Tuesday, August 26, 2014

Los líderes de hoy.




Así que tampoco es gratis todo lo que Dios nos ha pedido que hagamos por ÉL en este mundo, desde luego que no, también nosotros debemos pagar un precio, un precio altísimo que no es muy bien comprendido por muchos cristianos a los cuales les importa un bledo si tú, amparado solamente en lo que La Palabra de Dios dicta, eres capaz de pararte frente al sistema, cual David delante de Goliat, y ofrecerle a esta derruida realidad, una verdadera y muy enquistada lucha, tal como nos insta Su Palabra, de otro modo, dejar que las diferentes filosofías que hoy día han desarraigado por completo el espíritu del verdadero cristianismo, sigan enturbiando aún más la realidad de un cristianismo que se encuentra absoluta y totalmente sobrepasado, colapsado en su manera de vivir y de enfrentar la realidad. Esto, en la realidad pura, lamentablemente se traduce a modos o estilos de vida que los propios Ministros de Dios han acuñado, no solo con su firma, sino que también, han hecho parte de sus propias vidas, logrando de este modo, emancipar el espíritu de quienes en este instante, deberían estar en otro tipo de circunstancias y no pensando en qué auto te vas a comprar, o a que lugar del mundo te vas a dirigir en las próximas vacaciones. Este verdadero drama que hoy vive el cristianismo actual, no se ha mirado ni se ha analizado con el carácter que se debe, es indudable entonces que más temprano que tarde, el solo peso de La Bendita Palabra de Dios, será suficiente para que todos aquellos cristianos que pensaron que la cosa no andaba tan mal, tengan que enfrentar finalmente, todo lo que la verdad profética y el recurso inexorable de la verdad, ha dictaminado para estos, y no otros tiempos.

De este modo, la reflexión apunta en un solo sentido, ¿cómo es que los cristianos de hoy, advertidos por Dios, han sido claramente engañados por el enemigo de Dios, tal cual como lo expone Su Palabra en una de las tantas cartas que el insigne Apóstol de Cristo, EL APÓSTOL PABLO; y lo hago notar con mayúscula, porque hoy día el título de Apóstol sale más barato que el ir al cine; llegó a manifestarlo. (l Corintios 11: 3)? Su temor, era que La Iglesia de Cristo, a pesar de todo el recurso bendito de Su Palabra, escrito además en la conciencia de cada uno de nosotros, a pesar del testimonio personal que los propios apóstoles dieron del Señor, a pesar del enorme trabajo que el Espíritu Santo desarrolla en las vidas de las personas que siguen a Cristo, en cualquier momento, podría ser engañada, y de ese modo, caer en las mismísimas manos del más letal y prolífico enemigo de Dios y de La Iglesia de Cristo, estilando el mismo método que este mortífero disidente, utilizó con nuestros primeros padres, es decir, la seducción.

