Tuesday, November 05, 2013

La carroña de la prosperidad y sus efectos en el cristianismo.



¿Pero cómo debe ser un hijo de Dios en este mundo entonces, cuál debe ser la ética con la cual debe enfrentar las diferentes perversiones con que el actual sistema religioso pretende sobornar su vida? Pues bien, existen muchas formas con que se ha pretendido en este tiempo, suplantar el verdadero espíritu y enseñanza del Evangelio del Señor Jesucristo, por lo tanto, no es fácil si siquiera, proponer el tema si es que uno antes no se ha preparado bien como para recibir, del propio sistema religioso imperante, toda clase de improperios que el diablo en su arrogancia, será capaz de lanzarte si pretendes con tu vida, no solo remover la conciencia propia, sino que además, la de todos aquellos hermanos que podrías afectar con lo que haces, honesta y humildemente para Dios en este mundo. No obstante, la verdad queridos amigos y hermanos, es que nunca fue fácil decir o hacer lo que Dios desea que digamos a la gente, desde luego que no, nunca, al menos dentro de los parámetros bíblicos, ninguno de los que tuvieron ese cometido en la vida, terminaron sus días en perfecto estado y gozando con los privilegios que esta nueva hornada de súper ministros de Dios, ha disfrutado después que según ellos, “experimentaron el servicio a Dios, o a su Santo Evangelio, sin antes haber sumado a sus cuentas personales, una nueva y muy onerosa OFRENDA por su enorme SACRIFICIO”.


Pero vale la pena reflexionar queridos hermanos, desde luego que sí, aunque muchos pretendan ignorar el tipo de daño que se ha hecho a la cristiandad, o al propio mensaje del Señor Jesucristo, con esta nueva forma de definir los postulados de la fe verdadera de Cristo, lo honesto para nosotros entonces, y desde luego trascendental para nuestras vidas, es que no nos quedemos mirando como ellos, habiendo lucrado con esta fe, nos dejen siquiera, sin una voz para expresar el inmenso dolor de un Dios que ve, como esta clase de personas, ha ignorado por completo, no solo el dolor propio de los seres humanos que más sufren en este mundo, sino que además, el del propio Dios que nos mira con misericordia. De manera que, habiendo comprendido el propósito que ha de cumplir El Evangelio de La Cruz en nuestras vidas, y el sentido ético para el cual Dios nos lo dejó, muchos de nosotros, no solo no hemos estado de acuerdo con esta forma de entender la fe del Señor Jesucristo, sino que además, nos hemos comportado hasta este momento, de manera hasta hostil con quienes han lucrado y convertido esta fe Santa, en una forma de comercio que la cristiandad en general, ha aceptado de manera total, y a través de un silencio cómplice que no le permite admitir sus propios errores, permitiendo que los propios Ministros de Dios, no deseen ni siquiera, reflexionar en un tema tan importante para la propia cristiandad. Por ello, la insólita explicación que han dado los promotores de gozo espiritual con respecto a la verdadera intención que los lleva a proceder de esta forma, siempre dentro de un afán consumista y materialista, dos genuinos gérmenes que corroen al mundo en cuestión, solo nos hace pensar que La Palabra de Dios, aún a pesar de los que avalan este tipo de perversión, hoy día mismo se está cumpliendo delante de nosotros, con toda su fiel y siempre audaz crudeza, a vista y paciencia de muchos Ministros de Dios que no ignoran el contenido del mensaje de Su Palabra para este específico momento de la historia, no obstante, ellos afirman que la vida de los patriarcas, la de David, la del mismísimo Rey Salomón, y por supuesto, ciertos pasajes groseramente adulterados de los Evangelios, son un verdadero argumento que explica y justifica además, los requerimientos de una falsificación tan perversa como la que ha pretendido hasta este momento, sustentar la codiciosa propuesta de La Prosperidad.

