ética de una sociedad que práctica y sistemáticamente rechaza a diario, la oferta generosa y misericordiosa de un Dios que no ha quitado la mirada de su máxima expresión de su eterno amor en toda la creación, como es el hombre.

En tales condiciones, si el ofrecimiento de Jesús, y de ser Él nuestro libertador para dar solución a todos nuestros males, pensemos bien en lo que vamos a decir, reflexionemos antes, no sea que vayamos a replicar lo mismo que dijeron los contemporáneos de Jesús, lo cual sería un descaro de este porte. Así que, basta de lloriqueos, a ponerse en pie, así como promovemos campañas para ayudar a los niños de la Teletón, a limpiar nuestras playas, a mantener limpio el ecosistema, hagamos campañas para dejar, o por lo menos a disminuir ostensiblemente nuestra inclinación al pecado, tomando decisiones individuales desde luego, ayudaremos a mejorar en parte lo enferma que se encuentra nuestra sociedad.

Así que, Pastores, Rabinos, Sacerdotes, y todos cuantos tienen la responsabilidad de guiar e instruir a las personas en su ámbito espiritual, moral y ético, basta de Circo, basta de fiesta, a trabajar, a no descansar, a no desmayar, el remedio no puede seguir guardado, la institución no quiere este tipo de cristianos, ni menos el formato en el que tienen encuadrado los cantantes del gozo y predicadores del maloliente y vil billete, al cristianismo actual, no será fácil tampoco, ¿pero cuándo fue fácil? Los cristianos actuales sólo quieren placer, pasarlo bien, no quieren oír la verdad, eso está claro, la pregunta sería entonces: ¿Cómo puede un cristianismo enfermo como el nuestro ayudar a esta sociedad a salir de la encrucijada en que se encuentra?

La respuesta la tiene cada uno, no los grandes interpretes del gozo, no los grandes exponentes de la predicación actual, no los grandes representantes de organizaciones religiosas en donde la experiencia con Cristo casi no existe, nosotros en forma individual y con lo que Dios nos ha dado, tendremos que asumir el Llamamiento que Dios nos está haciendo, si no somos capaces de romper las cadenas que nos atan al sistema, cómo podremos hablarles de libertad a quienes viven en la llamada, Esclavitud Moderna?

Friday, November 17, 2006

El indiferente mundo de los silenciosos.











El que un cristiano a estas alturas de la vida carezca de opinión, ya no sorprende a nadie. El hedonismo, como filosofía de vida, está constituido en base al placer, la exitación que produce al hedonista un ambiente en donde no se trata asuntos de verdad trascendentes para la vida del hombre, es indescriptible, el hedonista piensa que en el mundo el dolor no existe, y es más, que aunque sepa existe, él hace todo lo que esté al alcance de su mano para ignorarlo, la cultura del éxito, la filosofía del placer, el materialismo enraizado en lo más profundo de su ser, el consumismo formando parte de su vida, son sólo algunas de las muchas partes con las cuales se ha construido interna y valóricamente, y eso, por supuesto, no lo va a cambiar por nada, por algo es hedonista.

La palabra de una persona en otros tiempos era de verdad fundamental para dar a conocer a tal o cual persona, en una forma simple de decirlo, una persona era conocida por el peso de su palabra, es que la palabra, como vehículo de nuestras ideas, es la portadora hacia el exterior, de las muchas maneras o formas que tenemos los seres humanos para dar a conocer a los demás de cómo estamos percibiendo interiormente el mundo que nos rodea. En este sentido, las artes, cualquiera sean ellas, cumplen con el valioso propósito de ponernos como sociedad, individual o colectivamente, sólo con el peso de lo que es capaz de producir, en una instancia reflexiva, es por así decirlo, una especie de filtro intelectual, moral y hasta espiritual, que nos protege y nos hace, o mejor dicho, debería hacernos, a lo menos, pensar por un momento en lo inútil e insuficiente que resulta para una sociedad, el enorme esfuerzo que se toma la misma en la construcción valórica si es que ésta es capaz de ignorar hasta la más mínima expresión artística, con el pretexto de que la velocidad de nuestros logros es más importante que el tiempo que hemos asumido en el perfeccionamiento de una obra.

