Friday, September 26, 2008

Lo que el canto restaurado no dice.














































Él dijo que iba a restaurar la alabanza, que él era el elegido, que nadie más en el mundo sabría cómo o de qué manera se debe adorar a Dios, tan sólo él, el elegido, el más capaz, el sublime, el único. Pero aquí estoy yo, escribiendo de nuevo una nueva canción, como lo he venido haciendo desde hace muchos años atrás, sin pensar en si a los demás les va o no agradar lo que tengo que decir, sin pensar en la restauración de la alabanza, simplemente escribo el texto de mi nueva composición, pensando en los días que han pasado con la dulzura y la convicción de saber, que los mejores años de mi vida fueron invertidos en esta bella y enorme causa. Ha nadie he desdeñado con mi trabajo, salvo a quienes han querido detener o privar a mi alma de una sincera expresión que el canto actual de la fe cristiana no posee, no creo ser mejor que nadie, porque nadie es mi prójimo, no obstante, he debido construirme de modo que los hirientes y pedantes promotores de alegrías espirituales artificiales, no tengan ni siquiera la oportunidad de tocar mi realidad, con sus espantosos aguijones de poder.


Pero bien, él promovió la alegría, el gozo perpetuo, la ignorancia, que ha sido su mejor y más completa aliada, sedujo con sus expresiones, con su español medio agringado, con sus lentes de grafito muy bien puestos en ese par de ojos prácticos que pretende ser los ojos que ven al mismísimo Dios del cielo, ignorando la realidad de millones de seres humanos que ansían la verdad como el mismísimo pan de cada día, porque el hambre aún persiste, pero él no lo sabe, aunque dialoga a diario con Dios, él aún ignora esta verdad, por lo tanto, en su Ética, no corren los hambrientos o los miserables, mientras Dios, o la forma de dios que él ha elegido para nutrir su estomago de chatarra no le diga al oído que este mundo perece porque no hay misericordia, él nada hará, seguirá adorando a ese dios construido de poder, hambriento de sensualidad, carente del más pequeño sentimiento para comprender que unos pocos imbéciles como Bush, han hecho de este bello planeta un campo de batalla en donde la infancia ya no tiene acceso a la inocencia o a la libertad pura.


Entonces, él puede vivir y soñar, puede comprar algunas mediocres conciencias con sólo ofrecerles un proyecto, algo que a muchos nos cuesta la vida, pero en fin, como él está del lado de este podrido sistema, las cosas materiales aparecen en sus manos como si se tratara de magia, de pura y virtual magia venida desde los más oscuros antros en donde habita el flemático "brujito" Harry Potter. Pero allí está él, con toda la realidad de un sórdido mundo cristiano a sus pies, adorándole, ofreciéndole todo tipo de ayuda para que el ungido de Dios, tenga lo suficiente para ofrecerles en un mes más, un nuevo producto musical que siempre será más de lo mismo, incluido, cantitos de Navidad con Santa Clauss y todo eso.