Sin embargo, y lo que me parece verdaderamente casi surrealista, a mí por lo menos, no sé a ustedes, después de haber leído una y otra vez los pasajes bíblicos en cuestión, me parece que, ni Abraham, ni ninguno de los que ellos han indicado como directos fundadores de esta terrible perversión, tuvieron en sus vidas siquiera la intención de parte de Dios, de ejemplificarnos o detallarnos, como consecuencia directa de la obediencia a los preceptos Suyos, el bienestar económico, es decir, en el contexto actual de los mercaderes de la fe, el uso indiscriminado del crédito, el abandono al verdadero servicio de Dios para cumplir con los compromisos sociales que dicha condición te impone, además, la indiferencia de los cristianos a los problemas reales de la gente, incluso dentro de las mismas comunidades cristianas, lo que constituye una falta ética enorme a los dictados de Dios, el dolor humano en todas sus fases, y un sin número de otras situaciones más que a este tipo de cristianos, poco o nada les importa, y lo que es más trágico, la ridiculización de todas aquellas personas que en forma valiente y sincera, han optado por llevar, contrariamente a ellos y a este podrido sistema demoniaco, vidas completamente austeras, y dentro de lo que se pueda, un forma honesta de vida que permita, al ser humano que hay dentro del que se supone cristiano, congeniar su profunda y valiosa espiritualidad, con la realidad y las necesidades de las personas de carne y hueso. (…El que niega que Cristo vino en CARNE, no en PURO ESPÍRITU…) Si la explicación que dan los autores de esta ya, aceptada realidad espiritual y material, mucho más dolorosa y dañina que cualquier otro tipo o forma de maldad vista nunca antes por La Iglesia de Cristo, se encuentra sustentada en las páginas del Libro Santo como dicen ellos, entonces, la vida de los primeros cristianos y la de los Santos Apóstoles del Señor, tendría que ser totalmente extirpada de las páginas de este maravilloso libro, para dar a conocer a los hermanos y al mundo en general a cambio, que la opulencia material, los fundamentos economicistas de esta sociedad, implantados ahora como norma de vida dentro de la genética misma del cristianismo pusilánime, el egoísmo, el individualismo, el hedonismo, el orgullo de los cristianos, son una entera realidad respaldada por el propio Señor Jesucristo, y además, que la vida y enseñanzas del Señor, deberían ser prácticamente olvidadas por la cristiandad, para, desde este mismo momento, comenzar a ponernos al día con lo que debemos creer de Su Palabra y tratar, por todos los medios posibles, de imitar la vida de estos grandes y perversos energúmenos del materialismo, con tal de que el ejemplo bíblico y apostólico, quede absoluta y totalmente relegado de nuestras vidas.

Es claro por lo tanto, que hoy día los Ministerios, o mejor dicho, los Ministros de Dios, prefieren, en su indiferencia a los preceptos y demandas de Dios, dedicar gran parte de su tiempo a pregonar, El Evangelio que ellos entienden como del Señor, detrás de un escritorio, o bien recostados encima de las grandes bendiciones que este sistema les ha ofrecido por causa de su hipocresía, “hay uno que da charlas en un canal cristiano de nuestra región, mientras conduce su automóvil”, cosa que no se debe hacer porque infringe los reglamentos del tránsito. El caso es que La Palabra de Dios, única fuente para adquirir comprensión acerca de estas profundas realidades espirituales, intocables para los ministros actuales, y como consecuencia, para los cristianos dependientes de estos movimientos, nos muestra en todo su esplendor, el enorme costo que debieron pagar muchos siervos del Señor, cuando, inspirados por el Espíritu Santo de Dios, debieron renunciar incluso, a la alegría y al calor de una realidad familiar por causa del Llamamiento del que estaban siendo objeto, de ellos, tenemos claros y poderoso ejemplos como, el caso del Profeta Isaías, el cual, para detener el maravilloso y extraordinario ministerio que El Señor le dio, fue necesario que el diablo terminara incluso con su valiosa existencia. Pero este es solo uno, un solo pero gran ejemplo de la condición en que un siervo del Señor de la importancia de este profeta, debió sellar su servicio a Dios, ofrendando Al que le inspiró y llamó con Llamamiento Santo, su propia y valiosa vida.