Esta es la razón por la cual la labor artística es tan importante para la construcción de nuestra vida diaria, en el fondo, todos estamos llamados hasta en los quehaceres más humildes, de convertir a aquél quehacer, en una obra de arte, eso es inobjetable y pesa por sí mismo. Esto mismo es lo que permite que labores tan antiguas como las artesanales, se tornen imperecederas, trabajos o labores que se creía desaparecidos, aún conserven el vigor original y en los cuales, lejos está la idea de la extinción, felizmente, siempre habrá salmones navegando contra la corriente, el mundo, dijo alguien, está hecho de porfiados, y por ser así, estos mismo son los que siempre tienen algo que decir, algo que comentar, algo que opinar, el hombre que es tirado por cuerdas y manos invisibles no puede transgredir ni transgredirse, no puede cometer errores ni menos ensuciarse, es capaz incluso, de endeudarse hasta las masas por conseguir lo que tanto anhela su alma, pero no es capaz de de plantearse siquiera, ni siquiera en sueños, …¿Y qué pasaría si yo lo construyera con mis propias manos?

No está en los parámetros del cristianismo actual un cambio tan enorme, es que es tan fuerte el pensamiento hedonista y egoísta, que nada puede penetrar las estructuras filosóficas de él como para decir que en algún momento ellos abandonarán la monótona tradición y abordarán la realidad considerando otros valiosos e importantes aspectos del quehacer humano, por ello es que no se encuentra dentro de la realidad espiritual eclesiástica actual, algún tipo o atisbo siquiera de sutileza que permita valorar el trabajo de alguna persona en su aspecto artístico, el cristiano actual no está preparado para ello, no se ha construido para ello, sólo digiere, absorbe como esponja todo cuanto se le diga, no importa el predicador, ni su discurso, no importa lo que diga o no diga la letra de una canción o de una alabanza, no ve las diferencias, está neutralizado y paralizado en una postura absorbentemente indiferente, es más, si ello le provoca placer, eso está bien, eso es de Dios, es espiritual. Pero el mundo interior de este tipo de cristiano hedonista se ha enagenado, por lo tanto no va comprendiendo absolutamente nada, nada acerca del Propósito divino, como le han guiado a esa forma de vida sin autocrítica, el no toma asuntos discutibles, no quiere polémica, otros de menor espiritualidad pueden y deben polemizar pero él no va a perder su tiempo tratando de dar a conocer a otros lo que de verdad piensa, este formato de cristiano, tiende en muchos de los casos a tener comportamientos “súper agradables” , como no tiene contradicciones y nada es criticable, el mar siempre está tranquilo.

Esta muestra mediocre y falsamente hipócrita de lo que debe ser un cristiano, es la que hoy día está en total práctica. Pastores y Ministros ignorantes del valor de una obra artística, dictan cátedra en congregaciones en donde la crítica sólo se absorbe a través del llamado “ungido”, y no de otros, estos en mi opinión no tienen futuro, están condenados al más absoluto y total olvido por aburridos e individualistas, y ese individualismo no es otra cosa más que vanidad, la propia y la de los que los siguen, gente que en muchos de los casos sólo de vez en cuando abren Las Escrituras para ratificar o verificar si una palabra dicha por uno de estos “santos varones de Dios”, se ajusta o no a la verdad bíblica, pero lo que es peor, es que por ignorancia o condescendencia con ellos, absuelven a estos meretrices del sistema religioso comercial e institucionalizado, de todas sus perversiones y desvirtuaciones bíblicas.

De esta forma, entonces, nuestro pobre cristianismo día a día se va empobreciendo aún más. Desaparece así, definitivamente, el hombre con Propósito, y la religión organizada y banal da a luz al nuevo cristiano, al sin opinión, al sin palabra, al sin contradicciones, es decir, al cristiano virtual y Light, como los cantantes del gozo o como los predicadores del vil y miserable evangelio del “DOLAR”.











Wednesday, November 08, 2006

Gobernantes gnósticos para cristianos hedonistas.







