Tuesday, March 23, 2010

La Ética del olvido en plena práctica.
















Debe ser algo muy bello habitar un lugar en donde el viento ni la lluvia golpean tu morada en invierno, donde no te llueves, un lugar en donde la enfermedad simplemente no existe, y por lo tanto, no existe la muerte ni el temor a ella, un lugar de paz, un lugar en donde se puede hacer vida espiritual sin tener que lidiar con toda la mugre que nos asedia y nos rodea día y noche, sin tener que tomar tu teléfono a las 3 de la madrugada para intentar conectarte al 133 de los Carabineros, solo porque algún estúpido no deja dormir a la vecindad oyendo a todo volumen su infame Reguetón. Existe un lugar así, y ese lugar es el cielo, y obviamente no se encuentra en este planeta ni en ningún otro, es el espacio en donde vive Dios, nuestro Dios. Pero a veces me pregunto, si acaso esta misma condición de vivir en un lugar de esta naturaleza, bajo condiciones de privilegios inalcanzables para un hombre común, ¿no habrá provocado en el alma de Dios un cierto grado de indiferencia con respecto a la humanidad y sus necesidades?


Porque lo último humanamente bendito que hemos recibido aquí en la tierra de parte de Dios, se llama Jesucristo, nuestro Señor, pero eso, hace 2000 años atrás, que es bastante para una vida con tanta limitación como es la vida humana, de allí en adelante, mejor ni hablar, la mentira se apoderó del corazón de los hombres y jamás supimos en dónde quedó la verdadera Iglesia de Cristo, simplemente desapareció de la historia, porque todas las versiones que hemos conocido hasta hora, han sido simplemente invenciones humanas, intentos materialistas por querer darle a una edificación espiritual como es la Iglesia, un carácter material. Pero bueno, no podemos juzgar a aquellos que no teniendo claro, qué o cómo es La Iglesia de Cristo, han logrado unirse y hacerse fuertes frente a La Persona del Señor Jesucristo, y así crecer y seguir con mucha austeridad las enseñanzas del Maestro. Pero existe también de los otros, los leídos, los electos, los simplemente mejores, los invulnerables, aquellos que teniendo claro los conceptos, viven más preocupados del edificio físico y de todo lo concerniente a la construcción material de La Iglesia de Cristo, que de la vida de los creyentes y sus necesidades.

¿Quiénes están mal? − Juzguen ustedes mismos.

Pero con respecto a ese lugar bello y etéreo de la eternidad, pareciera ser que a veces, nuestras plegarias, no logran llegar hasta aquella habitación celestial, y desde allí, precipitar desde el corazón de Dios, algún tipo de respuesta que nos haga comprender que no estamos solos en esta batalla, y que el fundamento espiritual en el cual hemos puesto todas nuestras convicciones, está en práctica y completamente actualizado, y que por lo tanto, no siempre somos nosotros los culpables de que el mundo que nos rodea se encuentre en la condición que está, porque si hay culpables, debieran pagar por ello, porque la justicia existe, no sólo como concepto, pero la verdad, es que nunca pagan, siempre hay una cobertura sobre ellos, siempre están protegidos para que la justicia tanto humana como divina los alcance, allí debemos mordernos el alma porque pareciera que al final, los malos siempre ganan. Yo sé que muchos no quisieran hablar de esto o escuchar hablar a alguien decir estas cosas, menos si se trata de alguien como yo, embebido de convicciones espirituales y con un Ministerio a cuestas. No obstante, la reflexión es necesaria, a pesar de los fariseos que de seguro esperan este tipo de comentarios para soliviantar el ánimo de los creyentes, y así, incitar a quienes no tienen carácter ni postura frente a las cosas de Dios, el respectivo y siempre poco convincente, “apedreamiento”. Y digo todo esto, porque suele suceder que quienes hoy día dictan cátedra de fe en el mundo evangélico y del otro, son aquellos que no padecen enfermedades crueles o crónicas, me atrevo a decir que generalmente, se trata de simples ejecutivos de la fe organizada, que por transmitir ciertos esquemas pragmáticos de la fe babilónica, reciben suculentas bolsas de dinero, a manera de Judas, porque son capaces de vender hasta sus propios hermanos con tal de comer la mejor parte del animal, por ello mismo no hablan de la paciencia con que te debes armar en las madrugadas cuando tienes que ir en busca de un número para que te atiendan en el servicio público de salud, eso es menor para ellos, no tiene importancia, además, no lo viven, así que de ningún modo podrían poner en una exhortación, una reflexión de este tipo. Tampoco se interesan en los sueldos y en el costo de tener que educar a tus hijos en condiciones infrahumanas. Para nada, ellos viajan, comen bien, duermen bien, como el charlatán de Lucas Márquez, que le dió por dar cátedra desde cualquier parte del mundo para que entendamos que él, y sólo él, recibe la bendición de Dios.