Alguna vez , de seguro, a él le profetizaron que sería muy grande, tan grande que no alcanzaría a oír a nadie que le proporcionara una simple verdad, porque mientras él colecciona éxitos comerciales, me enfuresco pensando, para qué mierda puede servir un premio Grammy sobre un mueble en mi casa, si al otro lado del mundo los niños son usados como mercadería sexual, y el hambre, de la cual él no habla, él no se refiere en sus bellas alabanzas de adoración, pasa prácticamente ignorada como si fuera un chiste, un mal chiste para los metálicos corazones de quienes hoy administran el poder, y no son capaces de entender que el tiempo se les agota. Porque mientras él, y quienes le siguen y creen fielmente en su propuesta y la defienden además, los políticos de este mundo hacen y deshacen con las personas, con las naciones, con las economías, hablan de crisis, sin embargo, la Biblia nos muestra que ellos se encuentran blindados en este sistema, nada malo les va a ocurrir, los pobres y los otros, como nosotros, deberemos pagar entonces las cagadas que se mandan ellos con precios exorbitantes en los productos que a diario consumimos. Es la esclavitud de un sistema prostituido y babilónico que él, con sus cantos de adoración no confrontará jamás, debido a los compromisos que ha adquirido con los mercaderes de este sistema, con los traficantes de almas, con los que a pesar de lo prostituidos que se encuentran los medios de comunicación, ninguna palabra sale de su boca para enfrentarlos y declararles el mensaje de Dios para este tiempo.
De este modo, nada ni nadie podrá tocarlo, y lo increíble, es que él nada hará, no cambiará de actitud, porque él, es el elegido por Dios para cambiar la alabanza, mejor dicho, para restaurarla, como si restaurándola, mucha gente habría de correr a Cristo por consecuencia de un mensaje redentivo que la antigua y pasada de moda alabanza, jamás proclamó, aunque millones de cristianos en el mundo entero aún las sigan cantando, aunque entre las frías rejas de una cárcel se oiga todavía el canto de algún preso que ha conocido a Cristo por causa de una de esas mismas añejas alabanzas que cantábamos hasta cuando ya el cuerpo no podía más. Sin duda que debo tener muchos abyectos opositores dentro de este sistema, muchos que preferirían verme botado borracho en una calle en vez de estar componiendo una nueva canción, sin tener que llamar al ungido allá en México querido para pedirle que me ayude a componerla, o me permita usar la palabra hambre o dolor cuando yo desee. Ellos seguramente nunca han escrito nada, nunca han invertido la vida y las ansias en algo tan enorme como la verdad, como los derechos de los niños, yo les podría dar cátedra de lo que se siente cuando, antes de un recital, tengo que invertir hasta lo que no tengo para ayudar en este mundo a que entendamos que los niños son la prioridad de Dios, sin embargo, no voy a perder mi tiempo, porque antes de pertenecer al enorme Circo de la farándula espiritual actual, o ser parte de esta podrida propuesta de la mediocridad espiritual, preferiría ser ese perdido borracho y morir tirado en una cuneta antes que sentir que soy parte de todos ellos, tengo mi dignidad y mis propias convicciones, y nos las voy a transgredir, voy a seguir diciendo lo que siento, aunque me cueste lo que no tengo.

Pero bien, poco a poco mis hermanos músicos y yo, comenzamos a comprender y a prepararnos para una nueva jornada. Mientras ensayamos, no ignoro la valentía de cada uno de ellos, el amor para servir en una causa que no ofrece dinero ni fama, solo servir, servir con el alma a Dios y a su verdad. Las canciones ya están preparadas, hay expectativa, pronto comenzarán los últimos ensayos y ya, la palabra nuevamente saldrá de mi boca y el hambre de muchos por oír estas verdades será satisfecho. ¿Cómo saldrá todo? No sabemos, no somos de los que pensamos en lo estético, sino, en lo que vamos a entregar, diseñadoras, equipos, instrumentos, imágenes, hospedaje, y muchas cosas más son las que necesito esta vez, pero sé que no estoy solo, Dios está con nosotros, sabemos que no pertenecemos al grupo de los restaurados, apenas sabemos tocar algunos instrumentos, pero tengan por seguro, que quienes vayan a escuchar esta vez, no será en vano, eso se los puedo asegurar, pongo mi propia firma, todos estamos comprometidos para que nuevamente, los ignorados de este mundo, los olvidados de la religión resuciten en nuestro canto, en nuestra propuesta, para ello seguiremos trabajando duro, como Dios manda, con hombría para no entorpecer lo que Dios desea hacer con nosotros. Lo demás, vendrá por añadidura, aún así, los recursos son pocos, escasos, pero no voy a ser yo quien les pida ayuda esta vez, no señor, dejaré que el propio Espíritu Santo hable a sus corazones cuando Dios lo quiera, cuando el alma esté dispuesta y sienta que es parte aún, de esta bella y sublime experiencia de amor con el Señor.

