Tuesday, May 27, 2014

El dolor que nos convoca y que nos debe de humildar.


Llega el momento en que nuestro cristianismo sufre una especie de convulsión; si se le puede llamar así, se trata de un quiebre, de una vigorosa razón que no nos permite quedarnos inmunes, exentos, sin ninguna clase de acción, por el contrario, es la oportunidad que nos brinda Dios de podernos desafiar, de hacerle frente a nuestras comodidades y pautas resabidas de nuestras vida domestica, las que a veces, implantadas como poderosas estatuas de sal en nuestro sistema de vida, nos impiden comprender la verdadera dimensión que podría alcanzar nuestro cristianismo, si a lo menos dejáramos que el Espíritu Santo, por una sola vez en nuestras vidas, tomara el control absoluto de nuestras siempre cuestionables decisiones.

No digo esto por el solo hecho de que en este espacio virtual, desde un comienzo, me atreví a referirme a temas que en mi opinión, por su importancia y trascendencia valorica, necesariamente deben ser tratados al modo en que lo he venido haciendo, es decir, valientemente, con honestidad, y por supuesto, con la clara intención de poder proveer, en la cristiandad que recurre a este tipo de reflexión, una instancia en donde dar a conocer nuestra forma o modo de pensar, lo cual, a mi humilde manera de ser, creo se ha cumplido a cabalidad, sino que además, porque en muchas situaciones complejas por las que he tenido que atravesar, este mismo espacio sirvió, para que muchos amigos y hermanos en Cristo, manifestaran a mi vida el deseo y la necesidad de compartir de muchas formas el dolor que la enfermedad, rápidamente ha provocado en mi cuerpo, situación que por cierto, ha determinado además, un profundo cambio en mi manera de ver y de percibir el cristianismo que por tanto tiempo, solo contuvo ciertos aspectos del mensaje de Cristo, y que hoy, gracias al hecho de sentir que no estamos solos enfrentando esta difícil situación, ello mismo nos permite ofrecer, a otros hermanos y amigos, la ayuda siempre necesaria en semejante circunstancia, es decir, no nos quedamos estáticos en medio de nuestra realidad, sino que, ahora con la ayuda de los hermanos, y del Señor Jesucristo por supuesto, intentamos ayudar a mitigar el dolor de quienes también necesitan de ese esfuerzo por parte de nuestras almas.

Así es como un espacio virtual, con todas sus limitaciones y complicadas formas para los que venimos de otro tiempo, puede llegar a convertirse en un punto de comunión entre quienes pretenden cambiar en algo la realidad del Evangelio actual, plagado de medias verdades y de una complicidad evidente con un sistema de vida que no permite no solo la reflexión, sino que, tristemente, ha implantado en el corazón mismo del cristianismo, las mismas y perversas filosofías de vida que en este instante, mantienen sumida a gran parte de la humanidad, en un estado de indiferencia e inoperancia sin igual frente a los más desastrosos resultados que nos ha traído este ritual e inhumano modelo de vida. En medio de esta catastrófica realidad, pero, intentando cumplir con el Llamado que Dios nos hace a todos a diario, me dirigí un día de esos a Santiago, a visitar a mis hermanos de Puente Alto, los cuales, valientemente, han comprendido que La Verdadera Iglesia de Cristo, no necesita de un enorme edificio para funcionar, ni menos de una jerarquía religiosa para poner en marcha lo que a diario El Señor, desea que hagamos con nuestras vidas, porque ellos entendieron que el orden espiritual, es el resultado de una fusión entre Dios y nosotros, entre nosotros y Dios, y por lo tanto, el respeto y la sumisión que le debemos a una autoridad impuesta por Dios, no tiene su origen en esta escala de supuestas jurisdicciones espirituales establecidas por la religión actual, sino que, responden a una forma de vida que El Señor Jesucristo, enseñó y traspasó a sus discípulos, y que hoy, sin ninguna clase de arrogancia ni presunción, nosotros como familia, hemos aprendido a valorar de nuestros amados hermanos de Puente Alto.