La pregunta es: ¿Por qué gente tan intelectual y tan académicamente preparada es capáz de rechazar o pasar por alto a alguien tan enorme como Jesús? ¿Qué razón puede tener una persona de la estatura social y política como Ricardo Lagos o una Michelle Bachelet para ignorar a un personaje como Cristo?

Puede que exista, al menos para ellos, razones que justifiquen esta evasión, pero el caso es que cuando se gobierna, cuando se tiene al mando los destinos de una nación, no se puede vivir ignorando verdades tan elocuentemente potentes como estas.

Dentro de la historia secular, Jesús pareciera ser sólo una pequeña sombra que ha medida que van pasando los años, ya no queda más de Él que pertrechos inmóviles, a modo de catedrales o ese sinnúmero de sectas o mega-religiones que pretenden estar diciéndonos que sólo ellos son los protectores del patrimonio histórico de alguien como Jesús. La historia no sólo ignoró a Cristo, sino que, con su método científico, logró hacer que un hombre como Jesús pasara a ser lo que hoy día, gente como la que dirige nuestra nación , cree que es Él, es decir, un mito, una persona que por tratarse su vida de una sin bases históricas, no merece ser tomada en serio, ni siquiera por su mensaje, por simple que este les parezca, y llevarlo a las honduras del alma para degustarlo con quienes más amamos y con quienes además, sufren la decepcionante angustia de no saber qué ocurrirá con sus almas cuando llegue la hora de abandonar esta realidad.

No obstante, y para contradicción de quienes no creen en Él, Jesús no sólo no es un mito, ni tampoco una sombra, nada de eso, y a lo mejor los responsables directos de que esta envestida cancerígena de incredulidad que aumenta cada día dentro de los círculos intelectuales, y de los otros, sea quizás los propios representantes de su patrimonio, es decir, predicadores, expositores, pastores, ministros del evangelio, hermanos en general, ellos, como conciencia, como voz profética, como voz histórica, no han podido convencerse a sí mismo de lo importante que es traducir el propio mensaje de Cristo y hacerlo accequible a la gente que no comprende aún, qué es el Evangelio.

La vida religiosa no ha tenido ni tendrá jamás la importancia fundamental para poder quebrar los esquemas de quienes, amparados detrás de sus sólidas estructuras intelectuales, no admiten un solo atisbo en sus vidas de la verdad revelada en la Persona de Cristo, la religión de salón o empaquetada, no es tampoco solución para un drama tan enorme como el vacío que provoca dentro del hombre cuando interrogantes como:

¿qué ocurre con el alma cuando el cuerpo muere?

¿el alma como el cuerpo, también muere?

¿a dónde voy a ir a parar después de esta vida?

¿acaso, todo termina aquí?

… aparecen en su camino.

Los gnósticos, a la manera de Lagos y de Bachellet, tienen su propia definición del alma, y por supuesto, no creen en el Dios revelado en las Escrituras ni en la Persona de Cristo. Pero esto no es nuevo, ya en los días del origen del cristianismo, un virus conocido como gnosticismo atacó la convivencia y las bases del cristianismo ya en cierne, este mismo problema dio origen a que dentro de esos primeros hombres apareciera uno como Juan, este Apóstol fue el que primero confrontó esta herejía tan propia del mundo griego. Lo enorme fue que Juan no se quedó en una cuestión puramente espiritual, sino que además abordó el problema desde una perspectiva teológica dentro de un contexto en donde el traspaso del mensaje evangélico era sólo oral, es decir, aún no había testimonio escrito, ahí Juan siente la necesidad de escribir, siente que la palabra no puede ser puramente oral y es necesario transcribir, se inicia así un proceso extraordinario en donde la palabra escrita pasa a ser una de las más potentes armas con las cuales ha contado la cristiandad para dar a conocer a la gente qué es esto que llamamos cristianismo.