Friday, September 19, 2008

La escandalosa propuesta de la indiferencia.
























Los que nunca pelearon con Dios y que nunca han experimentado el fracaso en la vida, nada tienen que decirnos de Dios. Los que nunca inundaron sus gargantas de por qué, tampoco, sólo quienes se han atrevido a desafiar al sistema y que además, pudiendo vivir vidas púdicas se han estructurado para ir contra la corriente, sí tienen mucho de qué hablarnos acerca del implacable golpe con el cual la realidad toda, pretende sobornar nuestras aún despiertas conciencias sin pensar en el costo que ello pueda acarrear.

La existencia del alma en el ser humano; mayor y más importante tesoro de la compleja vida que todos llevamos sobre este exiguo planeta; nos obliga a veces a tomar decisiones que no siempre, a los que están más cerca de nosotros, parecieran dejar tranquilos. Es que las medidas que se utilizan para comparar si estamos o no comprometidos con algo tan grande como la fe cristiana, suelen siempre provenir de las acomodadas visiones de profetas transitorios construidos de plástico y chocolate, jamás el sistema ofreció ayuda sincera a los sinceros, no los quieren, los desechan, por radicales, por extremistas, han inventado nombres para catalogarlos como: “comunistas”, “marxistas”, “revolucionarios”, etc., y una lista tan enorme como es la imaginación de los temerosos correligionarios de la casta religiosa. Los miedos, tan presentes en la filantropía evangélica actual, parecieran estar proporcionando a la cristiandad, todo tipo de conjeturas que no están relacionadas precisamente con la verdad proclamada por los profetas verdaderos de Dios, y por el propio Señor Jesucristo que siempre vivió al límite de la vida, ello no ha sido tratado por nadie, pero de vez en cuando, algunos paradigmas eclesiásticos lanzan algunas pigmentaciones de esta verdad para no olvidar ellos mismos que todo esto se trata simplemente de la verdad, del amor, pero no del amor sensual en el que están enredados en cuerpo y alma en esta sublime experiencia del Gozo, sino del amor por la verdad, y no por la verdad dicha con amor, como algunos proclaman, verdad simplemente, amor por la verdad, aunque duela.

Quienes vivimos en esta siempre limítrofe perspectiva de la vida, nos damos cuenta de que las cosas son alteradas, como los productos híbridos, como cuando en una pipeta de laboratorio se mezclan varios elementos para producir algo que se parezca a lo que ya existe milagrosamente en la realidad, así nos movemos en este mundo, con angustiosas certezas de lo que pensamos o creemos, nos vemos indigentes frente al porvenir, nos creemos ya absolutamente sobrepasados por una realidad informe y constante que no permite al ciudadano común, creer simplemente en Dios, sino que ahora para creer en Él, tenemos que aceptar una larga y siempre tediosa encuesta de muchas interrogantes y respuestas que no siempre lograron hacer mejor cristiano a nadie. Cursos para conocer a Dios, cursos para amar a las esposas, cursos para amar a los hijos, cursos para alcanzar sabiduría,
toda una interminable y predecible jornada de absurdos impedimentos que no sólo no colaboran a comprender mejor quién es Dios, sino que además, obligan a los seres humanos a convertirse en verdaderos sicólogos de ellos mismos y de sus hermanos. El campo del alma entonces, deja de tener la importancia que tenía al principio, cuando, desde esa pequeña comunidad de disidentes llamados “los del camino”, el verdadero Espíritu Santo no sólo hablaba, sino que sanaba y claramente las personas iban añadiéndose a una nueva cultura del amor. Pero ello ya no está, desapareció por completo, ya no queda absolutamente nada de aquello, salvo lo que nos dice La Escritura. Deberemos entonces conformarnos con leer, con repensar la realidad, con creer que en algún momento de nuestras lacónicas vidas, los suburbios en los cuales se desenvuelven nuestras creencias, será el ambiente propicio para que una nueva cultura del amor florezca desde las cenizas mismas, no como un avivamiento mundano y letal que nos ofrece la pagana realidad de la fe actual, sino como una potente y desgarradora convicción de no haberse dejado embaucar por los artificios de las prostitutas espirituales que hoy día nos incitan a corrompernos y a dejar de lado la herencia que costó miles y millones de vidas en todo el correr de la historia, sólo ello será capaz de devolverle el alma verdadera a la cristiandad actual, nada más, ni los viajes que a diario emprenden los expositores bíblicos por todo este angustioso mundo, ni las librerías cristianas que abundan por todos lados en la realidad actual, ni los grandes espectáculos ofrecidos por los mega ministerios que han ofertado comercialmente un cristianismo fácil y de rápida digestión, sólo el peso y la convicción de un alma incorruptible podrá devolverle al verdadero cristianismo su fuerza inicial, todo lo demás deberá fundirse junto a las empobrecidas doctrinas de la Prosperidad y del Gozo en una gran hoguera que representará con toda su crudeza, ese terrible y angustiante momento que vivió el profeta Elías cuando debió confrontar a los seguidores y falsos profetas de Baal.