Pues bien, como esta clase de meretrices y mariquitas del sistema no tienen ningún tema trascendente que transmitir, alguien debe intentar poner el cascabel al gato, aunque el tal, quede mucho más machucado que antes. Decía entonces, que esta clase de “mojones”, jamás están en conflicto con Dios, la vida o el sistema, como viven regalados sin trabajar un día a nadie, gracias a las rentas que los propios cristianos vendidos les cancelan, urgen en sus predicas a sus seguidores al gran tema de este tiempo, al tema del DINERO, EL VIL BILLETE, por el cual, decía el Apóstol Pablo, muchos ya se perdieron, por la codicia y el amor a él, pero sus palabras no han sido tomadas en cuenta, quiera Dios que él se halle descansando y no tenga conciencia de esta lacra, que Dios lo guarde, porque si existe algo que pueda definir o caracterizar a los “santos hombres de Dios de este tiempo”, es el amor al dinero, un mal que hoy día corroe el alma tanto de buenos como malos cristianos, y que al final, no los deja descubrir el verdadero propósito del Llamamiento del cual están siendo objeto por parte de Dios, porque hasta la hormiga más pequeña que hay en todo este formidable pero inteligible universo, entiende para qué o por qué existe, sin embargo, todos quienes nutren su alma de estas y otras pestes de este siglo, no alcanzan ni a tientas a comprender el gran Propósito de Dios, por ello leen lo que leen, oyen lo que oyen, siguen a quienes siguen, porque sin un “líder”, como ellos les llaman, no son capaces de ver por sí mismo las grandes verdades que el Evangelio del Señor Jesucristo trajo a la humanidad, ellos mismos no se dan cuanta que están siendo alimento para que este mundo se vuelva cada día más miserable, con su ignorancia, con su permicibidad, con aleación y actitud silenciosa frente a las injusticias que a diario comete y se nutre este podrido sistema. Es claro que en sus Centros Cristianos o matrices espirituales, jamás analizaron las razones que tuvo finalmente Dios para permitir la división del reino de Israel y su final destrucción, eso está más que claro, porque en el reino de los ciegos el tuerto es rey, así que ni siquiera hay inquietudes, ni siquiera una reflexión, porque si el gran tema de la Prosperidad material es el centro hoy día del cristianismo, y que para ello, hubo que dejar atrás el gran tema de La Justicia social, tema sin el cual, el Antiguo Testamento, lice y llanamente no existiría o no tendría sentido, estamos entonces completamente perdidos, y ni a tientas llegamos.


Pero ese es el caso de ellos, no es el mío ni de quienes tienen la película clara, tampoco vamos a escupir al cielo y pensar que tenemos toda la razón, si apenas entendemos algo, pero son los profetas que hoy día se hallan ilustrando al mundo evangélico los responsables de dar a conocer esta clase de temas, no otros sino, ellos mismos, hombres incapaces de confrontar sus dudas y sus miedos, hombres incapaces de llevar un reflexión frente al pueblo de Dios que haga cambiar los corazones y volverse a una plegaria que convoque las verdaderas necesidades de las personas que sufren y tienen enormes cargas que llevar diariamente. Pero no están interesados en ello, el tema es medio peludo como para comprometer “la carrera” en semejante estupidez, además, el Antiguo Testamento no debe tomarse tan en serio, sino, La Gracia, las bendiciones, la alabanza, porque a Dios hay que alabarle, en ello se centra todo, no hay rastros ni vestigios del dolor que ocasionamos al prójimo con nuestra indiferencia, no hay siquiera, un solo y miserable elemento de queja por la lentitud de nuestros procesos y por la tardanza de la respuesta divina a las necesidades que nos urgen, y que si Dios no responde, los pocos fieles con entendimiento que van quedando aquí abajo, terminarán por desertar, y no por falta de comprensión hacia lo que Dios nos pide, sino, porque los encargados de llevar a Dios las necesidades de los creyentes verdaderos, simplemente se hayan de vacaciones en las Islas caribeñas de La Prosperidad y de La Indiferencia.