Juan nos dice, por inspiración divina en su evangelio: “el Verbo se hizo carne … y el Verbo era Dios … y habitó entre nosotros.” A los cristianos de ese tiempo debía quedarles claro quién era Jesús. El gnosticismo rechazaba el origen divino de su Ministerio, y lo que es peor, el de su Persona, para ellos no era más que un Eón, es decir, un haz de luz, esto venía a destruir directamente las bases teológicas de un cristianismo que aún no contaba con el recurso de la palabra escrita para defenderse de esta clase de enemigos. El Apóstol Juan se vio en medio de esta encrucijada y asumió el problema con todo lo que tenía a su mano.


La palabra escrita pasó entonces a ser, el arma que muchos en la historia utilizaron para debatir y dar a conocer el pensamiento del cristianismo. La posterior aparición de un hombre como Pablo, nos deja muy en claro este concepto, “creer no es sólo creer en Él, sino que además, darle sustento”, es lo que llamamos, “las convicciones”, por ello es que tal vez la atmósfera espiritual provocada por los rimbombantes promotores del gozo espiritual actual, más que contribuir, a permitido que la ignorancia dentro del propio cristianismo sea una realidad casi constante a la hora de una autocríta, tal vez no quieran, los propios Ministros de Dios, debido a esto mismo, con las grandes falencias y perversiones que sustenta el modelo actual espiritual, reconocer que el costo de las “grandes bendiciones” ha traído un distanciamiento de la cristiandad de las verdadera fuerza con que debería moverse una realidad tan llena de problemas como la nuestra, lo cierto es que el tiempo corre, velozmente se precipita, no hay evasiones posibles, el agua sube y la siniestra imagen del Katrina espiritual se acrecienta con el paso de los días, como una enorme pesadilla, sólo quienes estén fuertemente asidos de La Palabra de Dios resistirán, en cambio, para un cristianismo tan plasmado de hedonismo como el actual, la sentencia ya está dictada:

- … tuve hambre, ¿me diste de comer?
- … estuve desnudo, ¿me cubristeis?
- … estuve enfermo ¿me visitáisteis?

¿Qué haremos en cambio para salvar un escollo tan alto como este, habrá acaso alguna alternativa mejor para evitar el peso de una plomada tan dura como esta?

Tuesday, November 07, 2006

El costo de creer en Dios en esta realidad.


















Cuánto le cuesta a Dios ser Dios?

Cuánto le cuesta a Dios sustentar lo que somos?

Cuánto nos cuesta a nosotros sabernos hijos de un Dios que tiene todo y más para darnos a veces solamente un empujoncito y cambiar así, algunas cosas que podrían ayudarnos a vivir y a ser un poco mejores, pero que sin embargo, y a pesar de la tragedia diaria, opta por un silencio incomprensible a nuestra limitada comprensión de la vida y nos subordina a la más absoluta y desdichada contemplación, impidiéndonos alcanzar lo que creemos podría hacernos mucho mejores seres humanos y de pasada, prestar un mejor servicio a quienes tanto necesitan.