Fue en una de esas circunstancias, cuando tuve la oportunidad de conocer un testimonio que, una vez más, marcó para siempre mi vida y la de nuestra familia. Una niña de solo 9 años, con una enfermedad terrible, acompañada de su hermanita pequeñita, la cual le guiaba a la reunión, hizo su aparición en mi mundo, provocando en mi ser, las más controversiales sensaciones, y por supuesto, haciéndome toda clase de interrogantes y reflexiones. Isabela, testificó aquella noche, todos los que estábamos allí, no pudimos más que derramar nuestras lágrimas, porque como padres, entendemos el dolor que a veces tenemos que sufrir por causa de nuestros hijos, Isabela, no obstante, nos estaba diciendo desde la misma oscuridad que le ha provocado la enfermedad, que no siempre una ceguera física tipifica una espiritual, por el contrario, el espíritu y el alma de un ser humano en el cual, La virtuosa Presencia de nuestro Dios ha podido alcanzar con Su Maravillosa Gracia, no solo se halla iluminada, sino que además, por causas absolutamente incomprensibles para quienes dudan de la existencia de Dios, ese ser humano, es capaz de iluminar a otros, aún siendo tan pequeños como Isabela.

Por ello es que cuando supimos que se encontraba en una clínica en Santiago, padeciendo su tremenda realidad, Dios, una vez más, hablando a nuestras vidas, nos impulsó, como decía al principio, a no quedarnos quietos esperando cualquier noticia, nos hemos desafiado junto a todos nuestros amigos en Cristo, y por supuesto, junto a nuestros queridos hermanos de Puente Alto, para dedicar este día, y cualquier otro día, a orar, a clamar, en donde sea, en nuestros trabajos, en el colegio, en la Universidad, en el hogar, en fin, para que Dios, en Su Eterna y Poderosa Misericordia, toque la vida de Isabela, y, finalmente, proceda a sanarla para Su bendita Gloria. Es verdad, no sabemos a veces qué o cuáles cosas desea hacer Dios con las vidas humanas, lo que sí tenemos muy en claro, es que cuando los hermanos nos ponemos de acuerdo, es decir, dejamos atrás todas nuestras inquietudes y vanidades propias, y procedemos valientemente a insistir en una causa como esta, estoy seguro que Dios, una vez más, responderá como tantas veces lo ha hecho a favor de nuestras precarias a veces existencias.

Sea Dios glorificado entonces en todo, al deponer todas nuestras actitudes puramente humanas, estamos no solo reconociendo nuestra profunda necesidad de Cristo en este mundo, sino que además, creemos con todo nuestro corazón que Dios, hará misericordia con la vida de Isabelita, la cual, a pesar de la enorme dolencia que padece, solo oí de sus labios, una muy bella y dulce gratitud para con Dios. Por ello, ofrecemos a ustedes, queridos hermanos y amigos, esta oportunidad para que nos acompañen, para que en donde se encuentren, no dejen de decir una plegaria por la salud de Isabela, en ello, El Señor, El Señor Dios de todo el Universo, será el que agradecerá a cada uno de ustedes por la humildad con que han asumido este desesperado Llamado de nuestro Dios.

Que Dios les bendiga y fortalezca en todo.


elrecolector

Wednesday, May 07, 2014

El Don creativo no está en venta.

Sin embargo, mi salud no permite hacer todo lo que quisiera por el Señor y Su Obra, la Obra en los seres humanos, no la de las instituciones religiosas, desde luego que no, dependo de los medicamentos, de los efectos que ellos puedan dejar sobre mi cuerpo, de los innumerables desafíos que te provoca la propia enfermedad, todo ello constituye para mí, una muy enorme y dificultosa muralla que a diario debo intentar por lo menos salvar, de manera que al lograrlo, pueda llegar a hacer ciertas cosas que permitan, a mí y a mi familia, sobrevivir con dignidad. Así debo enfrentar el día a día, no hay otra alternativa, por ello es que mi fe, mis convicciones se encuentran tan arraigadas en Dios, de otro modo simplemente, fracasaría.