Pero pensemos en otro ejemplo que nos muestra La Escritura, Esteban, un joven lleno del Espíritu Santo, lleno del testimonio de La Palabra del Señor, en días del recién florecimiento del cristianismo, debió ofrendar también su vida a una edad muy temprana por causa de la verdad de Dios, lo que implica y nos hace pensar de inmediato, que el proceder del diablo a través de todos los largos siglos de historia, tuvo, como idea central, actuar violentamente contra cualquier forma de expresión que produjera al menos, un tipo de reflexión que llevara al hombre común, a interrogarse con respecto a su condición frente a un Dios que no ignora su forma de actuar en este mundo, sin embargo, y a pesar de todo aquello, ninguna de sus técnicas logró aplacar en el tramo de la historia de La Iglesia de Cristo, el grito de libertad proclamado en el Nombre del Señor Jesucristo, por muchos y honestos servidores del propósito del Señor, hasta donde conocemos la historia, ninguno de los verdaderos seguidores de Cristo, vio entrampada su vida terrenal, en un tipo de Evangelio como el que hoy día pretenden, los iluminados de la decadencia espiritual, hacernos creer que es ese, y no el que nos muestra La Santa Escritura, como el Verdadero y Eterno Evangelio de Dios, con el cual, saturado y repleto de carroña, pretenden darnos además, profundas lecciones de cómo debemos servir y amar a un Dios que jamás ha cambiado su forma de actuar para con el ser humano en cuestión, por el contrario, apoyándonos específicamente en el contenido de Su Palabra, Ministros como los ya nombrados a través de casi todo este trabajo, no solo no tienen respaldo Escritural ni espiritual para dictarnos dichas cátedras en nuestras realidades, sino que además, por esta misma razón, y lo que es prioritariamente grave, carecen de valor moral y ético necesario para ejercer ministerios conforme a Su Bendita Palabra, porque aquello, según el concepto y enseñanza bíblica, solo se alcanza cuando un hombre de Dios, genuino, logra sustraerse por completo de todo acopio de posibilidades materialistas que te ofrece este mundo pervertido, para entregar consecuentemente a Dios, un servicio honesto y sincero a Su Perfecta Voluntad, solamente basado en los recursos propios que el Santo Espíritu de Dios es capaz, en Su Misericordia, de proporcionarle mientras dura su difícil peregrinar por esta tierra (en el mundo tendréis aflicciones, pero confiad, YO HE VENCIDO AL MUNDO), otra cosa hermanos, es simplemente un engaño, un artificio humano, una usurpación de la verdad, de la cual, está pero llena, absolutamente llena la realidad de La Iglesia de Cristo en su versión Protestante mundial. Por último, los grandes Apóstoles del Señor y los profetas de Dios en general, nos dejaron para la posteridad, un testimonio invaluable de verdades que aún hoy día nos inspiran, pero estos señores, ¿qué están dejando como testimonio para la posteridad, sus casas, sus automóviles, sus pantallas digitales, sus templos poderosos, su holgura, su seguridad material? ¿Qué nos están dejando? Cualquiera de estas cosas, obviamente no es el fruto que Cristo nos demanda como hijos y siervos del Señor, La Palabra nos enseña que son otras las cosas que Cristo está interesado en que busquemos y tratemos de traer a nuestras vidas. ¿A quién le creemos?

Por lo tanto, nada justifica la actitud materialista y carroñera de los doctores actuales de la Ley de Dios, ya sea en envoltorios tan conmovedores como, “los cantantes o predicadores profesionales en general”, la usurpación de la verdad bíblica del Evangelio de la Gracia de Dios, para transformarla en una realidad puramente lucrativa y consumista por parte de MINISTROS CONOCIDOS DE LA PALABRA, HASTA CANTADA, no respalda ni ofrece algún tipo de alternativa espiritual posible, a todos quienes vemos, en la fe del hijo de Dios, una forma de alcanzar la gran promesa hecha por Jesucristo a sus discípulos, y por ende, a todo el que llegase a creer en Él por causa del testimonio de los que le siguieron y creyeron en Su Santo Evangelio, contrariamente, esta nueva versión de la Fe del Hijo de Dios, abre, a los creyentes abducidos por esta extraordinaria usurpación, una enorme perspectiva para edificar, dentro de los parámetros económico propios de este sistema, una forma de fe que no permite siquiera, al cristiano en cuestión, algún tipo de relación con la Verdad bíblica, ni menos con quienes de verdad profesan o intentan con mucho esfuerzo en este tiempo, responsabilizarse por las demandas hechas por Cristo a Su Iglesia.