Si la cristiandad de hoy pretende estar en pie para cuando aparezca el Rey y Soberano Señor de señores, deberá hacer algo más que cantar alabanzas o dar gritos de júbilo, ello no será suficiente para un Dios que en las propias Escrituras se nos presenta inconformista y siempre exigente en cuanto a la fidelidad pura que demos a su Santo Evangelio. Pero está claro, todos quienes colaboran hoy en la edificación de una realidad que ha dejado prácticamente sin Palabra de Dios a los propios cristianos, y que además, nutre el alma de ellos con falsas posibilidades de una redención que parte y termina en el exterior del ser humano, sin afectar en lo más mínimo su condición interna, evitarán por completo a los disidentes, no querrán ver ni oír por nada del mundo a quién ofrezca a la cristiandad algún tipo de contradicción a sus

pragmáticas fórmulas de vidas alegres y Light, no señor, ellos oficiarán de fiscales cuando la realidad espiritual, organizada como la mismísima Inquisición Católica, castigue severamente a quienes se han atrevido a confrontar sus métodos de vida burguesa en medio del dolor provocado por las cofradías económicas del mundo, lideradas por la Babilonia moderna norteamericana, a la cual los cristianos protestantes del mundo entero veneran, como si se tratara de dioses, como si al imitar sus formas de vida estuviésemos con ello dando mil veces en el blanco.

El alma entonces no tendrá salida, deberemos ofrecer la vida si es necesario para defender nuestras convicciones, no habrá en ese momento calles de oro ni mar de cristal, ningún texto será suficiente, la sangre de los mártires ha de clamar y resonar por lo que queda de la historia en los mismos oídos de los que no se atrevieron a decir lo que tenían que decir, en las mismas y pérfidas conciencias de quienes se atreven a amenazar a quienes no hemos aceptado el soborno de sentirnos bendecidos a cambio de un silencio atroz y demencial que sólo pueden propagar quienes ya no tiene nada que decir ni nada que comunicar en relación al tema de La Venida de Cristo a este mundo.

En ese crucial momento, cuando Cristo retorne a este mundo, los ojos inundados de lágrimas entonces no tendrán importancia, el valor de nuestra alma ha sido desdeñado por los autores del engaño, nada podrá evitar lo irremediable, el cristianismo falso y pagano deberá sobrevivir en medio de una realidad sin la colaboración ni asistencia del Espíritu Santo, Él, simplemente no estará, se habrá retirado. Desearán como nunca antes en la vida el aroma siquiera de un alma comprometida con la verdad, el cartuchismo con el cual se han construido en el hoy, y por el cual han ofrecido todo tipo de resistencia, de nada servirá, la verdad proclamada desde la disidencia, la que ellos rechazaron sistemáticamente, se convertirá en un argumento poderoso para que el período de La Gran Tribulación, sirva como elemento purificador de una realidad mediocre e hipócrita que fomentaron las meretrices des sistema religioso corrupto.