El alcance profético entonces, ha sido alevosamente pasado por alto por quienes hoy se hallan disfrutando de la bonanza material que les brinda La Prosperidad, el siglo en cuestión, se plantea doloroso, la fuerza de la naturaleza ha despertado con una violencia formidable, mientras tanto, la vida mediocre de un cristianismo lleno de placer y absorto en porquerías, y en donde además, las necesidades nuestras no son tomadas en cuenta por los tecnócratas, inoculando a la realidad toda de la fe evangélica contra cualquier germen de reflexión que surja desde las realidades que ofrece el panorama espiritual, parecen estar claramente sentenciando a nuestras realidades, pareciera ser que lo inexorable, de un momento a otro, se hará realidad.

Friday, March 12, 2010

Un Reino de miserias alternativas.






















Es más que seguro que la vida de muchas personas después de este gran terremoto que nos ha acontecido, siga siendo la misma, de hecho, cuando uno camina por las calles, cuando se trepa por los cerros de Valparaíso, la sensación es que, para muchos seres humanos de este planeta, el dolor y la desdicha humana simplemente no afectan en lo más mínimo sus existencias, es una constante, siempre lo ha sido, no hemos sabido que por esta situación el Casino de Viña deje de funcionar, para nada, la gente de esa realidad sigue apostando y jugándose la vida en una ruleta, mientras, muchos de nuestros compatriotas aún siguen con estremecedoras vigilias, los tristes acontecimientos.

Los últimos movimientos de tierra en nuestro país en cambio, dan cuenta de una situación que al parecer, seguirá por mucho tiempo removiéndonos y manteniéndonos en vela, no podremos entonces, volver a una normalidad como la que teníamos antes de todo lo acontecido, eso es algo que deberemos aceptar y asumir, no sólo porque vivimos y desarrollamos todas nuestras actividades sobre un territorio lleno de actividad sísmica, sino porque además, cada día que pasa es una fiel representación de lo que escrituralmente debe estar aconteciendo sobre un planeta en donde, el propósito de Dios, debe y seguirá desarrollándose a pesar de las objeciones e indisposición de un sistema en donde la mayoría de la gente dice creer en Dios.

Pero creer en Dios dentro de un sistema ecuménico de fe, y en donde los propios representantes de dicha fe ayudan a la deificación de un sistema corrupto como el nuestro, no debe representar ningún tipo de obstáculo para aquellos creyentes que no desean tener clara su condición frente a Dios, pero, decir que uno es cristiano cuando la mayoría lo es, o por lo menos tiene una idea de lo que significa serlo, es una bagatela de enorme importancia cuando la realidad profética emerge sin ningún tipo de lazos o vínculos con el sistema, claro, porque la condición del hombre sobre este mundo, va produciendo su propio ecosistema espiritual y valórico, el cual, sin parámetros establecidos sobre fuerte cimientos escriturales, simplemente colapsa, de cualquier manera, en cualquiera de sus condiciones, ello se encuentra muy bien aclarado en varios puntos de la realidad bíblica, desde Noé en adelante, todos y cada uno de los pasajes que dan cuenta de tal realidad nos debieran poner en alerta, siempre, no sólo cuando ocurren las desgracias, no sólo cuando el mar o la tierra ejercen un poder que deseábamos con toda el alma, ignorar, por lo riesgoso que lleva consigo el siquiera pensar en una catástrofe de esta magnitud, por las razones éticas y espirituales que podrían permitir que el corazón de Dios, de un momento a otro, decidiera estancarnos en una situación como la nuestra.