No se presenta fácil entonces el tema para la cristiandad, no veo explicaciones razonables como para tanta celebración, no hay motivos al menos espirituales profundos como para dar crédito a tanto despilfarro de dinero para fomentar las alabanzas y el trabajo comercial emprendido por las prostitutas actuales, resulta demasiado desconcertante la realidad cuando podemos reflexionar en ella, y por su puesto, cuando nos damos cuenta que alrededor nuestro existe, un tan peligroso y paradigmático ser, urdiendo todo tipo de estrategias para desviar a los cristianos de hoy, de aquellos principios o fundamentos que nos hacen ser delante de Dios. A mi humilde modo de pensar, el planteamiento bíblico, toma ahora ribetes de tragedia, si se piensa que una enorme cantidad de cristianos en todo el mundo, ha ignorado simplemente, este tipo de principios o mensaje que entrega Su Palabra, aduciendo todo tipo de explicaciones que no tienen en absoluto, ningún asidero en lo ya manifestado por los Santos Apóstoles del Señor, en especial, en lo que dice respecto al sufrimiento y al estilo de vida que deberían llevar quienes admiten, una sincera filiación con Dios, no obstante, como lo he venido planteando y dando a conocer, el abismo entre, cristianismo periférico y cristianismo Light, es realmente vergonzoso, casi tan paradojal como la educación, la distribución de la riqueza, y un sin fin de perversiones sociales más que acechan a nuestra realidad chilensis. Pareciera ser que todos los males sociales y morales de nuestra sociedad, la iniquidad, etc., hoy día se han hecho tangibles dentro una realidad que pretende a través de la bendición puramente material, definir el crecimiento espiritual y la cercanía con un Dios que en nuestro caso, pareciera estar solo del lado de los plenipotenciarios de la fe cristiana y prostituida. Cátedras acerca de la sanidad divina, llegan al límite de lo patético, porque dichos predicadores, no encontraron mejor explicación a la falta del don de sanidad, que esgrimir culpabilidad en todos a quienes padecemos males irrecuperables, y por los cuales, EL SEÑOR, EL TODOPODEROSO, EL INMUTABLE, EL OMNICIENTE, EL OMNIPRESENTE, descendió una vez a este mundo, y con el solo toque de su manto, muchos llegaron a ser sanos. La poca honestidad de los predicadores de moda, la carencia absoluta de vergüenza en sus estilos de vida, los lleva a culpar en sus retóricas radiales y  televisivas, al que padece, nunca apuntan a sus podridas realidades llenas de amor por el vil dinero, con el cual, tienen todas las posibilidades no solo de vivir bien, sino que además, visitar a un médico cuando te duele un dedo. ¡Así no se puede! ¿Dónde está la justicia del Reino entonces? ¿Por qué estos cochinos representantes de la indiferencia no apuntan a sus realidades, o hacia arriba, no viene todo desde allá? Les voy a dar la respuesta: “porque dudo que esta manga actual de parásitos, sea capaz, con lo que tienen, de enfrentarse a un Dios como el nuestro." Ahí va, PORQUE SON UNOS MARICAS Y COBARDES, PORQUE NO SE LA PUEDEN CON DIOS NI CON LA VIDA, POR ESO ARREGLAN EL EVANGELIO AL MODO QUE ELLOS QUIEREN, POR ESO CHAPARRITO ANDA EN UN AUTO ULTIMO MODELO, PORQUE A ELLOS LES IMPORTA UN CARAJO LO QUE PIENSE DIOS DE LO QUE ELLOS HACEN CON SUS VIDAS Y CON LAS VIDAS DE LOS DEMÁS.”

Pues bien, hace poco escuché a un predicador por TV., que decía a todos los que tenemos enfermedades incurables, que para que tuviésemos siquiera una pequeña oportunidad de que Dios nos sanara, teníamos que soltar la enfermedad y no llamarla nunca nuestra enfermedad, ¡ah!, y que además, debíamos abrir nuestra mente para que Dios nos sanara, es decir, ya no se trata de sanidad divina, sino, de que Dios ya no tiene poder para sanarnos de una, sino que necesita de nuestra ayuda. ¡No me hagan reír! ¿Por qué jugar con el dolor de los seres humanos, en especial con el dolor de los que llevamos todos estos años pidiéndole a Dios un milagro? La Palabra de Dios no habla en ninguna parte de soltar la enfermedad ni tampoco de abrir la mente, por lo menos en La Biblia que tengo yo, en realidad son varias las versiones que tengo, pero, no hay un solo texto que reafirme el hecho de que Dios, para sanarnos, nosotros tengamos que cumplir con estas u otras prerrogativas, todo eso es show, show nada más, una muy mediocre forma de sacarse de encima una necesidad que La Iglesia de Cristo, debería hacer propia, en especial los comerciantes tipo CHAPARRO, o quién sea.    
 
El Evangelio de Cristo al parecer, dejó de ser para los desposeídos, los periféricos, en especial, para los que no contamos con medios apropiados para hacer frente a un sistema que no vela por los que sufren, claro que si, hace tiempo que la predicación solo apunta a los bolsillos, a las billeteras, a los que tienen buenas cuentas bancarias, a los que darían todo lo que tienen, y lo que no tienen incluso, por ver a uno de sus hijos siendo sanado de un cáncer por ejemplo, allí, los inescrupulosos, ofrecen sanidad divina, allí son capaces de hacer un SHOW televisivo, saben que ese tipo de personas se encuentra frágil, tanto como para comprometer todo lo que tienen con tal de ver curados a quienes ellos aman, a este nivel, el cristianismo ha llegado a su punto más bajo, y todos quienes practican tales procedimientos, no solo deberían recibir nuestro más profundo repudio, sino que además, ser llevados a un juicio y condenarlos por jugar con los dramas de otros seres humanos. No hace falta ser mago o profeta para advertir qué  o cuáles cosas vienen a este mundo por causa de estas perversiones, no señores, no pierdan el tiempo, basta con leer La Palabra de Dios, Sodoma, Gomorra, y muchos lugares más ya no existen, y todo porque el pecado, desde todas las maneras y formas, sobrepasó los límites, tal como hoy día nos está sobrepasando a nosotros, mientras, los dignatarios de las diferentes instituciones religiosas protestantes, celebran, se gozan, se apartan cada día más del sufrimiento, del dolor de la gente, evadiendo la suprema lealtad que le debemos al Señor y a Su Santo Evangelio.