Por lo tanto, navegar en medio de la densa oscuridad portando solamente un manojo de fuertes convicciones, tal vez no sea tan malo en este mundo, aunque en una realidad como la nuestra, puede que parezca hasta ridículo para quienes no tienen nada que perder ni nada que ganar si descubren y llegan a manifestar el valor de la verdad en lo que dicen estar haciendo para el Señor. Así, el alma humana deambula, a veces como sonámbulo, otras como


peregrino, pero nunca, la de aquellos que dicen estar poseídos de la verdad y sólo se alimentan de fábulas y mediocridad espiritual, han dejado algo que siquiera podamos recordar, ahora que el tiempo apremia, ahora que las horas son rápidos segundos. Es probable entonces que lo dicho por el propio Señor Jesucristo hace dos mil años atrás, sea tan certero como la luz de la mañana, hoy mismo se los repito:

“Los publicanos y las prostitutas van delante de vosotros al reino de Dios.
S. Mateo 21: 31

Pero también, dedicado a los cartuchos que se escandalizan porque digo mierda y caca a lo que es mierda y caca:

“Porque vino Juan el Bautista, que ni comía pan ni bebía vino, y decís: Demonio tiene.
Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: Este es un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.”
S. Lucas 7 : 33 - 34



Amén.

Friday, September 05, 2008

¿Qué tiene de valioso el cristianismo actual entonces?
















¿Qué es lo que se valora entonces en el cristianismo actual? ¿Lo creativo? ¿Lo nuevo? ¿Lo decente? ¿Lo clásico? ¿Lo valórico? Nada de eso es importante para los impostores que se nutren de la falsedad, de lo mágico, de lo sensual y plácido que puede resultar el cóctel de mediocridad venido del Norte. Hay todo tipo de ofrecimientos para envolver y confundir las mentes incapacitadas para advertir el dolor, la miseria es total. Nunca se habló tanto de dinero en el campo de la fe, nunca fue tan importante las ofrendas, los diézmos y los aportes, los aniquiladores de conciencias lo saben muy bien, no admiten ignorar absolutamente nada, son capaces de hacer descender oro del cielo con tal que las almas no claudiquen por nada del mundo, ellos a fin de año necesitan cambiar su automóvil, es que un hijo del Rey no puede vivir una vida austera, sería proclamado como un símbolo de pobreza, algo que según los misioneros y catedráticos gringos, el Dios del cielo no puede tolerar en hombres escogidos para seguir y afrontar los peligros propios de un Llamamiento como este.


¡Son demasiado predecibles, demasiada materia como para creerles, demasiada fantasía como para seguirles! A pesar de aquello, es lógico que siempre habrá quienes van a estar dispuestos a todo por seguirles, por comprarles la pomada que no necesita de tanta proclamación ni esfuerzo como la verdadera exposición del Evangelio de la Gracia de Dios. A estos seguidores de agoreros entonces, los detesto, no los pesco, ninguna línea de mis nuevas y antiguas canciones, ningún espacio por pequeño que sea en mis poesías, está disponible para ofrecerle a estos ensombrecidos pero engominados hombrecitos de Dios, una miserable palabra, que se jodan, con sus miserables cantos, con sus empobrecidas visiones de plástico, por la insensatez para admitir que han estado bailando al ritmo de hombres que aún no saben de verdad lo que es el soplo del Omnipotente Dios.