Por ello es que la fe en el Señor Jesucristo para mí, no tiene semejanzas con los aparatosos discursos televisivos de algún temerario predicador, o algún paradigmático interlocutor radial, por el contrario, me alejo poderosamente de todos ellos, no hay manera en que una persona como yo, pueda llegar siquiera a pensar como uno de ellos, están demasiado centrados en la materia, en la plata, en lo que se puede o no lograr con el poder del dinero, que no los puedo tomar en cuenta, simplemente los ignoro, y si llego a necesitar el frescor de Su Palabra en un momento determinado, que no son pocos en mi condición, abro Las Escrituras, y pido en oración al Señor que me de inspiración, la cual llega, y es la manera en que Dios, en todo este tiempo, ha hablado a mi vida, proporcionándome todo tipo de posibilidades en el entorno de Su Mensaje, para que yo no pierda las esperanzas ni las fuerzas para seguir luchando.

Pero también es cierto que existe el desgaste, por supuesto que sí, desde el día en que los médicos te dicen que no hay siquiera un tratamiento para lo que te sucede, tu mente sufre un desgaste, para ello es que te debes armar, para confrontar la incredulidad e indiferencia con la cual te das cuenta, te habrá de tratar el sistema, un sistema que carece en absoluto de trato especial para con los que padecemos males tan extraños como el que a mí me aqueja. Lo realmente deplorable, no es que exista en el mundo esta falta de preocupación o interés por lo que te está matando a diario, no señores, eso es casi normal en un mundo como el nuestro, en donde los parámetros éticos y espirituales nada tienen que ver con la verdad o el valor de la justicia, allí simplemente las cosas son como son, y si no tienes dinero, tú verás como resuelves la cuestión. El caso es que, según creo yo, esta misma condición se ha de manifestar dentro de los prototipos de vida de La Iglesia de Cristo, lo cual, a mi modo de pensar, constituye una aberración, desde todos los puntos de vista, desde todas las maneras y formas de pensar, y ello no es poco en el marco en que se desarrolla mi mundo creativo, de hecho, he finalizado con mucho sacrificio mi último trabajo poético, el cual se basa, en toda esta experiencia del dolor y de cómo la realidad de tu entorno, el espiritual en mi caso, colabora en la desintegración de la persona humana, y de cómo la persona humana, a través de sus propias convicciones, logra reconstruir un mundo que la religión organizada y patética, simplemente ha ignorado.
Por ello es que, a pesar de todo lo dificultoso que me ha sido este tiempo, Dios no me ha permitido descansar ni adormecerme sobre los laureles de un trabajo pretérito, desde luego que no, en mi caso por lo menos, ello no ha sucedido, ÉL no ha querido que mi música, las letras de mis canciones, ni tampoco mi poesía, puedan tener acceso a ese mundo plagado de posibilidades en donde los dones de Dios, simplemente son ofertados al mejor postor, como productos, el Dios de mis convicciones, mantiene a raya mi creatividad, de manera que nunca existe una conformidad total sobre lo cual estoy pensando desarrollar mis ideas, Dios tampoco permite que otras personas, con intereses superfluos acerca del acto creativo, puedan afectarme con sus mediocridades, así que por lo tanto, enfermo o no, el camino por el cual deben transitar todas mis aspiraciones creativas, no son para nada accesibles a la mayoría, es decir, cuando tomo mi guitarra, podría fácilmente anudar un par de textos y escribir una bella alabanza a Dios, no obstante, no es el propósito por el cual tomé en principio el instrumento, no queridos amigos, el adorador no entiende de problemas contextuales, a él solo le importa mantenerse lo más lejano posible de los dolores que aquejan a los seres humanos de CARNE Y HUESOS, así que, la adoración no es precisamente un mensaje en el cual yo deba pensar, y de este modo, deshecho tal instigación espiritual, y retomo esa vieja conducta de compositor de textos, contradiciendo una vez más, a toda ese mortífera cadena de comerciantes que hoy día, solo por entonar un par de alabanzas, se han hecho millonarios.

¿Injusto no creen?

¡Ah, pero con la complicidad de los propios cristianos de hoy!