Sin duda que ser Dios no debe ser tan dificultoso cuando no se tiene la urgencia de las deudas contraídas porque el sistema no te deja opciones, sin duda que los religiosos no van a estar de acuerdo con esta reflexión, cuando en ella se pretende poner en dificultades a un Dios que hasta ahora sólo nos dice lo que debemos hacer con nuestras vidas pero que no asume los costos, como creador, de los reales, no sólo de los espirituales, sino los de la vida cotidiana, los que asumen quienes tienen por obligación que soportar, largas horas de jornadas laborales sin que se tome en cuenta el costo social que ello significa. Los ancianos que deben soportar largas horas de espera en los servicios de Salud pública, porque el Estado inepto no ha sabido, o mejor dicho, no ha querido ver el daño que le hemos causado a quienes tanto dieron para que esta verdadera lacra de la sociedad, llamados, Senadores, Diputados, Alcaldes, y otras especies, lucren con los dramas de la gente.
La lista es enorme, pero la conciencia de sentir que hemos sido creados por un Dios que en muchas de los casos permanece ausente, o mejor dicho, imperceptible de nuestras actividades diarias, es una carga constante y poderosa, más que la propia problemática existencial diaria, más que el saberse gobernados por sinvergüenzas que no tienen la cara de reconocer que son partícipes de eso que hoy día llaman “corrupción”, incluso, más que saber de religiosos corruptos que usan a diario la fe de Cristo para enriquecerse y engañar a los incautos de siempre.
La conciencia, es decir, mi conciencia, no está en venta, no hay disponibilidad para aceptar con resignación santa en mi corazón tanta perversión, tanta burla, tanta lacra social, tantos parásitos que se alimentan con la leche de miles de niños que hoy día no tienen que comer en mi país, no Señor, esta vez yo paso, no hay alabanzas para ti, no hay adulaciones, no estaré allí para darte gracias ni para adorarte por lo que no haces o deberías hacer, mis palabras se irán transformando lentamente en una queja, en una enorme y constante queja que ni el viento ni las más estridentes tempestades podrán borrar, estaré aquí para decirte lo que siento, para decirte que ya basta, que nos cuesta una enormidad comprenderte y comprendernos, que no hay paliativos posibles, que la realidad nos ahoga y nos no nos deja alternativas, que un grito en forma de alarido no logrará expresar en toda su dimensión lo que en este instante siento.
Pero bien Dios, tú debes seguir con tus facultades omnipresentes y de todas, y yo por mi parte, lidiando con todas mis miserias, de toda índole, me he allegado sí a la naturaleza, para humildarme, para llorarme, para mirarme, para compadecerme, si el costo de ser un Dios intangible y siempre eterno te provoca soledad, estaré en mi jardín para escucharte, de la misma forma como tú me escuchas y me respetas cuando yo te hablo. En mi jardín hay lugar para plantar, ven, te invito a que plantes conmigo un árbol y nos olvidemos por un momento de nuestras congojas, tal vez si bajas un momento del lugar en donde los religiosos te han puesto te sentirás mejor, yo me sentiré mejor de tener a alguien como tú compartiendo mi mesa, tu miseria será la mía, ven y bebámonos un vaso de vino y leamos juntos unos buenos poemas de Dylan o de Neruda. Ven Dios, te espero.

Monday, November 06, 2006

Y ahora, que venga Bush.