Sé que para muchos decir la verdad en este país, resulta casi infamante, más de lo que representa el ver todos los días a los políticos de mi país, la manera en que ellos pierden el tiempo, mientras, en los consultorios públicos, los seres humanos humildes, deben esperar, horas, horas agotadoras para recibir una precaria y muy restringida atención, ni hablar de la educación, ni menos de lo que nos espera con estas nuevas reformas, las cuales serán implementadas por los mismos que nos legaron el súper invento del TRANSANTIGO, y otras medidas más que solo han traído, más y más dolor a las personas. Chile, contrario a lo que nos muestran los programas de televisión, contrario a lo que nos muestran los índices de la economía, se ha convertido en una gran fuente de dolores, de dolores casi imperceptibles algunos, y otros, simplemente desbordan por las callejuelas de una realidad que no entiende el costo de la indiferencia a un Dios que trajo a este mundo, la respuesta a nuestros problemas. Presidentes que no tienen discurso hacia los valores morales de una sociedad, simplemente han hecho estragos en nuestra percutida realidad, políticos que se nutren con el alma de un pueblo que los elige para que los representen, dentro de un congreso que se ubica en el mismo corazón de la pobreza más patética de nuestra ciudad, nos hace pensar en la imposibilidad de llegar a construir un mundo para todos, y en especial, seguir mirando como la política y la religión, juntas, siguen inoculando a los seres humanos para que no puedan advertir el sufrimiento más patente que destruye a nuestra sociedad. Uno pensaba que los “grandes líderes de este tiempo”, nos iban a defender, que éramos capaces de producir gente honesta, con la única pretensión de proteger a los que sufren, ¿y qué vemos? Líderes del otrora futuro, futuros líderes que esperábamos, que soñábamos, ahora sentados dentro de un espacio en donde nada se resuelve en bien de la gente que más necesita en nuestro país, ese es el cuadro más vergonzoso que me haya tocado ver en estos últimos tiempos, ¿cuál es el costó de silenciar el espíritu de esos jóvenes? ¿Cuál es el costo para los que esperaban que ellos habrían de defenderlos? No lo sabemos, nunca lo sabremos definitivamente, solo podemos tener ciertas ideas, ideas que en este instante, solo concurren, como los ríos, todas juntas a un enorme mar de silencios obligados que nos impone la realidad cristiana actual y la política, nada más, el alma profética en tanto, no se aminora, de ningún modo, están los que escuchan, los que actúan por principios, está la fe, la esperanza, están nuestros sueños, nuestros hijos en ellos, está la inquietante advertencia de Su Palabras subyugándonos constantemente hacia su verdadero instinto que no es otro que, el de aguardar Su Retorno, Su Bendito Retorno a este triste y angustiado mundo, colapsado de tragedias.       

Thursday, August 14, 2014

Una forma de cristianismo sin solución.

Después de casi 25 días en cama, en esta oscura y fría tarde de invierno, día en que ya me siento un poco más recuperado de esta última crisis, tengo palabras de profunda gratitud para con todos los que al saber de mi delicada condición, nos han prestado toda clase de ayudas, desde oraciones, las que son sinceramente muy bien acogidas por mí y mi familia, hasta ayudas materiales, todo esto, unido al cariño con que mis amigos y hermanos en Cristo nos acompañan en este difícil trajín por la vida. No obstante, nuestra mayor gratitud, desde luego, la ofrecemos al SEÑOR, desde luego que sí, porque muchos cristianos, egoístamente y además, afectados por la filosofía imperante en este tiempo dentro de las propias filas del Evangelio, creen que un hijo de Dios, por el solo hecho de serlo, no debería enfermarse, y por lo tanto, tal condición, solo se debe a un castigo venido de parte de Dios.