Pero qué le vamos a hacer, así son las cosas, a veces el engaño se viste de veracidad, lo terrible es que exista todavía dentro del mundo del evangelio, personas que no advierten las diferencias, y peor, que no son capaces de discernir cuándo una verdad puede llegar a ser tan poderosa, que ni ellos mismos tienen capacidad para detenerla. En fin, creo que nunca, pero nunca, en casi 35 años de vida ministerial en este país remoto llamado, CHIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIle, me han invitado a algún lugar para enseñar, compartir o lo que sea, de cómo se las arregla uno para escribir un canto que nada tenga que ver con la alabanza, eso sí que no, muchos lo dan por hecho, es decir, que Dios en un momento, me dicta las letras, con notas y todo, y que yo solo debo entrar en un transe, algo así como un mantra, y desde allí, así como Dios habló a Moisés, Él también me habla a mí. La verdad es que si fuese de este modo, hace tiempo que me habría enfrentado a Dios, no habría dejado pasar la oportunidad para hacerle unas preguntas que todavía no he podido hacérselas, en realidad se las he hecho, pero no me ha respondido, sin embargo, hay cosas que simplemente me parecen ridículas en el mundo de la fe cristiana o protestante, de verdad que sí, como por ejemplo, el pragmatismo de los supuestos ministros de Dios, sus corbatas, sus ternos, su zapatos lustrados, cuando se tiñen el pelo por no mostrar sus canas, sus viajes al extranjero, sus acentos centroamericanos, la cobardía para hablar de Cristo, y tantas cosas más que no quiero nombrar, alguien podría salir lastimado, y yo, en lo más íntimo de mi persona, no deseo por nada del mundo provocar ningún tipo de daño a nadie.
La creación entonces, por lo menos, mi creación en Dios, no tiene su origen en mis emociones puramente, es decir, no escribo si siento o no algo rico en mi ser, escribir de pobreza y hambres, ustedes comprenderán, no es rico para nadie, pero alguien debe hacerlo, el caso es que, cuando uno de nosotros lo hace, de inmediato te dicen que eres “comunista o estás resentido”, pero si lo dice y lo hace uno de los que ustedes ya conocen, “les llaman profetas u hombres de Dios”, distintos a nosotros, así de caras duras, así de hipócritas, de esta forma es imposible poder desarrollar cualquier proyecto en Dios, y lo que es peor, mejorar de algún modo tus perspectivas en todo ámbito. Es claro, a nadie le interesa esta clase de problemas, nadie predica a favor de nuestras realidades, nadie habla de nuestras necesidades ministeriales, solo de las ministeriales, porque si hablamos del costo de la enfermedad que me aqueja, allí hay otro tema, el caso es que, por lo menos dentro de los límites de este trabajo, deseo que quede muy claro, hace 25 años por lo menos dejé de cantar en el Dúo Sal, jamás he recibido un solo peso por los derechos de mis canciones, jamás, y yo no me iba a quedar esperando que otros resolvieran por mí, así que, por canciones, por música, por poesía, yo no me quedo inmóvil, ni siquiera la enfermedad ha sido causa de una deserción en mi creatividad, contrariamente, Dios me ha enseñado a ver, en mis propias dificultades, las grandes problemáticas que debieron enfrentar los ejemplares hombres que produjo Su Bendita Palabra, los cuales, al igual que muchos de nosotros, debieron hacer grandes esfuerzos para dejar, para la posteridad, un trabajo que, lamentablemente, muchos de los seudo mistros actuales, han simplemente ignorado. Por ello es que yo no escucho al pobrecito de CHAPARRITO. ¡Pero si no tiene ni siquiera un mensaje! Ni a muchos como él, tampoco a los de la Radio Armonía, te cobran por escucharlos, eso si son caras duras.


La verdad, es que la enfermedad me ha formado, como hombre y como hijo de Dios, Dios, en Su Gran Misericordia, me ha puesto en el punto en el cual Él me necesitaba, y aquí estoy, enfrentando la mediocridad, la misma que predican y practican los predicadores de moda, los propios cantantes de alabanzas predecibles, y por ello, estoy seguro, no me van a dar un premio ni tampoco la hermandad se volverá a mis necesidades, para nada, lo tengo asumido, nadie va a poner el cascabel al gato, no hay pantalones para ello en nuestra realidad, no obstante yo, a estas horas de la madrugada, cuando un poco de silencio envuelve a las indoloras a veces realidades de la ciudad, me vuelvo a interiorizar en las letras de mis canciones y en mi poesía, y desde esta austera pero alegre condición, olvido el estigma del dolor por un largo período, y consigo retomar ese maravilloso acto creativo que sigue siendo, por lo menos en mi vida, un fiel reflejo de lo inmutable y poderoso que debe ser El Señor en toda su magnánima Presencia.   