Sin duda que la sentencia final contra el dictador iraquí, Sadan Husseim, no ha dejado indiferente a nadie en el mundo entero. La ahorca, sin embargo, nos viene a recordar que al igual que en los Estados Unidos de Norteamerica, la ley del talión no ha logrado terminar ni va a terminar jamás con los asesinos en serie, ni menos con los dictadores, a manera de los césares romanos, esta antigua ley del ojo por ojo tiene profundas raíces en la memoria de los árabes, e incluso en la que dice ser la Nación de Dios, me refiero a Israel, tuvo que venir alguien como Jesús para que esta antigua forma de justicia comenzara a dar paso a algo mucho más enorme que, "de la forma en que matas, mueres", es la misericordia, el perdón, o la gracia de Dios, es que en el contexto del perdón ningún hombre tiene derecho a quitar la vida de otro ser humano, la vida del hombre, como reflejo (imagen de Dios) moral y espiritual de la divinidad, nos hace, irremediablemente, ponernos en el lugar del otro. También está claro que en las legislaciones de corte árabes u otras parecidas, el concepto del ojo por ojo están absolutamente vigentes, pero el tema éste no puede diluirse o decantar en algo que no aporte a la verdad suprema que generó en sí mismo, la imagen de un dictador como el ex lider iraquí. Estamos todos de acuerdo que el hombre no era un santo, que su poder, mientras gobernó, fue absoluto, por lo tanto sus asesinatos son por todos conocidos, hasta los hechos ocurridos el 16 de mayo de 1988, cuando Hussein lanzó un terrible ataque con gas mostaza y gas sarín sobre la ciudad de Halabja, ubicada dentro de su propio territorio, y además, lugar en donde vivían los rebeldes Kurdos que apoyaron a Irán en la guerra contra Irack.
El efecto producido por las armas químicas y biológicas fue y es devastador. El gas Sarín ataca el sistema nervioso central. La intoxicación puede ocurrir en minutos provocando como síntomas una copiosa transpiración, dificultad para respirar, náuseas, vómitos y finalmente la muerte por asfixia. El gas mostaza ataca la piel, los ojos, los pulmones y la zona gastrointestinal. Al tener un efecto retardado, no provoca ningún síntoma inmediato ante el contacto y por lo tanto pueden pasar entre dos y veinticuatro horas antes de sentir el dolor y de enterarse de lo qué había sucedido. Para entonces, el daño celular ya está hecho.
Los síntomas que aparecen son: lesiones del ojo con la pérdida de vista, la formación de ampollas en la piel, náuseas, diarrea y una sensación ardiente en los pulmones. Los efectos a largo plazo sobre un individuo pueden incluir la debilitación de los pulmones, dolor del pecho y cáncer crónicos de la boca, de la garganta, de la zona respiratoria, y de la piel. Se ha conectado a causar leucemia y males congénitos.
Mas de 7000 civiles, entre ellos mujeres y niños murieron al inhalar del gas mostaza y el gas sarín.
Este es solo un pequeño pero tétrico antecedente que podría avalar la manera en como ha sido sentenciado finalmente un dictador como Hussein, y que además, respaldaría la desición misma del tribunal que lo juzgó, independiente de si estamos o no de acuerdo con que sea éste mismo legítimo o no. El problema entonces es el siguiente, quién juzgará a Bush, quién juzgará a Blair, quién juzgará en nuestra patria a un dictador como Pinochet, y así, la lista es enorme, desde dictadores hasta sacerdotes pedófilos, desde gobernantes corruptos a quienes le quitan el alma y el sueño a naciones en donde el hambre es cotidiana y letal.
Sin duda que Bush está contento, tiene a su haber un gran logro, es el haber iniciado parte del que él cree, es su condición mesiánica dentro del quehacer histórico en donde su nación es capáz, en el Nombre del mismo Dios de la misericordia, de asesinar, ultrajar, matar niños, asesinar inocentes, invadir naciones mucho más pequeñas que ellos.
Por lo tanto, Saddam Hussein, arrepiéntete, pide perdón a Alá por todos y cada uno de tus asesinatos, que en estas largas horas que te esperan mientras aguardas el cumplimiento de la sentencia, Alá, en su misericordia, te permita recordar los rostros de cada uno de los seres humanos que bajo tu régimen dictatorial y vergonzoso perdieron la vida, y que ellos, además, vengan a recordarte que el juicio mayor te espera más allá de las fronteras de tu propia tierra, tierra de Abraham, tierra de la historia, tu verdadero juicio ha comenzado ya, y ese Saddam, empieza en el alma, si Saddam, en tu propia alma empobrecida y perpétuamente condenada a la más absoluta oscuridad por haber derrochado y olvidado que un gobernante, de cualquier nación, de cualquier cultura, de cualquier religión, debe proteger y respetar, en primer lugar, a los de su propia nación y no a perpetuarlos a la ignorancia y a la miseria más absoluta en la cual sumiste, sin ningún tipo de compasión ni miramiento,
a los de tu propio y triste pueblo.

Y ahora, a los que están pensando que todo termina aquí, que ahora venga el juicio contra Bush, el asesino a sueldo más mediocre y pervertido que ha conocido nuestra historia en estas últimas décadas, que el juicio corra entonces como las aguas, que no quede vestigio alguno de esta verdadera limpieza étnica en la cual los ejércitos del Magno moderno tiene entrampado al mundo entero, y en la cual, la pérdida de vidas humanas ha sido tanto o má dolorosa que las muertes ocasionadas por Hussein. Bush, por cierto, acuérdate, el que a hierro mata, a hierro muere, eso lo dijo el mismísimo Jesús al cual tu alabas todos los días Domingo en la mañana, cuando en las dependencias de un templo Protestante abarrotado de solemnidad en tu cálido país, te escondes, creyendo que el Dios de la misericordia, el mismísimo Dios de Abraham y de Jacob, no tendrá tiempo ni logrará ver tu miserable espiritualidad revestida de una religiosidad tan vil como tus asesinatos. No te equivoques George, el juicio no se tarda, también tu alma ha sido pesada como en los días de Babilonia, y he aquí como Daniel a Nabucodonosor has sido hallado falto. Por el momento celebra, gózate de tu logro, los discípulos de la porquería que tú llamas Democracia, han cumplido al pie de la letra tus mandatos, pero no olvides, el Dios de la misericordia no será jamás burlado, jamás nunca, ni lo sueñes.