Nuestra realidad, sin embargo, viene siendo una de aquellas que vale la pena analizar, muy en profundidad, y con el debido respeto a las víctimas que dichas tragedias nos ha dejado. Pero no podemos permitir que un simple personaje de televisión entretenida o canal de programaciones mediocres, haga un análisis serio de nuestra condición valórica y espiritual, por nada del mundo, para ello están los verdaderos medios, los que han estudiado o han reflexionado desde mucho antes de esta tragedia en la condición de nuestras sociedades, ellos, con la información con que cuentan, son capaces de abordar la historia en su contexto y traernos un tipo de reflexión ausente en esa clase de programas que financian los grandes capitales que mueven millones y millones de dólares en el mundo entero. La condición humana, por su implicancia en el mismo presente y el futuro que vamos a proyectar después del gran sismo y maremoto, no merece que simples hombrecitos de bello aspecto y mujercitas bañadas en alcohol de aromas perfumados, tomen el tema de la humanidad y saquen a relucir sus propias y económicas cuentas, solo porque el horario así lo amerita, solo porque el rating permite que cada una de esas princesas de la pantalla, emita alguna opinión sin tener que sufrir ninguna contradicción al respecto. El cristianismo, en tal condición, a pesar de que nos ofrece un panorama escritural y espiritual que nos habla con claridad absoluta de la situación que hoy vive la humanidad, y dentro de la cual nuestro país no se encuentra ausente, nuevamente será objeto de manipulaciones, eso esta claro, ocurre cada vez que hay tragedias, cada vez que el tema de las almas trasciende más allá de algún moribundo programa televisivo que da cuenta de la gran tragedia espiritual y moral que vive nuestra propia sociedad chilena, se trata del otro terremoto, el valórico, el espiritual, el que no alcanza a ser medido ni cuantificado por las oficinas sismológicas del mundo entero, ¿para qué? – Dicen. ¡Si siempre ha habido catástrofes en el mundo, y seguirá habiéndolas!


Dentro de esta realidad entonces, se hallan quienes, lamentablemente, tienen a su cargo la conducción de grandes grupos de personas, son los que manipulan el poder a su antojo, aquellos que no piensan ni reflexionan en la condición de la humanidad, por lo tanto, la sociedad en que vivimos, no comienza a quebrajarse ni a perder soporte cuando un gran movimiento de tierra nos despierta a media noche, y el mundo entero, sentado plácidamente bajo la sombra de un árbol, es informado que al otro lado del mundo, la tierra simplemente despertó, con todo su furor, deteniendo las vidas de otros seres humanos que no fueron advertidos de lo que iba a acontecer, la sociedad que hemos construido, hace rato que ya había colapsado, cuando la propia cristiandad dejó de advertir al mundo que las bases en las cuales estábamos edificando esta forma de vida, eran inútiles para soportar el peso de la tragedia que sobrevendría. Porque no podemos esperar que un país lleno de reliquias religiosas, como son los templos católicos y toda su infraestructura de argumentos religiosos sin bases bíblicas, y a lo que sus propios príncipes llaman, el Folclor del pueblo, asuma el liderazgo espiritual dentro de una nación en la cual se haya inmersa otra realidad, con otras bases, con otro Llamamiento, con otro orden espiritual, lamentablemente, el protestantismo chileno aprendió a seguir la compostura del catolicismo ecuménico, su comportamiento dentro de la sociedad chilena, nos habla de un comportamiento que solo atañe a protestantes, algo que no implica contradicciones con el sistema, es decir, o los cristianos protestantes temen a las reprimendas del mundo católico, o simplemente se han quedado sin mensaje, lo que es muy grave, de tremenda importancia valórica y espiritual, porque además, es claro que una religión que nutre el alma de su pueblo con un arsenal de reliquias como el que cuenta la realidad católica, olvida que la fe cristiana tiene sus propias bases en Las escrituras, las cuales, prohíben, tajantemente, no sólo la construcción de imágenes por doquier, sino que además, advierte de su utilización en el ritual, algo que verdaderamente los clérigos y representantes de la curia católica simplemente han obviado, ofreciendo a los creyentes católicos, un muy considerable abanico de posibilidades si es que no existiera la oportunidad de que el interesado en cuestión, no quisiera o no entendiera el principio bíblico al respecto. Para ello existe:

- Santa Teresita
- Padre Hurtado
- San Expedito
- La Virgen del Carmen
- La Virgen de Andacollo
- La Virgen de Lo Vásquez
- La Compañía
- Pelequén
- La Tirana
- Templo Votivo de Maipú

Sólo por nombrar algunos, porque la lista continúa, es interminable, tanto como la imaginación de quienes deliberadamente pretenden ignorar el peso de La Escritura y el de la historia del pueblo de Israel, el cual, por su idolatría y su desconocimiento bíblico, simplemente fue destruido, sea por invasiones, guerras o catástrofes naturales, el caso es que, la propia Palabra de Dios, da cuenta de la envergadura e importancia de la vida valórica y espiritual para una Nación con Llamamiento de Dios, y de su fin cuando los parámetros espirituales son sobrepasados y luego relativizados, sin que la realidad espiritual tome alguna decisiva y valiente actitud frente a tal situación.