Pero voy a hacer un acto caritativo en esta oportunidad con todos ellos, voy a contarles en unas pocas líneas nada más, el cómo Dios me inspiró a escribir uno de mis libros. ¡Sí, libros, dije libros! Hubo un momento en mi vida en que tuve una visión, porque para escribir temas relacionados con Dios, no sólo la creatividad hace falta sino que además, la inspiración divina. Pues bien, en aquella visión pude ver una ciudad cercada de muros, muros que contenían miles y millones de litros de agua, aquella ciudad estaba destinada a sucumbir, por sus pecados, por el pecado de no oír y atender el mensaje de Dios, tal como en los días de los profetas, del mismo modo como Nínive, como la misma Jerusalém, en fin, de un momento a otro, la ciudad colapsaba y el agua se filtraba por todas partes, dejando una estela de muerte y destrucción imposible de descifrar. En ese momento una voz me habló y me fortaleció, porque lo que veía era demasiado doloroso, pregunté de qué ciudad se trataba y la voz me decía que era New Orleans, sí señores, la misma que hoy día se encuentra en peligro, si no es por este nuevo Huracán, será por los que vendrán, Katrina no fue todo lo que deberán resistir hasta que Dios haya cumplido su Propósito, sin embargo, la suerte de ella ya está echada, el Dios del cielo lo ha determinado de este modo y nada cambiará, a menos que su gente se decida a cambiar.


Entonces, cuando ya había comenzado mi libro, decidí contextualizarlo dentro del ambiente profético propio de naciones con Llamamientos tan o más enormes que las Torres Gemelas, ¿y saben ustedes cuál fue la primera ciudad que Dios me inspiró a contextualizar dentro de ese espectro? Sí pues, New Orleans. ¿Qué coincidencia no? Si fuera ciego a lo mejor, si fuera seguidor de Marcos Witt tal vez, pero no, aunque les duela a mis detractores, que tengo por miles, es a mi y no a ellos a quienes Dios reveló esta profecía, me gozo por ello, porque si bien estoy lleno de dolores y malestar por mi enfermedad, mi espíritu se encuentra intacto, preparado apara asumir lo que Dios me está pidiendo que haga hoy por Él. Es que nunca se van a cansar, nunca van a admitir algún fracaso, a ellos la Palabra de Dios les llama, “Montes altos”, soberbia, orgullo, y una infinita cantidad de sinónimos más, sinónimos de los cuales está pero llenita La Palabra de Dios, la cual han decidido ignorar voluntariamente. Y si ellos son los elegidos, ¿por qué Dios no le reveló esto y otras cosas más al mismo Witt que vive adulándolo diariamente, y yo, que soy una yaga podrida en esta escoria de cuerpo que aún se atreven a llamar “El Cuerpo de Cristo”, a pesar de lo podrido que está, me revela tal realidad, y más encima me inspira para dejarlo escrito a modo de que nadie dude de la autenticidad de lo que estoy diciendo? Del mismo modo, ególatras, abductores de conciencias, Dios me reveló hasta el modo en que la Torres Gemelas iban a caer, nuevamente, ¿y por qué no a Benny Him, por qué no a Billy Graham, por qué no a Poul Wilbur, por qué no a toda esa casta de benditos elegidos de la caca de la Prosperidad? ¿Por qué nuevamente a un desconocido cantante de poca monta como yo, que escribo y distribuyo mi trabajo en fotocopias, que para mantenerme vivo tengo que diariamente diluir en mi estómago más de 10 tabletas diarias, sino más?

