Los socios de la indiferencia.

No sé cuánto tiempo deberemos seguir esperando que Dios tome las riendas de este mundo, es algo tan impredecible, tan poco claro, casi podríamos hablar de un sueño. Muchos ya se han cansado de esperar, ¿quién los puede juzgar?, ¿los creadores de gozo artificial?, ¿los clásicos defensores de cantantes y predicadores que basan toda su moral y su predica en vidas absolutamente predecibles y llenas de hedonismo? Ellos no tienen ni tendrán jamás la última palabra en cuanto al tema de la fe, sin

Yo también hace rato que dejé las alabanzas, no tengo fuertes razones para intentar siquiera congraciarme con un Dios que nos ve desde la distancia, y solo tiene noticias de nosotros cuando alguna catástrofe asola nuestras naciones. Una fe tan mal predicada y puesta en escena de esta forma, solo merece desaparecer, como los comerciantes y vendedores de ilusiones, como aquellos que arreglan el evangelio para que la verdad no resulte tan hiriente como la realidad, así simplemente la religión no tiene objetivo, ¿en qué estamos creyendo o deberemos creer? ¿Quién dice la verdad?
Yo conozco a varios que jamás le trabajaron un día a nadie y que de la noche a la mañana, gracias a esto que llaman el evangelio, se han convertido en empresarios de la fe, ¿quién se atreve a enfrentarlos? ¿Dónde están los profetas para que sepamos que hay voz de Dios? La huella que este evangelio está dejando sobre este mundo, ténganlo por seguro, desaparecerá, nadie recordará sus cátedras ni sus catedrales, sus seminarios, los anillos de oro y toda esa porquería con que intentan adornar la verdad de Dios, dejarán de ser algún día, para bien de los que sufren en este mundo. El alarido entonces de los que sufren está quebrando las fronteras, están gritando justo aquí a nuestro lado, mientras, la cristiandad, disfruta, si no es al ritmo caliente de un caliente como Marco Witt, será con Don Omar, el Rey de la noche, cualquier camino que la cristiandad elija, será el equivocado, por no haber sido humildes con Dios, con sus enviados, por haberse llenado de arrogancia y de falsa espiritualidad, sólo así se granjea una medida que nadie puede ni podrá evitar.

Todo tendrá que cumplirse, el amor, o lo que hoy día llaman amor, jamás fue expuesto del modo en que lo han expuesto los rapaces de la prosperidad, Jesús ni siquiera tuvo un lugar en donde reclinar su cabeza, pero ellos han deformado sus enseñanzas, tienen las agallas para entontecer a los crédulos seguidores de gurúes espirituales, además, como son hijos de la gran Puta, no saben de la existencia de hombres de Dios nacidos en esta Patria, una Patria que un día nos parió, no sé realmente si por equivocación o no sé por qué, pero aquí estamos, ignorados, olvidados, pero vivos, respirando toda la ira que nos mueve a diario para echar a andar nuestras pequeñas
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Los chanchitos engordados deberán irse a los cerritos nomás, de a poco la gloria de Dios ha de manifestarse en los verdaderos hijos de Dios, ellos recibirán en este último tiempo los verdaderos efectos de la lluvia tardía, los demás, los aprovechadores, los impostores, los ladrones, los farsantes, sólo se mojarán, no advertirán la profundidad de una bendición semejante, para ello Dios tiene, al igual que en tiempos de Elías, a 7000 que no han doblado sus rodillas frente a la babilonia que han sembrado en todo el mundo. Créanlo o no, Dios sabe quién y quienes han sufrido por causa de esta verdad, los apitutados no corren, los elitistas y clasistas propios de esta porquería que llaman “cristianismo”, no sabrán de qué se trata, para ello es que nuestra estadía aquí en este mundo que a diario se pudre, tiene el sentido que tiene, todo lo demás es solo eso, la verdadera esperanza está en el corazón del cristiano y no en sus bendiciones materiales.

Pero hoy día dirán que estoy loco, que me he pasado de la raya, ¿y quién pone los límites? Hombres nada más, hombres que han mentido tanto como han podido en la historia, créanme, nunca ví tanta farsa, nunca tanta mentira, nunca tanta mediocridad, si prosigo adelante es solo porque un día tomé la fuerte decisión de resistir, aún los designios de Dios, que a veces me parecen tan injustos, tan equivocados para una mente como la mía, envuelta de miseria, acorralada de trapos que me envuelven y que me hacen pensar en la precariedad de nuestra pobre humanidad, la cual se extingue, la cual se pierde, ante la mirada indiferente y obscena de quienes han logrado embaucar, una y otra vez, la conciencia de un cristianismo que más rápido que lentamente, ha ido perdiendo su verdadera vocación y sentido. ¿Quién es más valiente entonces, el que calla, el que enmudece, el que no se la juega, el