El cristianismo protestante entonces, hace tiempo que se haya sumergido en una especie de somnolencia que le deja inmune frente a la realidad, todo se reduce a adoración, horas y horas malgastadas en adoraciones que no hacen mejor a ningún cristiano, tiempo que pudo haberse utilizado en enseñanzas bíblicas, en reflexión, pero ellos no estaban dispuestos, el gozo era mayor, y en eso están, no dejarán por ningún motivo la infancia o la pubertad espiritual en que se encuentran, salirse de allí puede ocasionarles un problema sicológico y espiritual que los dejaría en cero, y tal estado, no es posible para un cristianismo que hace tiempo se enredó en el sistema, adquiriendo todas sus ofertas, utilizando las ofertas del propio sistema anticristiano para demostrar que la bendición de Dios se haya establecida en la materia y no en la vida espiritual. Por lo tanto, las sociedades no decaen ni desaparecen porque pecan nada más, yo creo, por mi experiencia y el poco conocimiento que Dios me ha dado, primero, que Dios está dispuesto a perdonar al hombre en cualquier condición si éste se arrepiente, luego, que la sociedad cae cuando los entes reflexivos dejan de tener la importancia que deben tener, porque si te quitan un espacio ya sea en televisión, en radio o donde sea porque te jugaste la vida en un momento por el Señor, aún quedan las calles, aún queda el vociferar, aunque a los religiosos de turno, siempre seguidores de la moda, te ignoren o pienses que eres un loco.

Pero tal y monumental trabajo, no siempre es asumido por aquellos “elegidos de Dios”, para nada, ellos hacen psicología espiritual, dan cátedras, olvidan predicar el evangelio y el advertir que el pecado trae consecuencias, personales, nacionales, y finalmente, mundiales, ese trabajo se lo dan a aquellos hombrecitos que nadie conoce o que se pasan la vida pensando en cómo juntar un par de pesos para hacer algo por la causa de Cristo, ellos, miran de lejos el éxito de tal o cual predicador, se mezclan con la gente, no son ni siquiera conocidos ni admirados por sus propias familias, las puertas simplemente les son cerradas, para asegurar que el sueño de los cristianos se encuentre a salvo, y que por ningún motivo las visiones de Dios acerca del tiempo que vivimos, ocupen el lugar de las ofrendas y los diezmos que son tan necesarios para seguir expandiendo el llamado “Reino de Dios”, “o reino de las miserias”.


Por lo tanto, yo no sólo espero que los temblores no terminen, sino que se trasladen de una vez para siempre, al campo de la vida valórica y espiritual del chileno común, aunque las muertes continúen, pero no por un ánimo de venganza o porque ignore el dolor que provocan estas tragedias, Dios me conoce, lamentablemente, las muertes son necesarias cuando el bien que se persigue, pretende mejorar la condición valórica de una sociedad, por ello, a Dios no le ha temblado la mano cuando ha tenido que obrar portentos para que los hombres se arrepientan, sean ellos, israelitas, palestinos, norteamericanos, etc., allí está la historia que da cuenta de ello, La torre de Babel, Noé y el arca, Sodoma, Gomorra, Israel, Babilonia, Persia, Roma, El Vesubio, Pompeya, Tailandia, Las torres Gemelas, New Orleáns, México, y todas estas realidades en donde la verdad profética ha sido declarada pero, lamentablemente, ignorada por quienes debieron haber tenido en cuenta que a Dios no es posible evadirlo, en ninguna de sus formas, ni aún con la actitud más religiosa e hipócrita, Dios, el Eterno Dios de los ejércitos celestiales, lee y ve el pensamiento de cada uno de nosotros, y por lo tanto, es digno de amar, y por su puesto, también de temer.

Wednesday, March 10, 2010

La cultura del vacío.

Huellas que dejó la tragedia.

La noche se hizo larga, las sombras lo llenaron absolutamente todo, el sonido de las sirenas precipitándose en las calles parecían interminables, provocándonos una sensación de angustia indescriptible, todo hacía presagiar que la noche no terminaría con la amanecida, que allí nos quedaríamos un buen tiempo, ahogados en un llanto que iría apuñalando nuestras conciencias hasta no poder más.

