LO REAL Y TANGIBLE DE NUESTRA FE.
Ministros de Dios millonarios, miles de cantantes cristianos
dedicados a la fama y a la vanagloria humana, millonarios gastos en
construcciones de “templos”, viajes pastorales, y todo un sin número de otras
actividades más que dan vida a la agenda cotidiana que debe ejercer una
realidad que dice ser cristiana en estos tiempos, son la tónica que precede en
este instante y que sirve como contexto para La Venida o Retorno de Cristo por
segunda vez a este mundo. No se trata de algo que nos pueda sorprender, por el
contrario, pertenece a la más pura realidad en la que desde hace mucho tiempo
atrás, llegó a involucrarse el protestantismo mundial, dando vigencia a ese
aspecto esencial de la profecía bíblica que dice relación con los hechos que
acompañarán El Retorno del Señor a este mundo.
No hay nada que haya quedado atrás, nada que haya sido
omitido, el tiempo ha sido suficientemente útil como para poder obviar algún
elemento que esta realidad, protestantismo mundial, no pudiese considerar en su
magistral puesta escena. Todo el mundo protestante, anheloso de lograr el éxito
a como de lugar, se nos presenta ahora como una enorme compañía comercial que
es capaz de producir música sofisticada, predicadores de tv, cantantes
profesionales, en fin, majaderamente, todo lo que La Palabra de Dios no
considera importante, por lo tanto, es serio considerar en este instante, que
el mismo protestantismo mundial, a pesar de toda su enorme corruptela e
indiferencia, no constituye una realidad monolítica y sin ribetes que nos haga
pensar que no existe las diferencias, muy por el contrario, en todas las
regiones del mundo, incluido el mismo Israel de Los Profetas, Norteamérica de
la Coca Cola y el Beisbol, existe quienes, con conciencias despiertas en Dios,
han sido capaces de desafiarse y enfrentar la oleada de dolor que el propio
cristianismo de las delicias espirituales, ha establecido como norma de vida en
el corazón de miles y millones de seres humanos en el mundo entero.
Estas diferencias entonces no son menores, no deberíamos
verlas por debajo, si estamos a las puertas del Retorno de Cristo, es
importante considerar que en nuestro entorno, colapsado de erráticas leyes que
producen y propagan la vida anti valórica, de policías que a diario se ven
sobrepasados por una delincuencia armada hasta los dientes, aún existe personas
que habiendo creído al mensaje de Cristo, se han propuesto dar la batalla
contra la megalomanía propagada por los creadores de una forma de cristianismo
que no acepta la crítica ni la reflexión pública de la fe que ellos dicen
propagar en bien de la humanidad.
La honestidad, la empatía por los que sufren, toda una
amplia gama de afectos que son movidos para que personas, a veces con grandes
dilemas en sus propias vidas, quieran dar una mano a todos los que padecen, y
que si bien no es valorada por los grandes exponentes de la fe comercial,
quienes amamos la verdad y tenemos claro el propósito para el cual El Señor aún
nos tiene en este mundo, simplemente, agradecemos, porque son esos valores los
que al final nos hacen ser y nos definen en lo que queremos enseñar o proyectar
a un mundo que ve con dificultad lo que debería estar viendo claramente. Con
toda honestidad, todas estas personas que a diario se arman para servir al
prójimo, nos están diciendo que en este mundo, no está todo perdido, que
mientras haya gente dispuesta a dar la batalla por los demás, los grandes
dilemas de la sociedad podrían ser asumidos desde la perspectiva del Amor, pero
no cualquier Amor, sino, del Amor de Dios.
Así que, mientras los grandes maestros de la predicación
mundial acceden a los medios tecnificados que le ofrece este sistema, y junto
con ellos, sus ávidos e incondicionales partidarios atestan aulas
acondicionadas para el uso de la mercadotecnia, las personas de carne y huesos,
los mismos que llenan las calles y avenidas de nuestras ciudades, deambulan en
busca de respuestas que puedan reactivar o dar sentido a esas existencias que
el cristianismo seductor, no quiso considerar, dejando sin salida a tantas y
tantas vidas que en la efectividad del rigor y la crudeza de la cotidianeidad,
no lograron ser alcanzadas por esta forma de fe.
Esto es lo que valida el hecho de que personas comunes y
corrientes dentro del propio sistema, deseen desprenderse y ejercer con toda
autoridad una demanda que a pesar del paso de los siglos, no ha perdido ni la
efectividad ni la importancia para quienes creemos en una fe absolutamente
dirigida a resolver los problemas de las personas. Es lo que indicaba La
Profecía para estos tiempos, es lo que nos hacen ver los escritos del Apóstol
Pablo, incluido El Apóstol Pedro en una de sus cartas, para ellos, iba a ser
este, un tiempo lleno de peligros para el alma, de hombres carroñeros que
darían usos infames a una fe basada en la compasión y la misericordia por el
que sufre, es lo que nos muestra la realidad de hoy, un indestructible piélago
de oscilantes oleajes valóricos que desencadenan tormentas en las vidas de una
sociedad que esperaba otra cosa de un cristianismo que se suponía reticente a
lo voluble, a los caprichos de una fe religiosa que por siglos mintió y dirigió
sin descaro la conciencia de un mundo que no reaccionó sino hasta cuando le
fueron abiertos los ojos para ver.
Enfrentamos hoy lo real, y lo real es lo que nos sucede a
todos, no los costos que deben pagar a diario los seguidores de despertares espirituales
artificiales, en donde la persona humana no es más que un número en la gran
estadística de los encargados de poner en actividad esa comedia, sino, aquella
realidad en donde un trozo de pan con una taza de café viene bien, en donde un
plato de comida servido con ánimo pronto y cariño revivifica la fibra
quebrantada de una raza humana que se extingue, que pregona a gritos toda forma
de amor conocido, pero que no se deja modelar por una clase de Amor que bien nos
podría mejorar no solo como individuos, sino, como sociedad, que ya es bastante
para un mundo que no aprende con sus fuertes experiencias cargadas de dolor y
lágrimas al por mayor, que el mayor reto posible es el mejorar al que habita a
nuestro lado, otra cosa mejor, no creo sea posible.
f. navarro m.
cantautor cristiano chileno