Monday, May 07, 2012

Aprendiendo a tratar con el alma.























¿Pero en cuánto de lo que hacemos o pensamos en nuestra vida está presente el Señor? ¿En todo, en una pequeña proporción, en casi todo? Cuando pasamos por tiempos muy bellos junto al Señor, quisiéramos que todos los días, en cada momento estuviéramos conectados con Él, que no hubiese un solo instante de nuestra vida en la que nos faltara esa bella Presencia de Su Amor, pero nuestras vidas se debilitan, somos seres finitos, carecemos de tanto, sobre todo en el área espiritual y afectiva, el ser humano, es incapaz por sí mismo de resolver asuntos tan prioritarios como los que he nombrado, aún así, el Eterno Dios del cielo, nos comunica diariamente al alma su poderosa Palabra, poniendo delante nuestro, una verdadera coraza contra la dura y extenuante fortaleza de un sistema plagado de arrogancia y de soberbia. Somos bombardeados por lo tanto, como hijos de Dios, como almas disidentes y pertenecientes al Reino de la vida, con toda clase de proyectiles venidos desde las mismas trincheras de la oscuridad, en donde, parapetado, aguarda el enemigo del alma su oportunidad para hacernos retroceder o caer si es posible, es allí entonces en donde las convicciones tienen una real importancia, no antes, sino, en ese preciso momento cuando vemos que el peligro, en forma de tentaciones, animadversión, o cualquier manifestación contraria al pensamiento y sentir del corazón de Dios, hacen su aparición, provocándonos estados de suma complejidad, solo y cuando de verdad nos estamos enfrentado a semejante y desproporcionada realidad, porque de desertores, el Evangelio está lleno, al igual que de valientes, de los cuales, La Palabra de Dios nos da cuenta en muchos de sus maravillosos pasajes.

La tenacidad y la disciplina de un hijo de Dios, solo tiene su rédito cuando, luego de una poderosa embestida el enemigo, uno se queda glorificando a Dios desde una sesgada realidad, pequeña tal vez, pero es el lugar propicio en donde la vitoria del Amor Supremo de Dios se ha expresado, ese es el mayor y más importante logro de un cristiano que ama profundamente a Dios, y que por Amor a ese Dios verdadero, está dispuesto a darlo todo, incluso su vida. Es verdad, no siempre tenemos las mismas fuerzas, no siempre podemos generar ese espacio en donde tenemos nuestras certezas tan claras como la luz del día, no obstante, es el Espíritu Santo el que nos ofrece su compañía cuando nos encontramos decaídos, ÉL, como suprema realidad de Dios, nos viene a declarar que no estamos solos, que no carecemos de la sublime compañía del Todopoderoso Dios, ello es lo que yo he aprendido en el transcurrir de mi vida, que no existe momento en nuestras vidas en la que el Señor nos deja expuestos para que el enemigo haga lo que quiera con nosotros. Decaer no es sinónimo de flojera, por nada del mundo, un hijo de Dios decae por muchas razones, son muchas las circunstancias que dan forma a esos estados de tristeza y soledad, el abatimiento del alma se debe en muchas ocasiones, a cosas muy triviales, muy domésticas, el problema es que a veces olvidamos que somos portadores de cosas tan gloriosas como El Evangelio de la verdad, vivimos muchos pasajes de nuestra vida sin comprender que tenemos la responsabilidad, al igual que los sacerdotes del pasado, de llevar sobre nuestras espaldas, el enorme peso de una realidad que en muchos de los casos solo vinimos a comprender cuando ya éramos hombres, algunos más tarde incluso.