Doy gracias a Dios entonces, porque no pienso como todo este enorme ejército de diabólicos seres humanos que hoy día forman parte del llamado “evangelio de la prosperidad”, porque según creo, desde que Dios nos echó al mundo, desde la caída, no solo la enfermedad existe, sino, toda clase de desviaciones y males propios de seres que se han alejado de la Voluntad de Dios, créanme, si yo no creyera en esta realidad, hace tiempo que habría desertado de la fe, sin embargo, todo el pesar que me provoca a diario este mal, con el inmenso costo que debemos sobrellevar como familia, opuestamente, me ha permitido reafirmar una vez más, que el Señor Jesucristo sigue siendo nuestro Señor, por sobre todas las cosas, y que Dios además, es nuestro proveedor, lo que no es menor, ya que el Ministerio de fe que Dios me ha dado, ha tenido en este tiempo, un verdadero florecimiento en lo concerniente al uso que Dios le ha podido dar, incluso dentro de una realidad que hasta puede jactarse de contar con todos los medios para adorar a Dios, como es la realidad espiritual evangélica chilena. De este modo, es como, con la ayuda de Dios, y solo cuando la salud me lo ha permitido, que he podido armarme de fuerzas y viajar muchas veces a la ciudad de Santiago, otras a Rancagüa, y a muchos y distantes lugares más de mi hogar, con el único fin de servir a Dios a través del sencillo Ministerio que muchos de ustedes ya de antes conocen.

Doy gracias a Dios por ello entonces, porque podría desertar, podría abandonar esta lucha y simplemente dejarme sobrepasar por esta extraña enfermedad, de modo que a Dios, y solo a Él, en estas pocas palabras, le doy toda la honra y toda la gloria, porque sin Él, habría decaído, me habría superado el dolor y el horrible malestar, y habría dejado de buscar Su bendita Presencia, lo cual, no se encuentra en mis genes, de ninguna manera y en ninguno de ellos, solo Dios sabe cuánto y de qué manera muchos de nosotros hemos tenido que padecer, y seguiremos padeciendo, por amor al que todo lo dio por nuestras vidas, a Él sea La Gloria y el Imperio.

Muchos cristianos en el día de hoy, no desean saber de hermanos con dramas como el mío, prefieren el éxtasis de lo grandioso, “lo inmensa y desbordantemente espiritual”, de manera que lo humano, lo que aún queda dentro de nosotros, simplemente sea ignorado, a la medida incluso de silenciar, si es posible, la vida y el clamor de muchos que debemos vivir en este mundo, con muy costosos y dolorosos tratamientos. En cuanto a la enfermedad que me aqueja, solo debo decir que Dios ha sido conmigo, de verdad, porque si bien la dolencia es aguda en su naturaleza, gracias a Él, he contado con la ayuda siempre a tiempo de hermanos (nas) y amigos del alma que me han proporcionado, en los más difíciles y duros momentos, todos esos  medicamentos que sin la ayuda de ellos, difícilmente habría podido adquirirlos, ello, aunque muchos no lo crean así, en especial los que se hallan pegados a la miseria de la prosperidad, también constituye en un milagro de Dios imposible de describir cuando se padece enfermedades de esta envergadura. Sin embargo, es claro que nosotros, como cristianos, aún no comprendemos la manera en que debemos tratar el sufrimiento humano, en especial, el dolor, tanto el intangible como el que no vemos, solo cuando la enfermedad nos sobresalta, solo cuando ella surge y se queda por algún tiempo en nuestras vidas, solo allí, podemos tener una clara y certera visión del enorme significado de nuestras dolencias, y por lo tanto, del sufrimiento del ser humano, de la dimensión y de la importancia que ha de adquirir en la vida espiritual de alguien que se haya afectado por una dolencia que no le permite hacer siquiera una vida normal. Es en este punto crucial de la existencia humana, como experiencia propia lo digo, cuando el alma y el espíritu humano, tienen la más transcendental oportunidad de acercarse a una realidad de Dios absolutamente incomprendida por la generalidad, porque es allí precisamente cuando, postrado por semanas, con tratamientos doloroso en un Hospital, el ser humano busca, intensamente una realidad Superior que le permita sosegar o calmar el alma, y de esta forma, aceptar en primer lugar, que la enfermedad es parte de nuestro proceso como personas en esta tierra, y en segundo lugar, que Dios, como un Ser Espiritual, nos ha de acompañar en todos los momentos en que nuestra vida se encuentre en peligro o en profundas y dolorosas circunstancias.