Las sombras no se disiparon, cada segundo duró una hora, y un solo día nos pareció una eternidad, un tiempo que aún nos mantiene despiertos y en alerta, dominados por un espanto que ninguna letra de canción podría describir, porque las imágenes eran elocuentes, indesmentibles, aunque los órganos oficiales dijeran otra cosa, aunque la amnesia y la inverosimilitud recorriera las mentes siempre dormidas de quienes deberían estar velando para que nuestras vidas se encontraran a salvo. Pero aquello no ocurrió, la realidad nos ha dicho otra cosa, el movimiento de la tierra descompuso y fraccionó nuestras existencias, tal como si fuéramos objetos, tal como si fuéramos tan solo un puñado de cuerpos diseminados sobre la tierra, con una fragilidad casi otoñal, nadie hacía presagiar que la naturaleza golpearía nuevamente nuestra realidad, y aunque se nos caracteriza como un país conocedor de terremotos, la realidad superó esa y otras muchas apreciaciones, la verdad es que nunca estuvimos preparados, nadie nos anticipó absolutamente nada, teniendo un verdadero arsenal tecnológico a nuestro alcance, no fuimos advertidos, estábamos demasiado inmersos en el reguetón de la Quinta, que la noche nos hizo sucumbir, naufragamos en nuestras propias realidades, algunos simplemente sucumbieron frente a la fuerza del mar, nunca fueron hallados, nosotros en cambio, deberemos intentar sobrevivir en medio de una realidad que nos recuerda en cada momento, que no nos pertenecemos a nosotros mismos, que nuestras posesiones no son lo suficientemente fuertes como para poner sobre ellas, el peso de nuestras convicciones, tamaña realidad pertenece al ámbito de Dios, sin duda alguna.

Pero el hereje abyecto, no reconoce aquello, para él, es lo mismo que exista o no Cristo, que exista o no la verdad, fortalecidos por la corriente mediocre del diario vivir, sirve a sus propios propósitos, no ve más allá, carece de visión y de reflexión como para comprender el sentido que tiene una sola vida en este mundo, una sola vida que tal vez, si hubiéramos entendido bien, también habríamos exigido que nuestros custodios no solo se capacitaran para explicarnos lo que todos en el mismo momento que sucedió el gran movimiento, ya habíamos comprendido, sino que además, nos advirtieran del peligro, porque para ello existen, para eso alguien los puso como atalayas, y cuando se les necesito, ellos dormían, plácidamente, a pesar de las advertencias, a pesar del mismísimo Espíritu de Dios que hablaba aquella noche al corazón de cada chileno. Por ello es claro que también nosotros, como personas individuales y colectivas, también somos responsables, por no hacernos oír cuando debemos, por ignorar el llanto y el alarido de otros chilenos que siempre sufren con las decisiones de algunos ineptos que no tienen los escrúpulos necesarios para abdicar cuando la camisa y la corbata te quedan grande, porque en este país, de grandes y profundas mediocridades, hay cosas que simplemente nos importan un carajo, sobre todo cuando llega el verano, cuando soltamos las amarras y nos olvidamos que a pesar de estar de viaje, seguimos perteneciendo a la gran y solidaria membresía de esta humanidad. Lo lamentable de todo, es que en esta trágica decisión que ahora tomamos, muchos nos jugamos la vida, y sobre nuestras espaldas descansa ahora el peso de la responsabilidad, directa o indirectamente, responsabilidad simplemente que tiene forma de traición y de comodidad, de deslealtad, de una ruinosa e insana montaña de millones que han servido para adquirir armamentos que tal vez jamás utilizaremos, ello nos habla de cómo las naciones se autodestruyen, de cómo las grandes naciones del mundo venden, a países que aún no resuelven el problema de la salud ni de la educación, armas, aviones, submarinos con tecnología avanzada cuando, en nuestros propios países, muchos ni siquiera tienen para sustentar el día a día.