Pues bien, uno puede buscar honesta y valientemente, y desde luego, sí va a encontrar en las páginas de la historia, miles de ejemplos como estos, pues, como se ha dicho, “la sangre de los mártires, es la semilla de la Iglesia,” y claro que es así, solo que los tiempos parecen haber cambiado un poco, y hoy, por el sólo hecho de creer en el Señor Jesucristo y en Su Santo Evangelio, nadie te persigue, nadie parece estar colocando obstáculos que van más allá de los anhelos puramente consumistas de los seguidores actuales de Cristo, Dios, al parecer, solo puede ser interpretado de esta forma y dentro únicamente de esta matriz, la cual, no respeta ni el concepto que fue traspasado por los Apóstoles del Señor a todos sus seguidores, ni el espíritu que movió al Señor Jesucristo en todo su peregrinar por este mundo, razón que explica además, el interés de grandes representantes de la cristiandad virtual actual, por defender, a costa de una fe pervertida y corrompida, el puro aspecto de la bendición material por sobre la bendición espiritual y las garantías de la dependencia absoluta a los preceptos y demandas de un Dios que ha prometido, a todos los que creen en Su Nombre, que nada nos ha de faltar en este mundo si creemos y esperamos, totalmente y con corazón sincero, EN SU PERSONA. Esto mismo es lo que ha producido, por lo menos dentro de toda la urbe de estos países que pertenecen a la escuela norteamericana de fe, un tipo de creencia basada más en el poder del materialismo que en el poder de Dios, por lo tanto, ya que los grandes maestros de la predicación actual, y los MINISTROS DE ALABANZA en general, son incapaces de hablar de estos temas, porque les afecta, es necesario plantearnos algunas interrogantes que deberían podernos aclarar, el tipo de fe que estamos llevando, veamos entonces:

¿Habrá cambiado Dios sus métodos?

¿Habrá dejado ya de perseguir el diablo a La Iglesia del Señor?

¿Hemos cambiado nosotros como seguidores de Cristo?

¿Tiene responsabilidad el sistema en el cual estamos viviendo?

¿Qué responsabilidad tienen los Ministros actuales frente a esta circunstancia histórica para el cristianismo?

Uno puede escoger la pregunta y responder de manera hasta personal si quiere, y desde luego, es obvio que existe muchas más interrogantes al respecto, sin embargo, creo que con esto es suficiente. Es obvio que Dios sigue siendo, como dice Su Palabra, el mismo de antes, de ayer y de siempre, y por lo tanto, sus demandas siguen siendo las mismas, nada ha variado en su proceder o CARÁCTER, que explique el relajamiento y el estado actual del cristianismo, el hecho de que hoy día nos encontremos viviendo el tiempo de La Gracia, no implica una adecuación del fundamento bíblico a las pretenciosas resoluciones e interpretaciones humanas que solo buscan liberar, al cristiano actual, de todas las implicaciones que conlleva una forma de fe basada en la experiencia con el creador de todo el universo, por el contrario, el libro de Hebreos, es elocuentemente aclaratorio al respecto, y además, nos aclara que esta nueva realidad espiritual llamada, La Gracia de Dios, se trata de un NUEVO PACTO, y por lo tanto, cuenta en rigor, con una serie de demandas que nos han sido presentadas para que comprendamos que éste, El Pacto de La Gracia, no nos deja inmunes de ninguna manera, a todas y cada una de las demandas y responsabilidades que establece un tipo de ALIANZA como la que nos hallamos viviendo con Dios, siempre fue así, por lo tanto, la cristiandad apóstata, deberá dar, no solo explicaciones por todas las derivaciones o falsas interpretaciones de la Verdad que El Señor nos ha dejado en Su Palabra, sino que además, deberá asumir el costo por todo el daño espiritual, moral, ético, y de cualquier otra naturaleza, solo por haber consentido a que estas perversiones se llevaran a cabo:

Heb 3:1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;

Heb 3:2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.

Heb 3:3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo.

Heb 3:4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios.

Heb 3:5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir;

Heb 3:6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.

También dice:

Heb 8:1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,

Heb 8:2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.

Heb 8:3 Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer.

Heb 8:4 Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;

Heb 8:5 los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.

Heb 8:6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

Heb 8:7 Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo.

Y en otro capítulo:

Heb 9:24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;

Heb 9:25 y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.

Heb 9:26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.

Finalmente:

Heb 12:18 Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad,

Heb 12:19 al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más,

Heb 12:20 porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo;

Heb 12:21 y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando;

Heb 12:22 sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles,

Heb 12:23 a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos,

Heb 12:24 a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

Heb 12:25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos.