Aprendemos por lo tanto también a sufrir, pues muchos de nosotros nos creíamos omnipotentes antes de llegar a esta condición, lo cual, ya constituye en ganancia si se mira nuestra existencia humana, como un proceso de aprendizaje, por lo tanto, una de las cosas más grandes que he añadido a mi vida luego que la enfermedad me impidiera ejercer mi humanidad con la libertad con la que lo venía haciendo, es que nosotros, como seres humanos, no tenemos nuestra vida comprada, nadie puede jactarse de nada frente a Dios, ÉL, en su infinita Misericordia, no nos desampara, al contrario, nos permite entender que la dolencia de la enfermedad, si bien nos perjudica físicamente, moralmente nos enseña a humildarnos, a no tener un más alto concepto de nosotros mismos, de manera que al mirar nuestra propia condición, ello nos enseñe o nos capacite para también poder mirar la vida o la condición de otros. En tal caso, El Espíritu Santo nos hace altamente sensibles a quienes, de una u otra forma, padecen algún tipo de enfermedad, así que, si bien es cierto, estas cosas han sido totalmente erradicadas por La Doctrina de La Prosperidad, lo claro es que Dios sí tiene infinitas formas, como infinita es su Misericordia, de enseñarnos a ser mejores individuos, y de este modo, ser mejores cristianos, útiles a los demás, no indiferentes, sino, absolutamente sensibles al sufrimiento, cualquiera sea este. 


La experiencia con Cristo entonces, nos marca, profundamente en el alma, dejando en la vida de cualquiera que se atreve a pasar la prueba con Él, una muy inextinguible huella que hoy día, con toda una industria de soberbia y arrogancia sin igual en la historia, pretende el cristianismo sin cruz, erradicar de la realidad. La cobardía en tal caso, comienza a tomar forma, una muy evidente forma que a pocos centímetros de esa realidad, uno puede palpar sin siquiera esforzarse para discernir, yo no tengo dudas que así es, lo digo porque a diario Dios prueba mi vida en el sentido de que si yo, a pesar de la tragedia de la enfermedad, soy capaz aún de creer que Él me proveerá, a lo cual yo no tengo absolutamente ninguna duda, porque hasta aquí, junto a mi familia, no hemos vivido otra cosa que la misericordia de Dios, así que, en mi caso, con enfermedad, o sin ella, la fidelidad de Dios es absolutamente probada, como debe ser probada mi fe y mi fidelidad a Dios. Finalmente, todos estos parásitos que no desean personas con dramas en sus congregaciones, recuerden que el médico eterno vino a los que están enfermos, ellos, o mejor dicho, nosotros, los enfermos, somos los que tenemos la prioridad, lo que en la realidad no se puede distinguir dentro del Reino, ya que si habláramos de plata, es claro que la cristiandad no está apuntando precisamente a quienes tienen mayor necesidad dentro del Reino de Dios, sino, a la satisfacciones de las propias y muy materiales necesidades de quienes por LLAMAMIENTO, deberían ir en pos de los que sufren, para eso Cristo también trajo este Reino, de lo contrario, dejemos al mundo como está, todavía hay damas de verde y de rojo en los Hospitales sirviendo al prójimo.  La muerte es inevitable, todos vamos para allá, con o sin dolor, no obstante el Señor nos ha mostrado un camino mucho más creíble y honesto, preocuparnos por los que sufren, y no aportar con nuestro dinero en aquellas congregaciones que no tienen absolutamente ningún problema que solucionar en el campo de la enfermedad. Todos moriremos hermanos, es ineludible, y aunque muchos no lo crean o no lo acepten así, morir en Cristo también es una forma de adoración con la cual podemos ofrendar lo que hemos sido a Dios, evitar el sufrimiento de manera tan descarada y desvergonzada como lo establece la predicación actual, es un poderoso síntoma de que los cobardes no solo han aparecido en el Evangelio, sino que además y al parecer, han venido para quedarse con nosotros.