Para sobrellevar la indiferencia entonces, La Noche, el reguetón, los programas de farándula, y toda la basura que nos ofrece a diario el propio canal estatal, son utilizados como bandera de lucha, logrando eficazmente persuadir la siempre engorrosa tarea de pensar que todo individuo debiera ejercitar a diario, y así dejar a todo Chile expuesto a una sombría condición que nos habla de un país que se mueve al ritmo tropical, evadiendo el problema valórico, espiritual y moral, porque ya no se trata solo de amor, no señores, somos demasiado frágiles como para abordar los problemas en la verdadera dimensión, en eso probamos nuestras deficiencias, en esto damos a conocer el fruto de nuestro colonialismo, desde jueces de La República, hasta las propias municipalidades, que por altísimos costos nos permiten circular en caminos que eran mejores en los días de la colonia. No somos capaces entonces de exigir lo que nos corresponde, a eso los romanos le llamaban JUSTICIA, la evasión entonces procede desde los propios instrumentos que forman parte del enorme e inútil cuerpo de quienes nos representan en el senado, cámara de diputados y gobierno en general, ellos no iban a perder tiempo en mejorar la calidad de nuestra Justicia, ¿para qué? ¡Pero si a ellos es a quienes hemos elegido con eso que llaman “voto”, y en democracia, para que nos representen, para que la voz del pueblo pueda ser oída!

Nuevamente hemos sido testigos de cómo un aparato estatal, engordado de parásitos, no ha sido capaz de detener a unos energúmenos que no tuvieron en cuenta el dolor de otros hermanos, sólo un par de días después de la tragedia se llegó a comprender la verdadera y única dimensión del desastre, no tuvieron imaginación para darse cuenta que en Chile, cada vez que hay partidos de fútbol, la policía se ve sobrepasada y al final quienes terminan más afectados porque el “Colo o la Chile hayan perdido”, son los comerciantes que viven a la vuelta del estadio. Ellos, al frente de esta verdadera dictadura de la desinformación, nos quieren decir que la armada o quien haya sido, no eran capaces de detener a unos cuantos delincuentes y ponerlos bajo las rejas que es el lugar en donde deberían estar, solo ahora, cuando el dolor de ver a nuestros compatriotas que lo han perdido todo, nos hace meditar en las grandes interrogantes que nos plantea una tragedia de este tipo, y de este modo, finalmente llegan los uniformados, un ejército que en tiempos del 73, en sólo un par de días hizo a parecer dentro de un país que no tenía abastecimiento, la harina y el pan para satisfacer los estómagos de miles de chilenos. Que cuando tuvo que tomar medidas para reprimir a los “comunistas”, no titubeó en hacer desaparecer seres humanos, torturar personas, sistemáticamente, porque así lo han demostrado los juicios que se siguen a esos malditos que mataron a nuestros hermanos, a nuestros hijos y familiares.

El dolor de ver a mis compatriotas no puede menos que reflexionarse, el no hacerlo, nos pondría a la altura de los que pudiendo, no hicieron absolutamente nada para evitar que la tragedia no se llevara todo, por el contrario, todo se agravó, todo ha tomado otros ribetes, porque es necesario que alguna vez en este país, empecemos a decir las cosas como son, que no esperemos que ningún pelafustan bien pagado del extranjero, nos venga a decir como expresar lo que sentimos, menos cuando son vidas de seres humanos, de compatriotas, de niños, de madres, de nuestros propios hermanos, ya las explicaciones de nada sirven, sólo agravan el dolor, ahondan la herida, ahora solo sirve levantarse, no para reconstruir lo que ha caído, sino, para levantar un Chile nuevo, una Patria con olor a lo que nos pertenece, a dejar de lado los tropicalísmos, y ejercer una cultura basada en valores trascendentes, en vidas que tomen de verdad en cuenta, el precio de nuestra ignorancia, por haber puesto en lugares que no corresponde a personas que no eran idóneas, no sólo en la ONEMI, sino que además, en muchos puestos del aparato estatal, porque para dirigir un canal nacional con esa clase de medida cultural e intelectual como la que nos muestra su línea programática, no creo sea necesario ir a la universidad, entonces, quienes ejerzan alguna dignidad especial, deberían pensar en nuestros niños, en nuestra juventud, pareciera ser que el concepto de democracia finalmente se ha convertido en una desgracia, social, cultural, valórica, espiritual. Dios nos ayude entonces, para que el ave fénix que salga de las cenizas, emerja como una gran cultura de valores, más enorme que la muñequita de palo que al final de cuenta, Sra, Michel, nada nos enseñó, parece ser que las muñequitas de trapo allá en las poblaciones, tienen mucho más poder de convicción que esta vacua y superflua cultura del vacío. ¿No cree usted?