Friday, May 02, 2014

El difícl arte de la palabra en el hombre de Dios.

Definir en pocas palabras todo lo que uno aprende cuando la vida te manda una enfermedad insuperable, debe ser un gran desafío para cualquiera. No sé en qué momento surgió en mi vida la necesidad de comunicar todo lo que estaba pasando con mi alama, tengo recuerdos potentes en mi mente de mi infancia jugando con las palabras, inventando modos con los sonidos, debe ser algo así como la naturaleza que Dios te da, no puede ser otra cosa, de lo contrario habría abdicado hace mucho tiempo, no solo por el costo que todo ello significa, sino, por cada una de las tantas y tantas desazones que te han de guiar por el difícil arte de la palabra.

Las horas casi no cuentan, son infinitas, se desplazan como estelas de aerolitos por mi mente, pero son las mismas palabras las que me abren un resquicio inexplicable en lo alto del firmamento y me permiten esbozar siquiera, una humilde plegaria a tus confines, solo con la idea de que sean mitigados por fin todos mis dolores, los de mi piel, los de mi pecho, incluso los que palpitan en mi alma, por sé que un hombre está construido de estas cosas, no de otras, lo aprendí desde muy pequeño, pero a ti, que nada te resulta tan difícil, que te sirven las lunas y las constelaciones para que planta de tus pasos sin desgastes, puedan simplemente proyectarse, a Ti, buen Dios del universo, a Ti esta mañana te escribo esta mi carta, una carta en la que no puedo dejar de lado el costo de mis dolencias, la amargura de todas las injusticias que adiario tenemos que ver pasar delante de nuestras vidas, el cómo son tratados los seres humanos que nada tienen, todo me resulta difícil en esta turbia y dislocada realidad. ¿Pero sabes? Hay algo que la vida me ha enseñado, hay algo que ese Cristo de la gloria sin gloria que Tú nos enviaste alguna vez, implantó como un puñal en mis entrañas, de ello estoy agradecido, y es que a pesar de la tormenta, de las desgastadoras peripecias del dolor internándose por mi ser, no tengo miedo, no temo a nada, ni a la muerte, estoy cubierto por un dictamen extraño que trasunta incluso mis palabras, agónicas tal vez, y es que en la aventura de querer ser mejor, mejor ser humano, las mismas palabras de Tu Cristo, de nuestro amado Salvador, vienen ahora, en este mismo instante a endulzar mi tétrica garganta, asfixiada de extrañas e irremediables incrustaciones que me decaen, por ello es que esta vez, una vez más, te agradeceré como siempre, porque has sido para mí, la única fuente de agua que salta a vida eterna, y no son solo palabras, Tú sabes cuál es mi condición, no podría mentir, no ahora, ahora que el estigma se propaga y no permite ninguna clase de oportunidad.