Como si fuéramos un Arca portátil, guardamos en nuestros corazones, el enorme significado de la Fe en el Señor Jesucristo, ello no tiene importancia cuando un cristiano lleva una vida trivial, sin embargo, una gran cantidad de buenos hijos de Dios en este mundo, a veces no entienden que sobrellevar semejante realidad, no solo puede aumentar el peso de la responsabilidad, sino que además, añade a nuestras vidas, aparte de todas las cosas que dan y forman parte de ellas, una mayor preocupación que la del ser humano corriente. Allí es probable que se encuentre el origen de nuestras desavenencias con el sistema, o el agotamiento propio de un ser que debe cargar con este tipo de circunstancias, como cuerpo, poco nos hemos preocupado de generar los espacios correctos para tratar este tipo de asuntos, lugares para tratar con el cansancio espiritual prácticamente no existen, damos por hecho de que Dios nos va a sanar o mejorar cuando estamos decaídos o enfermos, no obstante, el alma, albergada en este cuerpo que se adolece, merece un espacio en el que podamos tratar con nuestros honestos problemas, no siempre tenemos claro qué hacer o que rumbo tomar con nuestras vidas, aún conociendo la vida espiritual, aún comprendiendo que nuestras vidas están llenas de sentido y de significado.

Ayer Domingo, fui invitado por un pastor a conocer su casa, debí recorrer varios kilómetros, sin embargo, la sorpresa fue sencillamente arrebatadora cuando pude constatar que su espacio, en el que él desarrolla toda su experiencia de vida y junto a toda su familia, se encuentra en medio de un espacio rodeado de naturaleza, como en las películas, se trata de un proyecto que él ha ido desarrollando con mucho sacrificio, cada tronquito, cada madera está puesta con sentido en esa casa, la bendición es absoluta, más aún si después de conocernos, la chimenea comenzó a dar su calorcito, la tarde se hizo corta, faltaron horas, su generador está malo, por lo tanto, debí alumbrar las letras de mis canciones con una linterna, así pude compartirles todo lo que el Señor me ha dado en este y otros tiempos. La visión de este maravilloso hombre de Dios, es que ese espacio se convierta en un lugar de descanso para aquellos que se hayan heridos, o enfermos del alma, que no son pocos en Cristo, existe un dicho que conocí hace muchos años en la fe, que dice, “el ejército de Cristo, es el único ejército del mundo que no sana a sus soldados”, sin embargo, este pequeño hombre de Dios, ungido de esa vitalidad que solo tienen los gigantes en la fe, se ha armado en este mundo para concretar un proyecto tan bello como ese. Añoro ya pronto estar repuesto totalmente para Su Gloria, estoy seguro que hay mucho que hacer en el campo de la fe, los obreros siempre son necesarios, no podemos pensar que solo el Evangelio dogmático y ejecutivo tiene de verdad importancia, el humo de una chimenea en medio de un bosque, ha sido para mi vida, el lugar más bello para compartir las verdades que Cristo nos enseñó, los cristianos debemos crear lazos profundos, hacernos oír para oír además a los que no tienen las mismas oportunidades que nosotros, yo sé que La Iglesia de Cristo está enferma, no reconocerlo es un síntoma de orgullo poderoso, los cristianos nos enfermamos, decaemos, pero el ungüento de Su Amor, como un maravilloso Bálsamo, es la medicina apropiada para aquellos que queremos ser sanados, tanto del cuerpo como del alma, los que están sanos, seguramente no tienen nada que decir al respecto, pero los que enfermamos, estoy seguro que deseamos que hombres como este hombre de Dios que acabo de conocer, puedan multiplicarse dentro de nuestras frívolas realidades, solo así los verdaderos soldados de Cristo volverán a tomar sus armas para seguir luchando por esta valerosa causa. Dios bendiga a los hombres de Dios que hoy día, con mucho valor y honesto cariño por el Señor, están decididos a dejarlo todo para ir en ayuda de los que enfermamos, Dios quiera que este proyecto que poco a poco ha ido dando su fruto, pueda llegar al corazón de Dios, y desde su bendita Presencia, la bendición material también pueda sobreabundar en esa realidad, de manera que seamos muchos, como yo, los que podamos recibir la Bendita Sanidad a través del corazón de hombres tan generosos como el Pastor Vargas. Al Señor sea la gloria.