¿Qué quiere decir esta palabra entonces? ¿Qué tiene que ver esta verdad bíblica con lo que estamos tratando de decir? Bien, estábamos reflexionando con respecto a ciertas interrogantes nacidas del actual estado de la cristiandad, y por lo tanto, estos textos vienen a confirmar el hecho de que, La Gracia de Dios, por ningún motivo, nos deja exentos, o nos exonera de las demandas y responsabilidades que nos hace El Señor a través de esta nueva forma de tratar con el hombre, la cual, si bien se basa en el Perfecto AMOR del Señor, esto no quiere decir que debemos creer que el Amor de Dios, justifica el hecho de que podamos interpretar o darle el sentido que queramos a la verdad que Su Palabra nos revela, por el contrario, el Espíritu de Dios, nos inspira, a través de casi todo el contenido de Su Palabra, a subordinar, todas las áreas de nuestra vida, a la Voluntad explícita de Dios, es decir, no tenemos ningún tipo de posibilidad que nos permita reinterpretar, el fundamento apostólico, basado solamente en la experiencia con La Gracia de Dios, además, queda totalmente claro, sobretodo en el libro de Los Hechos, que Dios, en Su Eterna y Perfecta Sabiduría, sigue llamando a los hombres para cumplir con un Propósito, es decir, con un plan, Dios no ha llamado a los hombres en su mayoría para poner en duda el fundamento que nos impulsa a seguir creyendo en Su Soberanía, sino, para respaldarlo, para creerlo y ponerlo en práctica, todo lo demás es simplemente CARROÑA.

También es claro que, el libro de Hebreos, como libro inspirado por Dios, intenta declararnos que, el Antiguo Pacto, basado en diferentes realidades y contextos históricos particulares, no fue suficientemente perfecto como para absorber, en la forma en que fue expuesta a los judíos, la demanda total de Dios para con el pecado y la naturaleza del hombre, por lo tanto, este Nuevo Pacto, el de La Gracia, ha sido establecido por Dios, tomando en cuenta mejores y mayores atributos, mejores realidades espirituales que dan vida a todo el profundo y perfecto plan de salvación creado por Dios, el cual, al tratarse de un Pacto, ofrece también, demandas como lo hacía Dios en el Antiguo Pacto, y que por tratarse de demandas hechas dentro de una realidad espiritual como La Gracia de Dios, no exonera, como dije anteriormente, bajo ninguna circunstancia al creyente, de todas las implicancias que conlleva un trato al modo de PACTO para con Dios, es decir, al no existir el libro de Hebreos, ignoraríamos el carácter disciplinario que posee esta Nueva Alianza, pero, como en la realidad existe, gracias a Dios, ni el Sacerdocio ha sido desterrado de la vida humana, ni tampoco las grandes responsabilidades que conlleva el ser creyente de Jesucristo. Estas cosas deberían enseñarlas ellos, sin embargo, La Palabra nada les dice, nada les inspira, solamente bendiciones, a ellos, solo les importan las bendiciones materiales, nada más.

Finalmente, es claro que el diablo, Satanás, ha ido construyendo dentro de la realidad de los propios cristianos, todo tipo de murallas para que la verdad del Evangelio del Señor Jesucristo, no encuentre ningún tipo de oportunidad, desde permitir a los cristianos tener acceso a todo lo que este mundo ofrece, hasta no perseguir a La Iglesia de Cristo por el hecho de sustentar los principios de Dios en este mundo, lo que provoca, dentro del alma del cristianismo, una especie de confusión en lo que respecta a la naturaleza del tipo de oposición que Satanás está ofreciendo al mundo cristiano, ello, porque esta liberalidad con que actúa el cristiano actual, y la mirada materialista con la cual están abordando los principios bíblicos, permite a este mismo enemigo de Dios, pasar totalmente inadvertido de la vista de los cristianos, lo que constituye en un verdadero logro en el campo de la guerra espiritual, a pesar de la interminable y agotadora literatura norteamericana que pretende catequizarnos con respecto a esta lucha, es decir, si antes el diablo le quitaba al hombre, hoy día simplemente le da, todo lo que él desee, con tal de que La Palabra implantada con mucho esfuerzo y sacrificio a veces en el corazón de las personas, termine por perder la efectividad para lo cual le fue instaurada por el Señor dentro de su ser, y para ello, El Enemigo de Dios y de La Iglesia de Cristo Verdadera, sabe que no necesita matar ni perseguir cristianos, pues tiene perfecto conocimiento acerca de qué o cuáles cosas son por las cuales, daríamos incluso, nuestra propia vida por alcanzarlas. Satanás por lo tanto, no solo aprovecha la seducción como arma y pieza de ataque, sino más bien, habiéndola perfeccionado, utiliza ésta y otras herramientas más con el propósito de impedir, finalmente, que el cristiano en cuestión, ceda a los encantos de este sistema que a él, le ha sido por Voluntad de Dios, dirigir y gobernar tan bien como lo hace. Nos guste o no.