Viene a mi mente un pequeño conjunto de nombres que has escrito uno a uno en mi alma, los cuales se han enquistado como el musgo en las laderas de mi ser, proveyéndome y cubriéndome con sus plegarias y preocupaciones, por ellos también te ruego, te ruego por sus propias y preocupantes dolencias, primero porque Tú eres Dios, y segundo porque sin Ti, nada somos, no existiríamos, porque a pesar de toda la intransigencia de esta desprolija humanidad, aún tenemos esperanza, aún los huesos quebrantados se resisten a quedarse inmóviles, sin jornadas, sin actos, y eso, te lo debemos a Ti, a nadie más, ya fuimos desechados, ya fuimos un día malogrados por creer en Ti, por ello también, es que deseo nombrarlos, porque al hacerlo, los siento mucho más cerca, casi como si estuviéramos tocándonos, y qué más quisiera, que Tú también pudiesen sentir en este instante lo que estoy sintiendo, y de este modo, alguna vez, solo por alguna vez en la vida, alguien pudiese predicarte el evangelio de nuestras dolencias, no el de tu perfección, ese ya lo desechamos, simplemente no sirve, aquí en esta tierra de desahucios no , no es posible Señor, necesitamos al Salvador de almas, nuevamente, a ese Cristo de la gloria sin gloria que un día se paseo por entre la miserias humanas, y sintió misericordia, la misma que hoy día necesito por todo el enrome significado de lo que es y debe ser, la dignidad de un solo ser humano, y creo que ello no es algo que a Ti pueda resultarte aburrido como a esa grancantidad de aduladores que tienes a tu arraigo y bien preservados, por su puesto que no, porque si no entiendo mal, es Cristo de La gloria sin gloria, afirmó hace dos mil años atrás, que ÉL no venía a los que estaban sanos, sino a los enfermos, por ello entonces, deja de lado a tus aduladores y vuélvete a nuestras enfermedades, costosas, vuélvete por fin a la viuda, correspóndenos del mismo modo como nosotros te hemos correspondido casi toda nuestra pobre existencia, solo así sabremos qué tan real es el cielo que tú nos has prometido, porque un cielo allá arriba no nos sirve, el cielo lo necesitamos ahora, y aquí, no un cielo pequeñito como el que desea Jazy Velázques, sino, un cielo enorme que rompa los cristales y murallas de todos los templos de este mundo en donde no se practica la misericordia. El mundo está lleno de ellos, son prácticamente museos, y Tú Señor, no nos diste el don de LA PALABRA para que el dinamismo de tu eterna preofecía se estancara en ellos ni en los pragmáticos servidores de una fe muerta, por el contrario, les dijiste que fueran y sanaran a los enfermos, y en ello nos adeudas, sobre todo a los que padecemos las enfermedades.

Finalmente, Dios eterno, la Palabra no se extingue, porque el don te pertenece, la sal te pertenece, las corrientes en los mares también, todo te pertenece, y por lo tanto, podrías hacer lo quisieras con nosotros, pero algo debería detenerte, y es, la misericordia, porque sin ella, ni siquiera las aves del cielo ni los peces del mar, con toda basura que hay en él, podrían sobrevivir, pero ahí tienes Tú, lo hacen, y no solamente lo hacen, sino que nos alimentan:

¿Hasta cuándo Dios querido?

¿Hasta cuándo nuestras venas y nuestras fibras luminosas latirán ofuscadas detrás la cortina?

¿Hasta cuando el terciopelo de la lánguida mortaja acordonará el resplandor de nuestras pupilas decantadas?

Solo tú tienes la respuesta, todo el silencio acometido bajo este manto quebradizo de las palabras, no podrán siquiera enmudecerme, no Señor, la rueda se mantiene girando, con la misma y furtiva persistencia que las ventoleras que hoy azotan a la tierra de los gigantes de otras tierras, de otros lejanos continentes, mientras, aquí, en este lejano Valparaíso, en este puerto de las heridas inmutables, las nubes no ocultan el desencanto y el desvarío que producen tus heladas y confusas a veces decisiones. Pero yo no estoy aquí para contradecir semejante inmensidad, ya Job me ha enseñado que no es sabio debatir con el creador, solo aguardaré en tu benigna y siempre bendita misericordia, tu apacible y no escarchada multitud de gracia que nos bendice, con bálsamos y alabastros traídos de tu tierra de Galaad, ¿qué más puedo pedir, si al final, todos vamos recorriendo el mismo camino, todos vamos hacia el mismo final, solo que unos más rápidos que otros? ¡Eso nada más!

Con cariño a mis hermanos y amigos del alma:

Danilo
Ezequiel y su esposa
Hermano Carlos y todos los hermanos de Puente Alto
A Pablito
A Roberto y su familia
Al Pastor Pablo de Santiago
A mis padres
Alos padres de mi esposa
A mis amigos de Rancagua
Y a todos lo que han sentido del Señor bendecir este, mi Ministerio.

Gracias.