El ejemplo de un mártir

Fue así como esta semana, gracias a la magia del Cable, logré transportarme a esos tiempos en donde el sólo hecho de querer saber acerca de algo, constituía una herejía, sí, un mercado persa funcionando sólo con la venta de libros usados hubiese sido un gran negocio en aquella época, siempre y cuando la Iglesia Católica lo hubiese permitido, no obstante, aquél programa logró detenerme y hacerme pensar en algo más que mis propios problemas y en mis proyectos personales, es que parece increíble que quienes postularon a costa de sufrimientos y de vergonzosas metodologías de convencimiento, quieran hoy día tapar con ese matíz clásico de santidad, aberraciones como las mostradas por el programa acerca de los archivos de la Inquisición en Europa, en el canal History Channel. 
Yo, que no estoy de acuerdo con esa Babilonia moderna llamada Estados Unidos, debo ser honesto y reconocer que ese día fui tocado, me pareció que el dolor de todos los seres humanos que fueron vejados por esa maquinaria de sufrimiento en el nombre de Cristo, volvía a remover mi conciencia, en especial el caso de un jóven universitario llamado Pomponio, quien, luego de pasar cinco largos años encerrado en una miserable y fría cárcel en Roma, por no aceptar la autoridad moral ni espiritual de la llamada Inquisición, fue, el 22 de Agosto de 1556 asesinado en la Piazza Nabona, con un método elegido por aquellos entes diabólicos, una olla con aceite hirviendo. Pero, en lo que respecta a este jóven en sí, y que en mi opinión tiene tanta importancia para nuestras vidas, es lo que dice relación con lo siguiente: "el día 21 de Agosto de 1556, fue instado en su celda a arrepentirse de su delito, sin embargo, a título del sacerdote que fue a persuadirlo, literalmente afirmó, que el jóven fue más pérfido en su obstinación", aunque el arrepentimeinto le otrogaba igual una muerte segura, pero que Pomponio desechó para sufrir la muerte que le impuso la Inquisición."
Al final, lo que realmente quedó de todo aquello, fue el valor, según los historiadores, el jóven asombró con su valor y hombría para enfrentar su condena, nada lo hizo desistir de sus convicciones, enseñándome que no sólo para vivir se debe tener claridad, sino que también para morir. Allí me quedé un largo rato reflexionando, no pude con mi mediocridad, 






Pero qué clase de bondad de esta?Pero qué clase de espiritualidad hoy día fomentan con sus cantos los interpretes del gozo?De la bestial invasión de cantantes y predicadores tipo hamburguesas, fast food o couch potato, en nuestra clonada espiritualidad nacional, sólo unos pocos son los responsables de este crecimiento cuantitativo, sólo comparable con la obesisdad mórbida, los Srs. Ministros de Dios, que fanfarronean desde un púlpito haciendo alarde de sus aptitudes narcisistas, y el cristianismo erotizado en donde los tiene sumido el mercantilismo actual de la NEW CROSS o la Nueva Diversión espiritual. 