Wednesday, November 01, 2006

La naturaleza no miente, Dios la hizo así.



















Cuando no tenemos ningún tipo de escapatoria a la realidad que nos impone el sistema de vida, y cuando agregamos a ello las enormes demandas que nos hace Dios, es decir, no las que se relacionan con parecer o querer ser sino las que tienen que ver con el ser, nos vemos enfrentados a nuestras grandes y casi perpétuas limitaciones, es que estamos llenos de ellas, es cierto, estamos en un camino de perfección sin embargo la forma de vida que estamos viviendo, no nos deja ausentes de nada de lo que acontece en el mundo, ningún elemento queda excluído a la hora de ser honestos con Dios y con nosotros mismos, aún así, los hipócritas de siempre, disfrazados de piel de oveja pero que por dentro son lobos rapaces, no escatiman en esfuerzos para condecender con ese espíritu religioso tan propio de los engominados y lustrosos predicadores que, disfrazados de cuello y corbata, parecieran estarnos diciendo que esa es la mejor forma de entender y de vivir a Dios en nuestras vidas.

Sin embargo, acerca de la miseria mucho se ha escrito, los miserables están por todas partes, somos expertos en cubrir las propias con ropa elegante, con peinados refinados, con actitudes en las que claramente damos a conocer que nosotros no somos partícipes de esos pecados por lo cuales hemos mandado al mundo entero al infierno no sé cuantas veces, nos ponemos del lado de los que apedréan, porque es más fácil, porque en esta circunstancia pesan menos o pasan inadvertidos nuestros miserables sentimientos que nos hunden en cuestiones diarias que en la noche, cuando ya la oscuridad se hace enorme, vienen hacia nosotros, como fantasmas, como sombras en la oscuridad, ahuyentando el sueño en el que pretendíamos olvidar aquellas pequeñeces casi imperceptibles a nuestro yo parapetado en el orgullo.






Las ambiciones de poder, las ambiciones de poseer son buenos aliados para no dormir y estresar nuestro corazón al límite de provocarnos, en el peor de los casos, un infarto, una ecatombe coronaria que podría llevarnos a la mismísima presencia de Dios sin estar verdaderamente preparados. Tal vez nuestras miserias, pensemos, no son tan grandes, pero es que la conciencia humana tan debilitada por efecto del pecado, si, del pecado diario, del pecado de mañana, del pecado del futuro, ya casi no tiene esos antiguos arrebatos de sinceridad en el cual el alma y el espíritu del hombre, como una sola realidad, se atrevían a pedir perdón, a evocar esos días de la niñez cuando el sol de la mañana nos hacía soñar, y poco a poco nuestra inocencia, como esas hojas que van cayendo lentamente de los árboles, se iba retirando y aparecían en su lugar, esos tétricos y oscuros sentimientos que nos hacen pensar con justicia, que cuando Dios hizo la tierra, el universo y las estrellas, el mar siempre estuvo en su mente, el mar con su oleaje, el mar con su espuma, el mar y los roqueríos, el mar, que en su profunda y oscura geología, ahoga y se lleva todo lo que pudre y va quebrando nuestras vidas, incluso nuestras lágrimas.
La luna amigos, en cambio, seguirá brillando y alumbrando nuestras nocturnas caminatas por mucho tiempo más todavía, las aves seguirán rondando las corrientes nocturnas que no percibimos, el aire se tornará frío e impreciso y mi piel se secará, mis ojos se abrán cerrado y por fín, mi trabajo estará cumplido. Mi transito no será recordado, lo tengo muy claro, pero al abandonar esta enorme desdicha, de seguro Dios tomará cada una de mis tantas y enormes miserias, y con ellas me sanará y me llevará, y por fín seré libre, libre de todas y cada una de las tantas desdichas que provoca el ver, tanta miseria espiritual, tanta miseria material, tanta de todas y de todos, miseria al fín y al cabo, miseria para tanto miserable que pisa este bello pero intrincado planeta.