No me vengan con esa mierda de que Dios me va a sanar y todo ese cuento, a otro perro con ese hueso, Dios no quiere sanarme y ya, lo que necesito sano son otras cosas, y las tengo sanas, como mi lengua, como mi mente, como mis manos, como mis piernas, como mi garganta, eso es suficiente para un hombre como yo, la verdad que hay en mi corazón no necesita más que esto para manifestarse. Ah, una de las últimas canciones que escribí, que erróneamente los hermanos llaman alabanzas al Señor, también la pesqué un día en que al igual que el libro, tuve una visión como Juan allá en Patmos. ¡Hay Dios! Allí estaba nuevamente, antes que ocurriese, antes que todo pasara, una ola inmensa arrastrando con todo, una mar que se elevaba y hacía que todas las cosas fueran pequeñas, ví cuerpos desparramados por todas partes, cadáveres por miles, sombras que se levantaban, cuerpos de niños que no tenían vida, era la gran ola de Tailandia, y nuevamente Dios le confiaba a este pequeña espina incrustada en el cuerpo, una determinación como esta. Es que Dios no está en silencio, Dios tampoco está mudo, no voy a seguir diciendo qué cosas más Dios me ha mostrado, es sólo para aclararles a quienes aún no deciden qué hacer con sus Llamamientos, que el tiempo se acerca, a pasos agigantados, que los políticos del mundo no saben qué hacer con tanta mierda, con tantas desigualdades, con tanta hambruna, con tanto dolor, con tantos dramas sociales, no puede gente que dice haber conocido a Dios vivir con tanta indiferencia, autosatisfaciéndose como cuando eran adolescentes, si no quieren salir del sistema tal como Dios lo exige en su Palabra, no se quejen, como no se puede quejar ninguna nación del mundo en donde el Evangelio de la cruz ha sido predicado y ellos, por simple altanería han ignorado el valor redentivo y profético del mensaje de Cristo.

Me encuentro aquí de nuevo entonces, observando mis contornos, el mar, las montañas, los bosques, los enormes eucaliptos que llenan los espacios, tal vez hoy día no hubo visiones, pero la mejor visión fue el observar que la vida toda nos cita de vez en cuando para dar cuenta de lo que somos y hemos hecho con ella, allí donde estamos, allí donde nos movemos, y para ser sincero, creo que siempre le deberemos, por todo lo que Dios nos da, por todo lo que hace que nuestras convicciones, aún subsistiendo en la periferia, sigan y se mantengan intactas, con la misma fuerza con que los árboles van creciendo, del mismo modo nos seguimos aventurando en esta especie de experiencia ilimitada y enriquecedora, en todos los aspectos, de todos los modos, sin necesidad de ver o ser asistidos por los antídotos televisivos con que cuenta la sociedad para enclaustrarnos en la mediocridad en la cual viven muchos cristianos incluso, pensando que así se encuentran a salvo, que cuando llegue la tormenta estarán protegidos por esa cadena de porquería con que la imagen televisa, logra embaucar la conciencia de los predecibles seguidores de fantasías espirituales.

¿Qué ha privilegiado el cristianismo actual entonces, la profecía, La Palabra de Dios, la revelación, el entendimiento, el discernimiento? Nombren una sola profecía que haya salido de la boca de uno de estos cantantes de moda que se haya cumplido, y les creo, pero como eso no ha ocurrido ni va a ocurrir tampoco, seguiré esforzándome para continuar en mis escritos, en los textos de mis canciones, en lo que viene. Ello me ofrece un panorama cercano a Dios, muy cercano a sus designios, como las visones que no se agotan, que no se llenan de polvo como los instrumentos que yacen semanas enteras dentro de los templos, enmudecidos por causa de la flojera, de la incapacidad para saber qué hacer con lo que Dios nos ha dado. Nosotros en cambio, los que vivimos desterrados, lejos del ambiente en donde la Palabra perdió su propósito, anhelamos el día para vivirlo, esperamos la noche para reconstruirnos, para descifrar con esos dones que Dios nos entregó el enigma, y amontonar sobre nuestras propias corazones, un montón de palabras que aún no se encuentran vencidas ni mucho menos olvidadas, para luego, en la amanecida volver a dar a luz, un poema tal vez, una plegaria quizás, algo que nos haga pensar, una vez más, que no estamos aquí solamente para repetir las vidas que otros ya en el pasado vivieron, sino para vivir la experiencia que Cristo desea vivamos hoy, sin miedo a perder lo que tanto a veces nos gusta tener.